Deseos Paradisíacos de un Vampiro(editando)

Capítulo 20 Explicaciones +18

CAPÍTULO 20

 

 

El ser humano es fácil de manipular e incluso con su deseo más débil y profundo.

 

 

Ni muy bien entramos en la habitación cuando ya me había tirado a la cama. Estaba muy molesto, tanto que se desvistió con una rapidez sobre humana.

—E-Evangelo... Cálmate. —traté de sonar calmada pero mi temblorosa voz no era de mucha ayuda.

—¿Sabes en qué punto un deseo se vuelve algo más que eso? cuando llega al límite de las súplicas, de las excusas y se convierte en algo Paradisíaco—continuó torturandome con cada caricia. Sus palabras llenas de morbo y seducción me arrebataban la calma y toda la cordura—Normalmente se relaciona con lo celestial, edénico, divino, pero yo lo considero algo delicioso, casi tortuoso y prohibido, relativo al infierno más bien. Esto es más que eso—inquirió sin cambiar la postura —y estoy apunto de cumplir mis más profundos Deseos Paradisíacos contigo.

 

Evangelo 

 

 

Mi pene está húmedo, ardiendo por ella. Rozando sus labios deliciosos, hinchados y carnosos. Sus fluidos goteando todo. Bajo mis besos por su cuello haciéndola gemir, con mi mano perfectamente lubricada acaricio sus redondos pezones, firmes y rojizos. Saco mi miembro de su vagina dejando un hilo mezclado de sus fluidos y mi semen, desde su apertura hasta mi glande. Ella posicionó su mano derecha en la punta apretándola con fuerza. Rápido la volteo en la cama, teniendo una perfecta vista de su intimidad. Empujo su cabeza con rudeza a la almohada, sujeto su cadera y levantó su culo hacia arriba mientras entró la punta jugueteando con su apertura babosa e hinchada.

La miro durante unos segundos, acaricio sus nalgas con lentitud. La saboreo con la mirada.

—¡AHH! —Gritó mucho antes de procesar que la había nalgueado de la manera más ruda posible. Obligada por el impacto, clavó el rostro en el colchón.

—Cierra la boca un momento. —paso mi mano por debajo de su abdomen, llegando a su boca, meto dos de mis dedos entre sus labios, gozando de su saliva entre mis dedos.

Saco la mano y la paso por su clitoris, sus labios y finalmente los entro. La masturbo lento, sus fluidos no cesaban, salían como si fuera agua. No había necesidad de usar lubricante. Al sacar mis dedos estaban totalmente pegajosos. Los llevé a mi boca para disfrutar de su sabor.

Nuevamente la sostuve de la cadera y la penetro duro. Su espalda se arquea mientras lo hago lento pero fuerte, estímulo su Clitoris de la forma más lenta posible.

 —le dí una mirada la cual comprendió, me despegué de ella y me obedeció.

Me senté en la cama, ella salió de allí con dificultad y se arrodilló frente a la ya mencionada. Introdujo su boca hasta la mitad de mi pene. Era exquisita la sensación de su lengua allí, lo chupaba, subía y bajaba, lo lamía, lo mordía, besaba mi punta. Pero no era suficiente, necesitaba sentir su garganta golpear mi glande, mi sexo imploraba ahogarla con mi semen. Coloqué mi mano en su cabeza y comencé a mostrarle cómo debía hacerlo.

—Agh... —suspiré.

Por primera vez luego de años sentía el calor en mis venas. Estaba sudando.

Cada vez movía mi mano más rápido y más profundo llegaba a sentirlo, sentí algo caer en mi pierna y al percatarme, era una lágrima. Cuando estuve lo suficientemente satisfecho la solté y la alejé de mí. Levanté su rostro con mi mano, colocando mi pulgar en sus labios, mezclando su saliva con mi líquido.

—Te ves... tan hermosa, con los ojos rojos, llorosos, la piel sudada y brillosa, el pelo despeinado y esas lágrimas... —le extendí mi mano y se colocó sobre mi regazo— Te amo Nova. Mi Ciliegia.—Le dí un casto beso en la comisura del labio.

Ella me abrazó y se agregó de mi pecho, yo aproveché para llevarle una cereza del tazón a su boca.

—Yo también te amo.

—Tengo una lista para ti.

Giró un poco su cabeza y me miró confundida. Yo sonreí de lado y besé su frente.

—Ah, ¿Sí?, ¿Cómo es eso? —Besó mis labios.

—Es una lista de cosas que quiero que hagamos juntos.

Frunció el ceño.

—¿Es broma?

No pude evitar reír.

—Para nada.

—Una lista de deseos eh... —Alzo ambas cejas varias veces.

—Sí algo así, son lugares, cosas que me gustaría hacer contigo.

—Eso suena muy tierno. La verdad me extraña viniendo de ti.

—De hecho —me alejé un poco— aún no me conoces del todo.

 

Nova

Ambos nos miramos en silencio y me alejé de él, sentándome en la cama.

—¿Qué sucedió en el edificio?, ¿Porqué me miraste así?, ¿Porqué me trajeron hasta aquí?

Pareció dudar de si decirme o no.

—Ya es muy tarde pero supongo que te debo una explicación. Todo está vinculado con tu sangre Nova. —inhaló— Tú sangre es especial, es un tipo de sangre conocida entre los vampiros, sirve para hacer rituales. Es muy extraño encontrar a alguien con ese tipo de sangre.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.