Deseos Paradisíacos de un Vampiro(editando)

Capítulo 4 “La Sangre Escogida”

CAPÍTULO 4

Evangelo

—¿¡Qué es lo que pretendes con esa mujer!?—parecía más histérico de lo habitual.

—Ya te lo dije hermanito. Sigue aquí por el simple hecho de que aún no he extraído la suficiente sangre de su cuerpo, ni siquiera para llenar una botella.

—No te creo.

—Me importa un carajo si me crees o no.

—Fue una MUY mala idea que la dejaras quedarse Evangelo.

—Lo has repetido cuatro veces, por un demonio.

—Lo mismo le dije Everett.

Miré amenazante a Leroy y este simplemente se encogió de hombros.

—Ayer la fui a buscar porque pensaba que ibas a decirle que se largara. Además de que es muy maleducada, es una humana en la flor de la juventud y tú le llevas algunos 400 años. —Continuó Everett.

—No me considero un viejo delante suyo. —reí con cinismo—. Además, tú no eres el más indicado para darme consejos querido hermano.

—Esto no se trata de nosotros, se trata de dónde tenemos metidas las manos, lo sabes.

—El consejero Sullivan—interrumpió Leroy— hizo la sugerencia de adelantar la cosecha para este martes en la noche.

¿Qué?

—No tiene sentido. —Habló mi hermano.

—Ese idiota de Sullivan...—resoplé— siempre metiéndose donde no lo llaman. ¿para qué abre la boca? —pegué con fuerza la mesa.

Continuó.

—Las cosas en el valle de las almas están de mal en peor y sugerí dar una cantidad específica de sacrificios a partir de ahora.

—¿hiciste qué Leroy?

Everett me sostuvo del brazo para que no pudiera acercarme a Leroy. Tenía ganas de quemar a ese infeliz.

—Lo hice para que no sospechara. Has estado raro últimamente, son sus palabras y como yo no le doy información relevante tuya creo que está pensando enviar otro guardián.

—Es lo más probable Evangelo.

Me deshice de su agarre.

—Si esa humana está aquí rondando será un peligro.

—¿Lo notaste?

Asintió y mi preocupación se extendió.

Tragué en seco.

—Debo ponerla a salvo. No puedo perderla otra vez...

—Ella no es... no es esa mujer. Pero su sangre es la que ha estado buscando y sabes que donde está la sangre escogida...

—Está el libro del séptimo pulso. —Terminé por él.

—O al menos eso dicen las leyendas. —Leroy.

Pasé mis manos con frustración por mi cabello.

—Cuando la vi, el brillo en sus ojos se me hizo tan familiar. No creo en la reencarnación, tampoco se parecen físicamente pero su aroma, su manera de ser conmigo, tan osada... eso es lo que me hace recordar a...

No pude decir su nombre y eso me hizo enojar aún más.

—No creo que debas hacerte ilusiones con esa mujer, deja el pasado atrás.

—Soy un vampiro y lamentablemente mi pasado es mi presente y futuro.

Soltó un suspiro pesado.

—Tampoco creo que ella tenga la sangre escogida pero “más vale prevenir que lamentar” como dicen los humanos. Y si es sólo sexo, adelante pero que quede ahí. Nuestro trabajo es uno, no puede involucrarse nadie en esto.

Hice una mueca.

“Ningún humano puede convivir con nosotros en su mundo a menos de que sea un sacrificio”, dijo.

Sin más se alejó y salió por la puerta. Leroy hizo lo mismo pero con su poder vampírico. Dejandome ambos solo en mi oficina.

 

Hola gente, espero se encuentren muy bien. :) 

El capítulo de hoy no fue tan largo como los anteriores pero prometo




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