Deseos Paradisíacos de un Vampiro(editando)

Capítulo 24 Sicilia

CAPÍTULO 24

Nova

Coloqué mi cabeza sobre su pecho desnudo y con mi dedo índice dibujé cada uno de los músculos de su abdomen. Hace rato al bajar del avión había tenido un mareo algo fuerte pero apesar de que Leroy lo notó, fingí que nada pasaba y que estaba bien. Me parecía muy extraño porque en realidad los mareos vinieron luego de que tuvimos nuestro primer encuentro. Le había mentido a Camila con eso de que empezaron luego de mudarme porque sería algo ilógico, no sabría explicarle y bueno, con todo lo que sucedía, no quería que Evangelo supiera de esto. Sentí un vacío en el pecho cuando lo ví alejarse de mi.

—¿Qué sucede? —pregunté mientras me arropaba con las sábanas y tomaba asiento en la cama.

—Solo iré a hablar con Leroy, ¿vuelvo enseguida ¿sí?

Ya vestido se acercó a mí y me besó. Fue corto y duró lo suficiente como para dejarme con ganas de más.

—Además, he pasado las últimas horas desde que llegamos contigo, ¿no te sientes consentida? —Cerré la boca y me tiré para atrás, quedando acostada boca arriba.

Le hice un puchero, él solo me tiró un beso al aire y se fue.

Evangelo 
 

—¿Qué tal la barrera? —me acerqué a la mesa para sentarme a su lado.

—Salió bien, es resistente pero no tanto como la que creó Lorvil.

Negué.

—No importa, lo que nos interesa es que perdure cierto tiempo y nos dé el suficiente como para librarnos de esto.

No dijo nada. Miró la mesa, la ventana y por último, a mí, nuevamente.

—No podemos hacer más Evangelo. ¿qué es lo que pretendes, mantenerla oculta, de un lado para el otro siempre?

Callé.

—Ella no resistirá estar con nosotros y lo peor, ahora vendrá su amiga también. Otra humana.

—Ya lo sé —dije sin mucho interés — encontraré la manera de que Lorvil la deje en paz.

—Por cierto, ¿en qué quedó Geline?

—Justo te eso te iba a hablar. Ella también vendrá con Everett.

—Aún no entiendo porqué hay que involucrar a tantas personas en esto.

—Yo sé porqué hago las cosas Leroy.

Se encogió de hombros y se retiró de la sala.

Luego de debilitar la barrera salí a fuera de la casa, caminando entre la arena hasta que Visualicé un helicóptero. Cubrí mi rostro con mis brazos al sentir la ola de arena que provocó el viento. Cuando sus hélices estaban totalmente apagadas me acerqué.

—¡Rápido llegaron eh! —lo abracé con un brazo.

—Tenía que librarme de estas dos.

—¿Hablaste con Jims y Isadora? —pregunté.

—Con Clara sí, no te preocupes por ella, se irá por un largo tiempo. Y bueno, a Isadora, no pude comunicarme con ella, la estuve llamando pero no la cogía y pensaba traerla pero pues.

—De acuerdo. ¿qué sucedió, porqué vinieron en un helicóptero?

—Larga historia, estoy cansado, —ladeó la cabeza tronando los músculos de su cuello— ¿sí? hablamos de eso luego.

—Ajá. —me alejé de él — luego veo como la llamo. —me acerqué a Camila— ¿Cómo estás? Everett ayúdala con su equipaje por Dios —le sonreí a ella y cuando me giré para ver a mi hermano el muy cretino estaba entrando en la casa— Me disculpo por el comportamiento de mi hermano.

—¿Por la actitud que tuvo conmigo también te disculparás?

Volteé a verla.

—Hola Geline. —dije con seriedad— sabes qué Camila, ve y entra a la casa, Nova está dentro puedes ir con confianza, yo luego llevo tus maletas.

Ella sonrió y asintió para luego marcharse.

Me volví hacia la mujer.

—¿Qué, no estás contento de tenerme aquí? ¿preferirías dejarme allí tirada?

—Si así fuera estaría ahí justo ahora. —tomé un mechón de su cabello y lo enredé entre mis dedos— ¿Cómo está el bebé?

—Supongo que bien. ¿Cómo está Nova?

Hice una mueca.

—No, no hagas eso. Mira, te dejaré algo claro Geline, porque veo que estás apunto de malentender lo que sucede aquí. Tú y yo nunca tuvimos nada más que un desliz en el trabajo. Estás aquí porque llevas a mi hijo dentro de ti, nada más. No te metas con Nova.

—Ja. Mira, soporté por mucho que hablaras como un demente de la tal Beatríz pero ella está muerta, ésta aparecida no.

—Fin de la conversación Geline, entra a la casa, es una orden. —hablé fuertemente y ella se enojó pegándome con sus manos en el pecho.

La alejé con brusquedad de mí y comencé a caminar en dirección a la casa.

Nova

Había terminado de vestirme, tomé del tocador un cepillo y lo pasé con cuidado por mi pelo.

“¿Se puede?”, la escuché y rápidamente me giré.

Le regalé una sonrisa enorme y fui corriendo hasta ella.

—¡Cami!




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