Deseo prohibido

27

Rodrigo agarró confundido lo que su prima le dio. Soltó un suspiro de sus adentros y luego la miró esperando una respuesta.

—Es momento de hacer las cosas bien, Rodriguito, mañana empieza todo.

Salió de la pieza de él y Rodrigo guardó el arma en el cajón de la mesita de luz. Suspiró y se tiró en la cama.

Si mañana empezaba todo, Camille lo iba a odiar.

Mañana la va a pasar a buscar y la va a llevar a un lugar dónde no la pudieran encontrar, él tenía que ser más rápidos que ellos, a ella no la tocarían.

30 de octubre del 2019
Mataderos, Argentina, Buenos Aires

Eran las diez y media cuando Rodrigo se levantó porque escuchó voces abajo; bajó y estaban todos los que trabajaban para el Señor en la sala, ya estaban planeando todo, al menos, eso parecía.

Salió sin hacer ruido y se subió al auto, arrancó para la casa de Emanuel, decidió llamar a Camille, pero ella no le contestaba, así que él ya se estaba asustando hasta que la cuarta llamada que hizo le contestó.

Él soltó un suspiro de sus adentros con la esperanza de calmar sus nervios.

—¿Hola? —Atendió ella con la voz ronca.

—Hola, hermosa, ya estoy yendo a buscarte.

—¿Tan temprano?

—Van a ser casi las once, Camille.

—Para mí, eso es temprano, lindo.

—Como sea, esperame afuera que ya casi llego.

—Bien, pero espera un minuto.

Camille se sentía un poco mal por haber pasado la noche en la casa de Emanuel, ella hubiera querido irse a su casa, pero no pudo hacerlo.

Se levantó de la cama y salió de la pieza, justo cuando cerró la puerta, también salió Emanuel con una cara de muerto.

—Buenos días —le dijo él, sonriendo.

Se notaba que ambos acababan de despertar.

—Buenas —Le devolvió la sonrisa—. ¿Dormiste bien?

Ambos se miraron y soltaron una risita divertida por sus caras de dormidos.

—¿Te ibas sin despedirte de mí?

—Nooo. Pensé que ibas a estar en la sala de estar o la cocina —le respondió ella con seriedad.

Bajaron las escaleras y estaba el papá de él en la sala. Ese hombre se veía mucho más grande que Emanuel, parecía de uno sesenta años o algo como el estilo. Rossi solo estaba mirando la tele muy contento de ser parte del plan del Señor.

—Viejo ¿te acoras de ella?

Rossi la miró sorprendido y luego asintió.

—Emm... Ema, Rodrigo me va a pasar a buscar, lo voy a esperar afuera. Chau. —Se despidió de los dos con un beso en la mejilla.

Ella salió de la casa y se puso a esperar, se sentía cansada por todo lo que había sucedido la noche anterior, pero intentaba mantenerse despierta y con la poca energía que le quedaba en sus adentros. Al rato salió Emanuel, se sentó al lado de ella y se quedaron viendo los dos para la calle con la esperanza de que algo bueno sucediese.

—¿Qué onda vos con Rodrigo?

—¿Por?

—¿Hay algo ahí o estás soltera?

Ella no pudo evitar sonreír ante aquella pregunta.

—Estoy soltera ¿a qué se debe esa pregunta, señor? —curioseó ella.

Él soltó una carcajada y negó más de una vez.

—Es que pensé que había algo entre ustedes, por eso. Me sorprende que no estés con él.

Camille asintió tan solo una vez y cuando estaba a punto de responderle con palabras, se dio cuenta de que a lo lejos venía el auto de Rodrigo, así que se levantó y se despidió por segunda vez de Emanuel.

Se quedó a esperar que él entrara a su casa y ella se subió al auto, saludó con un beso en la mejilla a Rodrigo y él arrancó el auto para irse de ahí.

—¿Para dónde? —investigó Rodrigo.

—Para mí, casa —murmuró ella con una pequeña sonrisa.

—¿Y si desayunamos algo juntos?

—Rodrigo, llévame a mi casa, les dije que iba a ir derecho para allá.

Él suspiró agotado, pero luego respondió:

—Está bien, a tu casa será.

La verdad fue que no tardaron mucho en llegar a la casa de ella, él frenó al frente, ya que no deseaba llamar la atención de nadie.

—¿Querés que me quede con vos?

Ella lo miró confundida.

—No, Rodri, Gracias por traerme. —Le dio un beso en la mejilla y se bajó del auto.

Observó a los dos lados antes de cruzar y cuando lo hizo, entró a su casa y saludó a sus guardaespaldas y luego a su padre. Subió a su pieza, se entró a bañar y salió para buscar qué ponerse, en lo que le llegó un mensaje de Manuel.

Manu
¿Hacés algo hoy?
11:20am

Nop
11:21am

Manu
¿Pinta ir a alguna heladería o plaza?
11:21am

Buenoo, ¿cómo a qué hora?
11:22am

Manu

Tipo cuatro te paso a buscar
11:22am

Dale
11:22am

Ella no tardó mucho en vestirse con una calza negra, un buzo Nike blanco y zapatillas color negro marca Adidas.

Luego se tiró en la cama para hacer un poco de fiaca, ya que extrañaba su cama y su hogar. Ella no quiso, pero se terminó quedando dormida.

A la una y media, se levantó para ir a ver lo que su padre estaba haciendo para alimentarla. Sin embargo, se dio cuenta de que él ya estaba comiendo muy triste y solo, entonces, ella fue a sentarse.

—¿Todo está bien, pa? —cuestionó preocupada.

—Sí, solo que tenía que decirte algo sobre tu mamá —empezó él, pero luego sonrió y negó—. Ella está en Italia, se fue por un tiempo ahí para poder trabajar mejor.

Lo miró extrañada por lo que su padre le estaba contando, pero asintió con una dulce sonrisa, ya que ella pensaba en el bien de su madre, aunque luego recordó lo que le habían dicho por teléfono.

García le quería decir la verdad a su hija, pero pensó que lo mejor era guardarse todo hasta la tumba. Él sabía que, muy pronto, el Señor lo iba a matar, así que prefirió no decir nada y esperar que su hija se salvara de cualquier cosa. Él pensó en hacer un trato para que ella no sufriera nada y lo iba a lograr muy pronto.



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En el texto hay: traicion, mafia, venganza

Editado: 26.05.2022

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