Deseos Paradisíacos de un Vampiro(editando)

Capítulo 15 Lo que la corriente trajo Pt1

CAPÍTULO 15

Meticulosa y perfecta, así es ella.

 

 

 

Leroy y Everett se habían marchado. Caminaba por los pasillos de la mansión, hasta dar con el sótano. Tenía dos meses sin pisar este lugar. Con Nova aquí había estado algo alejado de mis obligaciones, la verdad hasta yo me cuestionaba porqué había parado todo sin una razón lo suficientemente válida. Leroy había entregado a Isadora una de las listas de los que había que ejecutar durante y antes del ritual de luna llena. Era muy larga pero Everett se encargaría. Observaba la habitación, no había nada nuevo y era extraño, siempre había un alma pidiendo clemencia entre estas paredes, una deuda siendo cobrada pero no, no lo había.

Todo tipo de armas y formas de torturar a alguien, se encontraban en el lugar. Látigos, Cadenas, venenos, Hierros, una jaula, etc. Todo esto me llevaba de vuelta a mi época de vampiro primerizo, todo esto me espantaba y ahora me fascina. Tener un lazo vinculado a una humana no me va a impedir ser para lo que fui mordido. O terminar con mi deuda...

Salí de allí y ordené a los sirvientes dejar todo como estaba.

—Quiero que se quede intacto. Retomaré mis cargos otra vez, esto era estúpido. —reí leve mientras tomaba en negación los recuerdos de hace unas horas.

Llegué a la habitación del huésped y la abrí sin perder cuidado.

Él estaba acostado en la cama, sobre él  una mujer le hacía un oral en el miembro y otra tenía su culo en su cara. No me sorprendió, simplemente tomé asiento en el sillón frente a la cama.

“overe at ‘que abite huc mc'ulier”, conjuré entre dientes y ambas mujeres se esfumaron de mi vista.

—¿Que diablos...? —se levantó con brusquedad y al verme se detuvo.

—Cuando quiera tener tu maldita cara en mi presencia, dejas todo y como buen perro faldero que eres, te presentas.

Sonreí mientras lo veía con asco.

—¿Y quién te crees tú para darme órdenes?—se incorporó de pie—. Estoy aquí para verificar que cumplas con la normativa vampírica.

—¿Tengo que repetir lo que acabo de decir?

Tragó en seco y se mantuvo en silencio.

—Eso pensé. —Me levanté y me acerqué con pasos lentos a él —. Espero disfrutes de tu estadía aquí, que no será muy larga te lo puedo asegurar. Otra cosa, la órden absurda que has recibido de Lorvil, ¿Has pensado en eso?

Negó.

—Tch... pues te recomiendo que lo hagas, analiza bien tu trabajo y a lo que está expuesto, porque ya estás aquí y yo no me ando con rodeos.

 

Si quería que no sospechara nada lo primero era imponerme frente a él, hacerle ver que sigo siendo el mismo y que comprenda que no hay necesidad de que él ande rondando en mi lado de la moneda. 

—Se supone que yo debo vigilarte, que yo debo describirle al conde toda la basura que haces detrás suyo. No me das miedo Evangelo, ni siquiera eres un vampiro de verdad. —Justo en ese momento perdí la paciencia que me quedaba. Lo tomé del cuello y lo lancé contra la pared.

Retomaré mi lugar como vampiro, como el depredador que soy y sin dudar, volveré a cobrar las riendas sobre esto. Lorvil era astuto por lo que haría algo en contra de Leroy también, y si eso llegaba a ocurrir la propuesta de mi hermano era muy útil. Esconderé el diario y si es posible eliminaré toda evidencia que pueda inculpar a Nova de estar vinculada a los vampiros. ¿Todo esto por una simple humana? no, ella es mí humana, la he marcado y no permitiré que esté ni lo más mínimo, cerca del Conde ni de sus planes.

—Señor. —escuché su respiración algo agitada—. Geline lo espera fuera, dice que tiene algo urgente que decirle—era Isadora.

—Sácala de aquí, no la quiero en mi casa. Dile que se largue y que tenga la vergüenza de no volver a dirigirme la palabra.

—Mi señor... ya le he dicho que usted no puede atenderlo pero insiste.

Al ver que no le respondería volvió a hablar.

—Dice estar embarazada de usted, que no va a permitir que deje sin un padre a su hijo.

—Llévala al sótano.

—frunció el ceño— Señor...

—Es una órden, Isadora.

—Evangelo estás yendo muy lejos.

Se acercó.

—No. Está claro que no es mío y cuando la ví por última vez le había dejado en claro su lugar así que, cumple con tu trabajo y no cuestiones mis órdenes porque soy capaz de arrastrarte con ella hasta allí, ¿entendido? —no respondió—. ¿Entendido? —hablé más fuerte.

A pesar de que se exaltó, obedeció y la vi irse por la puerta. Pero fue frenada por la silueta de una mujer. Geline.

—Por favor, acompáñame Geline.

Intento sostener su brazo y sacarla pero ella no se dejó.

—¿Es en serio Evangelo Hadleyins?

Empujó a Isadora.

—¿Primero me clavas los colmillos y luego te alejas como un cobarde? Eres una bestia, un horror de persona.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.