Mataderos, Buenos Aires, Argentina
02 de noviembre de 2019
—¡Aléjate de mí! —gritó Camille llorando.
—Trato de ayudarte con lo poco que puedo —dijo él acercándose para agarrar la mano de ella, pero Camille se alejó.
—Ya hiciste suficiente, lo sabías y nunca se te dio por decírmelo, te odio.
Rodrigo agachó la cabeza sin saber qué decir.
Ella se paró solo para verlo.
—Nunca en el resto de tu vida me vuelvas a hablar, Rodrigo.
—Pero fue por tu bien, Cami...
—¿Por mi bien? ¿Sos joda? ¡Al que mataron era mi viejo, pibe!
—Perdón —comentó él con los ojos llorosos—. Posta, perdón, fue mi culpa yo...
—Un simple perdón no me va a traer de vuelta a mi papá. Te metiste con la mafia equivocada, Rodrigo.
—Dejá que te explique todo lo que pasó.
—No quiero que me expliques nada. Vos y tu familia se pueden ir bien a la mierda.
Camille comenzó a caminar hacia su moto. Ni siquiera miró al tal Rodrigo.
—¡No metas a mi familia en esto, flaca, tu papá era un maldito con todos! ¡Se merecía que lo caguen matando!
Camille, sin darle bola, se subió a la moto y se fue dejando la amenaza.