Deseos en vida

Capítulo 6

Pasaron muchos meses, tantos que cuando me di cuenta ya estaba a nada de entrar a mi tercer año de colegio, sin embargo, ojalá no haber entrado nunca a este año lectivo ya que fue donde todo… empezó a ser una autentica tortura.

Dos días antes de entrar a clases…

No lo había dicho, pero en el trascurso de mi vida colegial aquel señor el cual estaba intentando conquistar a mi madre, al final consiguió hacerse un hueco en la familia quedándose a vivir en nuestra casa durante muchos meses, sin embargo, desde que ha estado él aquí las cosas se pusieron sumamente extrañas y preocupantes, durante varias noches seguidas escuchaba ruidos extraños provenientes de su habitación los cuales eran más fuertes por las noches, algunos los identificaba fáciles como los gemidos… los cuales ya de por si eran un poco incomodo de escuchar, pero otros golpes en seco extraños ya no los identificaba tan fácilmente.

Dos días antes de ir a mi tercer año de colegio… en una noche fría de mayo, mi abuela me despertó de mi pesado sueño gritando sumamente fuerte, me levanté asustado obviamente preguntándome que estaba ocurriendo, dirigí mi mirada hacia ella y estaba haciendo todo lo posible por entrar a la habitación de mi madre, se la veía muy preocupada, no entendía muy bien el motivo, pero cuando le escuché gritar un, “Deja de golpearla”, entendí de que se trataban todos esos golpes en seco que había escuchado durante muchas noches seguidas y también, los inexplicables moretones que mi madre solía tener en ciertas partes visible de su cuerpo.

Llegando la tarde de ese mismo día, mi madre tenía todo empacado para salir, yo llegaba de jugar con los vecinos cuando en eso me sujeta de la mano y me dice que nos íbamos a ir, cosa que me asustó mucho, ¿Ir a dónde?, ¿Qué está ocurriendo aquí?, resulta que mi abuela estaba queriendo hacer que mi madre deje por completo a ese hombre que dejó entrar a la casa, pero ella no quería y objetaba diciendo que era el amor de su vida, así que mi abuela no tuvo más opción que echar a ese hombre de la casa a las malas y como era de esperar, mi madre lo seguiría a donde sea, arrastrándome con ella a donde sea que ella fuera.

En un principio me quise negar, pero a la vez sentía que no debida hacerlo, debía seguir a su lado, yo realmente sentía que, si no la acompañaba, algo muy malo podría pasar y ahí es donde seria… el mayor arrepentimiento de toda mi vida, por lo que sin objetar nada, fui con ella. Primero fuimos a pasar la noche a un hotel de la ciudad para finalmente al siguiente día, encontrar una vivienda de arriendo, no era muy caro, nos iba a permitir vivir ahí cómodamente, el sitio no era muy lindo que digamos, pero tenía todo lo necesario para ahí salir adelante.

Lo que yo aun no sabía era que, desde ese momento, había aceptado vivir bajo el techo del mismo diablo.

Mi primer día de clases se hizo presente, tenía un nuevo hogar, nuevos compañeros debido a que en mi paso de aula nos cambiaron a muchos… en general, sentía estar viviendo una vida completamente nueva.

–Por favor escuchen– Dijo el profesor –Ahora mismo harán grupo 2 dos, escojan al que quieran, ya sea el que esté delante suyo o atrás suyo, haremos una dinámica muy simple para que se conozcan mejor, pregúntense sus nombre, frutas favoritas y dirección, todo anótenlo en una hoja para que no se les olvide.

Sin duda alguna era una actividad muy extraña, pero como a todo alumno que le gusta perder el tiempo en su hora de clase, no protesté en lo más mínimo y procedí a hacer grupo con mi compañero de al frente el cual ya me estaba observando fijamente.

–“Da un poco de miedo su cara” – Pensé.

Quién sabe si es cosa del destino o simples casualidades de la vida, pero si me dijeran que ese chico el cual hizo que su primera impresión en mi fuera decir, “Que miedo”, se convertiría en una de las personas más cercanas a mí en los próximos meses, sinceramente no me lo hubiera creído.

Los meses empezaban a transcurrir y mi rendimiento estudiantil se fue viendo afectado, empecé a llegar tarde a clases, casi que a la segunda… me había dejado también de importar sacar buenas notas, de vez en cuando me quedaba vagando por la cancha del colegio en lugar de entrar y otras veces me quedaba afuera del curso sin siquiera asomarme hasta que terminara la primera hora de clases.

¿Por qué?

La razón fue… mi nuevo hogar o, mejor dicho, mis días de visita en el infierno. Todos esos ruidos que escuchaba en mi anterior casa por las noches, se habían intensificado muchísimo, ya ni siquiera se molestaban en disimular, tenían sexo al claro oído que tenía por la noche, lo único que podía hacer era taparme con la almohada los oídos esperando que el sonido de esos dos terminase y finalmente pueda descansar un poco.

Mi madre con el tiempo fue teniendo un ánimo demasiado deprimente, ya no era la misma mujer energética de antes, ahora mismo, su mirada se veía cansada, asqueada y por momentos la sentía con algo de temor… era más que obvio que algo más pasaba entre ellos dos, pero no quería verlo, no quería darle mucha importancia… no quería… verme involucrado más que eso.

Un dio estando en casa llegó mi padrastro a querer obligarme a que trabajase con él, estaba sumamente enojado y se había vuelto completamente autoritario, lo que él decía se hacía, sin embargo, me había cansado de que fuera así ya que es muy distinto a cuando vivía en casa de mi abuela, ¿De verdad estaba esperando este día para mostrar sus garras?, que ingenuo fui.

–No quiero.

–Me da igual que no quieras, te vienes a trabajar conmigo.

–No lo haré.

En eso se paró frente mía y el miedo que sentí fue inexplicable, en su mirada podía ver unos deseos feroces de entrarme a golpes, su odio hacia mí era demasiado claro y mi miedo ese día… se disparó completamente, ya no quería… seguir viviendo ahí ya que cada noche que pasaba luego de ese momento, sentía que me estaba persiguiendo la muerte. Mi madre amanecía con cada vez más moretones pequeños, ella decía que no tenía importancia alguna, pero su rostro cansado y sus ánimos poco alentadores, me decían completamente lo contrario… ¿Por qué lo sigues soportando?, ¿Por qué tenemos que vivir esto?, ¿Por qué decidiste aferrarte a él?... no lo entiendo, yo de verdad… yo no lo entendía en lo más mínimo.




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