Deseos en vida

Capítulo 1

¿Me estoy hundiendo?... así parece. Desde el momento en que nací tenía esa leve espina en mi corazón de que la vida en general no iba a ser fácil, supe que iba a caer, a llorar, incluso a arrastrarme por conseguir todo aquello que deseara, pero ¡Oh, sorpresa!, nunca supe lo que quería hasta este momento de mi vida en donde por desgracia, ya todo terminó, sin embargo, pude vivir, lo pude intentar, experimenté tantas emociones hasta el punto de hacerme alguien demasiado sentimental, ¡Oh… así que así se ve un cielo borroso desde lo azul y transparente del agua!, con una sonrisa puedo decir que es lo más hermoso que alguna vez vi.

Me pregunto… ¿Qué fue lo primero que pensé aquella vez que pude ver este mismo cielo?, el cielo que lo ve todo el mundo al igual que yo sin importar en qué lugar o situación te encuentres.

Oh si…

Ya lo recuerdo…

–Que hermoso.

–¿Verdad?

La voz de mi madre resonó y mi mirada fue dirigida rápidamente hacia ella observándola con una mirada que irradiaba luz, su sonrisa, era lo más increíble ya que junto a la luz del cielo nocturno, su piel, sus ojos junto con su cabello, parecían tener vida propia, eran deslumbrantes, tanto que comenzaba a creer que a su lado estaba a salvo, sin ella no debería tener miedo, ella me protegería y me guiaría por el camino que debo recorrer. 

–Cuando veas este cielo recuerda siempre, que todos estaremos allí algún día, el amor de aquellos que amas está ahí, pero eso no significa que sea tu hora– Sonríe –Tu tiempo de vivir es aquí, iras creciendo y tendrás que esforzarte mucho, nunca te rindas, aunque la vida te haga ver lo contrario, ve hacia adelante para que cuando llegue tu momento, pueda tu corazón estar en paz contigo mismo.

–No lo entiendo… pero me esforzaré.

–Así se habla– Lo abraza –Te amo mucho hijo mío, algún día, sabrás de lo que hablo.

Aun son borrosas aquellas palabras, pero es el inicio de lo que yo llamaría… el inicio de una aventura que tendría altos y bajos, tal como un camino desnivelado por el cual debes recorrer si no quieres quedarte en el mismo lugar.

Un día llegando de la escuela me encontré a mi madre llorando. Mi luz, mi escudo protector estaba en un mar de lágrimas, ¿Por qué?, ¿Qué significaba esto?, no lo entendía, pero mi corazón se angustiaba, pedía a gritos que deje de llorar y me muestre una vez más esa sonrisa tan deslumbrante que me llena de felicidad, que me transmite seguridad, de que todo va a estar bien.

–¡¡Mamá!! – Dije llorando –No llores… ¡¡Mamá!!

Mi madre tan solo me abrazó, aun con su cara empapada juntó su mejilla con la mía. Se sentía tan confuso, ni siquiera sabía el motivo del por qué ambos estábamos llorando, pero mi frágil corazón solo quería que ella se sintiera mejor, así que la abracé y sin saber aun el motivo de mis lágrimas, continué sintiendo el calor de su piel.

–Te amo hijo mío– Dijo llorando sin parar –Te amo, nunca lo olvides.

Mi padre llegó al momento y con una mirada muy seria nos quedó observando desde la puerta, quería también ir hacia donde él, pero mi madre al retroceder sosteniéndome en sus brazos con aún más fuerza que antes, comprendí que aquel hombre que estaba de pie observándonos, fue quien me quitó esa luz inquebrantable en la que tanto creía.

Y tan solo… sería el principio.

Con el paso de las noches escucharía desde lo oscuro de mi cuarto ligeros gritos, como si alguien se contuviera a gritar, tenia un mal presentimiento de todo, quería salir y ver que era lo que estaba ocurriendo, pero a su vez tenía mucho miedo, no quería saber ni averiguar que es lo que me encontraría al salir de mi habitación, tan solo abracé mi peluche y con el miedo y la incertidumbre me quedé en la cama cubriéndome con las sabanas intentando dormir.

Un día en concreto tuvimos que mudarnos de donde me encontraba hacia la casa de mi abuela por parte de mamá, para mi es como si saliera de aventura, conocer una nueva parte del mundo del cual no tenía conocimiento aún, la casa era muy grande, sentía que me perdía al caminar por las habitaciones, estaba feliz, sin embargo, no podía decir lo mismo de mi querida madre, su mirada era algo así como… destrozada.

Con el paso de los días me fui dando cuenta de algo que quizás no era consciente hasta ese momento, pero la frase, “Nos mudamos de casa”, era literalmente comenzar a vivir en otro lugar, la idea en si no era mala, pero… mi papá, no estaba con nosotros, no lo entendía, ¿Por qué no vino con nosotros?, ¿Por qué solo mi madre vino de aventura conmigo?, ¿Qué pasara con mi papá?, quería saberlo, lo extrañaba muchísimo.

 Un día a las 6 de la mañana mientras mi mamá me cambiaba de ropa para ir a la escuela, fue cuando en mi inocencia y llanto le dije.

–¿Dónde está mi papá?... lo extraño mucho, quiero verlo.

–No podemos.

–¿Por qué?, quiero que venga con nosotros.

–Ya no podemos estar con él… así que se fuerte hijo.

–¡No, no quiero! – Grité llorando –¡Quiero ir a nuestra casa, odio este lugar!, ¡¿Dónde está mi hermana?!, ¡Quiero verla, quiero jugar con ella!

–……– Sus lágrimas comienzan a relucir –Lo siento…

–Te odio.

Fue lo último que le dije antes de ir a la escuela, estaba muy triste, pero aun así no quería que fuese un impedimento para no esforzarme en mis estudios, tan solo continué dándolo todo, aunque el dolor de mi pecho hacía que mi concentración disminuya mucho.

Al regresar esa misma tarde a casa encontré a mi madre empacando las cosas, se me hizo muy raro, pero de alguna manera, me comencé a llenar de emoción.

–¿Volveremos a casa? – Pregunté emocionado.

Quien sabe por qué lo hizo, ¿Por mí?, ¿Por ella?... o quizás realmente tenía deseos de volver, no lo sabía aún, pero con una sonrisa llena de lágrimas me dijo, “Si, hoy volvemos hijo mío”, abrazándome en el proceso, “Ya puedes estar tranquilo… los volverás a ver muy pronto”, fue lo siguiente que escuché acompañado de un abrazo tan fuerte que me cortaba un poco la respiración, estaba feliz, pero a su vez tenía un mal presentimiento, sobre todo al sentir su cuerpo tembloroso, estaba claro que ella no querida volver… estaba seguro que simplemente lo hizo para evitar verme llorar, evitar… que la llegue a odiar, pero obviamente que en ese momento, no era consciente de ello.




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