Deseos Paradisíacos de un Vampiro(editando)

Capítulo 12 Secretos enredados

CAPÍTULO 12

 

La sombra de una verdad que no quieres aceptar.

 

 

 

“Es increíble”, dijo Camila.

—¿Quién? —inquirí.

Ambas estábamos junto al gran ventanal que dejaba a la vista el lindo paisaje montañoso y rústico, lleno de árboles. Evangelo y Arthur, su padre, conversaban y reían juntos fuera. La verdad sí se veía linda la escena, parecía un padre al lado de su hijo.

—No. El hecho de que lleven dos horas hablando y riendo es lo increíble. —yo asentí.

—Supongo.—contesté sin mucho interés.

—Se giró y me señaló— Tiene un acento muy pícaro, De dónde es?

—Es italiano...

—¿Hay algo entre ustedes? o sea, ¿Sientes algo por él?

Puse los ojos en blanco.

—¿Cómo voy a sentir algo por él? sólo tuvimos sexo y ya. No quiero hablar más del tema Camila, de verdad. 

Me hundí en la silla, echando mi cabeza atrás.

—No insistas más, ya te conté todo lo que sucedió y como sucedió.

Casi.

—Mmh... Cómo quieras.

—Además, yo no vine a hablar de mi vida sino, de la tuya. ¿Como ocurrió el accidente? él te...

—No. yo solo...

Pareció pensarlo, mordió su labio inferior con ansiedad.

—Yo llegué al lugar y lo ví a allí con Cecilia, ambos estaban conversando y la rabia me ganó.

—¿Pero porqué fuiste? —coloqué mis manos en su rostro con preocupación.

—Ya no importa. —sentí sus manos sobre las mías.

—Si importa, mucho importa.

—Así como tú no quieres hablar de tus temas personales yo tampoco tengo la obligación de hacerlo.

—No te enojes, es diferente...

—¿Diferente porqué? porque él es un empresario millonario y ostentoso, en cambio Brad es un...

Don nadie, un cretino, un imbécil, un hijo de puta y muchos otros sinónimo de Brad más.

—No. —hablé con firmeza—. Es diferente porque lo que sucedió entre él y yo fue sólo sexo, no hay sentimientos en el medio de todo esto. En cambio, tú y él fueron una pareja, te lastimó y te engañó de mil formas. Yo no quiero hablar del tema porque fue algo fugaz, sin embargo cuando tenga la oportunidad de hablarte de un hombre que me importe, lo haré.

Guardó silencio. Me miró a los ojos, su cara se contrajo pero se mantenía con seriedad, por varios segundos no quitó la vista de mí hasta que alejó mis manos de su rostro y se levantó de la silla.

—¿Vamos por algo de tomar al mini bar?

Sonreí. No estaba molesta, estaba herida y confundida.

—Sé lo que posiblemente estás pensando así que olvídalo.

Reí.

—Ajá. Vamos. —la alcancé.

Ambas subimos las escaleras, pasamos al lado de su madre quien nos dió una mirada llena de complicidad al ver que nos dirigíamos al área del bar. Yo me encogí de hombros.

—Evangelo parece llevarse bien con mi padre.

El área del mini bar quedaba justo en una esquina del pasillo en la segunda planta de la casa, frente a una pequeña ventana. Ella aún seguía mirándolos desde allí.

—Seh.

Supongo que ser inmortal tiene esas ventajas; él ha vivido mucho y tiene temas de conversación por camiones.

—Es bueno, me gusta que no parezca aburrido. —Continuó.

—Dudo que esté fingiendo, créeme.

—Tal vez la influencia de estar sentado en una sala llena de viejos adinerados le haya cambiado la mentalidad.

—No lo sé. —En verdad no tenía idea. 

—¿Sabes su edad?

—Andas muy curiosa hoy.

—¡ay! Nova, habla.

—Tiene cuerpo de veintinueve pero mentalidad de un viejo.

—¿70?

—le queda corto.

Soltó una carcajada mientras servía el whisky en los vasos.

—Eh... es de los caros, no lo botes —alejé la botella de sus manos—. lo estás derramando todo.

—Disculpa.—Me hizo entrega del vaso y lo bebí de un sorbo; ardió en lo más profundo de mi garganta, el sabor aún estaba en mis labios, los relami y me serví otra vez.

—Si que necesitabas beber. ¿Ayer no estuviste en una convención importante?

—Sí, pero digamos que la bebida no era lo mejor del lugar. La gente con dinero tiene... gustos raros.—comenté.

—y que lo digas.

El recordar el sabor de la sangre en mi paladar me hacia tener ganas de vomitar.

De repente tuve un pequeño deja Vu. Dejé el vaso en la estantería, me sentí mareada y por unos segundos sentí que todo a mi alrededor se oscurecía.




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