Deseo Prohibido

Capitulo 9

Ahora mi nombre anda en la boca de los chismosos de la empresa, en cuanto me vieron entrar en ella comenzaron los murmullos y comentarios que ni al caso.

Arian me dijo que hoy viniera le dije que no tenía caso porque solo sería un día que mejor fuera el lunes, pero el decidió que si lo hiciera.

Sin importar las miradas y murmullos camino rápido al ascensor, cuando pensaba que eso acabaría, me equivoque   

— ¿Cuánto tienes en tu cuenta? – pregunta Ximena

— ¿Cómo? – enarque una ceja

— Si que cuanto te paga el señor Relish por acostarte con el – la furia crecía en mi

— No lo necesito porque lo disfruto al igual que él, es fabuloso lástima que tú nunca lo sabrás, te quedaras con las ganas – le di la espalda, reanudando mi camino

Enserio que no entiendo a las mujeres como ella, que denigran a las mismas, en vez de ello nos tendríamos que apoyar y no dejar que nadie nos haga de menos, pero en fin no le puedo hacer nada que ganas no me faltan.

Comienzo a sentir un leve dolor en mi cabeza, los resultados de los estudios que me hicieron estarán hasta mañana.

— ¿Por qué tardaste? – Arian se cruzó de brazos

— Porque me quise tomar mi tiempo – me acerqué junto a el

— Para la próxima camina más rápido

— Mejor corro ¿no? – giro mis ojos

A veces no lo entiendo, hay ocasiones que me trata bien y en otras como esta. La otra vez no tuvo compasión de mi cuando estábamos entrenando, toda su furia la desquito conmigo que me dejo unos cuantos hematomas en mi cuerpo. Me defendí, pero su furia termino ganado.

— Esta noche habrá un evento de beneficencia y tú me acompañaras – ordeno – tienes que ir elegante y vas a recoger mi traje en esta dirección – me tendió un papel

— ¿Ahora?

— Si, lo dejas en el auto

Si que está enojado porque se le olvido un simple detalle ¿cómo carajos me iré? Sigo sin conocer la ciudad, pero mi orgullo es mas así que no le pediré ayuda. Molesta salgo del despacho.

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Definitivamente este no es mi día, estaba perdida con su traje en mis manos. Estas calles jamás las había visto en el mapa de la ciudad que él me dio argumentando que si me mandaba por algo no me fuera a perder, pero ve me aquí.

Por el enojo que tenía no traje conmigo el celular y tampoco al salir de la tienda me fijé por donde caminaba, no había ninguna persona por el rumbo a quien preguntar.

A lo lejos vi un auto acercarse, me puse en medio de la calle levantando los brazos moviéndolos de arriba abajo, si me atropellaban por lo menos ya no estaría perdida y Arian me encontraría en algún hospital, justo cuando pensé que eso sucedería el auto se detuvo.   

— ¡¿Acaso está loca?! – un hombre regordete se bajo

— No, pero estoy perdida ¿la avenida principal está muy lejos?

— Ese no es mi problema – se iba a volver a subir

— ¡No! Espere por favor – lo tome de su brazo – por favor ayúdeme – el señor se me quedo viendo unos segundos

— Bien, súbete

El camino fue corto y silencioso, le di las gracias cuando llegué a mi destino. Veinte minutos después ya estaba en la empresa ¿cuánto tiempo me tarde? No lo sé, pero seguro fue mucho.

— ¿En dónde estabas? – pregunto al instante que puse un pie en su oficina.

— En la calle – me senté en el sillón que había

— ¿Por qué te tardaste?

— Porque había gente

— Solo debías de ir y pedir el traje no tenías que formarte ya estaba pagado

— Si, pero quise esperar mi turno, ante todo el respeto – levanté el dedo índice

— Ya no importa, es tarde, necesito que vayas a alistarte –

— ¿A dónde?

— Para unas cosas eres muy lista para otras no, el taxi te espera – me tendió el celular – se te olvido

— Si, gracias

Sali de ahí enojada, su actitud no me gusta, prefiero que me ignore a que me diga palabras hirientes. Las palabras son un arma doble filo.

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El taxi me dejo enfrente de la privada y gracias a que Arian este loco por la seguridad, la casa está aislada de las demás, por lo tanto, tengo que caminar demasiado para llegar a ella.

Después de treinta minutos corriendo al fin llegue, cansada y sudorosa.

Termino de bañarme y veo el vestido que se encuentra en mi cama ¿cómo llego ahí?, es de color uva con un escote profundo y una abertura en la pierna izquierda.

Según el video, primero tengo que maquillarme y peinarme, sigo los pasos con cuidado, pero pareciera que no porque termino como un payaso.

Ya frustrada de no poder, decido cambiar de video por uno menos complicado y más natural. Esta vez sí lo logro.  

Me miro al espejo una vez terminado, me quedo satisfecha conmigo misma nunca creí llegar hasta este punto, hace algunos años visualicé morir tan joven y no poder hacer venganza de todo lo que me hicieron. Veo el espejo y me aseguro que la marca de mi espalda no se vea.

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Nerviosa es como me encontraba con las lágrimas a punto de salir no sabía lo que esos monstruos me harían por querer ayudar a una compañera.

— Ya has roto demasiadas reglas niña es hora de un castigo, suplica y será menor – no conteste – bien si así lo quieres, ¡llévenla abajo!    

Vendaron mis ojos y me llevaron arrastras, me aventaron como si fuera basura, en el lugar hacia mucho calor pasaron varios minutos hasta que rompieron mi playera y sentí algo muy caliente en mi espalda.

— Esto es para que aprendas a respetar                                 

Y sin ninguna compasión me marcaron cual objeto, grité pues mi piel se quemaba. A la herida le ponían limón para curarla, fue inhumano.

Desde ese día todos los demás fueron maltratos y torturas. Se comenzó a crear mi infierno 

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Recuerdos, recuerdos y más recuerdos, y no bonitos, son lo que inundan mi mente todos los días.




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