Deseos Paradisíacos de un Vampiro(editando)

Capítulo 31 El final Pt2

CAPÍTULO 31

Leroy emprendió su viaje hacia el nuevo castillo, aún le molestaba el estómago y por la incomodidad tan grande tocó la zona pero no sintió, literalmente no sintió el Rose de sus dedos al tocarse. Levantó su camisa y el quedó asombrado porque la herida estaba infectada, una de las balas envenenadas había penetrado en su piel, era algo sutil pero el daño estaba hecho y la realidad es que no le quedaría mucho tiempo vivo. Aceleró en su auto hasta el castillo, los sirvientes allí lo recibieron y lo dejaron pasar, algo que le pareció extraño. Rápido encontró a Evangelo el cual caminaba hacia una puerta abismo. Las cuales te llevan al limbo y es demasiado complicado salir de allí.

—¿Qué estás haciendo?

El tartamudeaba el nombre de Nova mientras recitaba en el lenguaje antiguo de los vampiros.

—¿Qué es lo que ves? ¡Evangelo reacciona!

—M-mi amor... al fin estás frente a mí.


A Leroy no le quedó y digo no le quedó de otra porque al parecer creyó que la única forma de detener al hombre delante suyo era dándole un trompón en la cabeza y en efecto. Se giró y él lo observó confundido.

—Al menos funcionó. ¿Qué carajo estás haciendo aquí?

—Dijiste que Lorvil tenía aquí a Nova. Espera, ¿Qué estaba haciendo exactamente?

—Dije que era probable pero no lo más probable.

—¿Eso tiene sentido? —levantó ambas cejas.

—Da igual debes irte e ir con Everett, el y los demás están en el viejo castillo. Es largo de explicar pero debes largarte ahora.

—¿Qué sucede contigo?... Estás sangrando, tus brazos...

Las venas tomaban ese mismo tono que con Estéfano, él estaba muriendo.

—Leroy tú...

—¡No queda tiempo para explicaciones, vete de aquí!

Por el pasillo a su derecha los vampiros de Lorvil se acercaban, era lo que presentían con su instinto.

—Me niego a dejarte aquí así que muévete tú también porque nos iremos al Castillo, no me iré sin ti.

—Solo te serviré de maleta y no hay tiempo, ya es la hora... —Ambos giraron en dirección a uno de los grandes ventanales y la barrera en la ciudad se desvaneció por completo, ya no estaba. Lo único que se podía ver era el cielo tornándose en un rojo intenso—Vete, yo te cuido la espalda con estos idiotas.

Los ojos de Evangelo se sintieron cargados de tanto retener las lágrimas.

—Disculpa por dudar de ti. Sé que tú nunca serías capaz de traicionarme, eres un gran amigo... mi hermano.

—Te perdono. De todas formas debo seguir tus órdenes, si dices que debo perdonarte lo haré. —medio sonrió.

—Tu nunca bromeas, ¿porqué lo haces ahora?

Leroy suspiró fuertemente por la nariz y se alejó caminado hacia atrás y al voltearse sin perder tiempo lanzó un hechizo contra la ola de vampiros. Y Evangelo supo que esa última mirada que se dieron era un Adiós y uno que nunca olvidaría.

 La violenta brisa le era acompañante a la catástrofe que se avecina. Y esa fui mi señal para salir de allí lo antes posible.

 


NOVA


—¡HAY QUE DARNOS PRISA, ya están aquí Lorvil. —gritó Isadora— Y Katherine ha muerto, el imbécil de Everett la mató.

—¡Pues has tú maldito trabajo, retenlo, muere si es necesario Isadora para eso estás aquí, sirve para algo! —la empujó con brusquedad.

—¿Q-que? pero tú dijiste....

—¿Qué es lo que dije? ah por cierto, todo lo que te dije fue una mentira. El único que disfrutó matando a esos inmundos fui yo. Amé cada segundo destripandolos. —sonrió y tanto yo como Isadora estábamos atónitas— Solo te mentí para ponerte en su contra hermosura —intentó acariciar su mejilla pero ella no se lo permitió — Pero ahora no puedes hacer nada porque el hechizo ya está en curso. No te necesito para nada, lárgate o intenta ayudar a tus amiguitos, fallando en el intento.

—Yo creí que tú me ayudabas... —su voz salió en un hilo y casi en un susurro.

—No —negó— no corazón, la única que lo estaba haciendo eras tú y gracias eh —habló con sarcasmo mientras él mismo acariciaba su pelo.


Una melena larga y blanca envidiable, era lo único de admirar de aquél hombre tan despiadado. Unos ojos malignos y penetrantes, color azúl oscuro, que traspasaban el alma y que parecían ver hasta la más profundo de ella. El vivo ejemplo del peligro hecho persona.

—Mi señor, irrumpieron en el bajo castillo. —se dirigió el hombre.

—Ya no importa, la chica y el hechizo están sobre mis manos, huelo el poder dentro de mí Sullivan. —Sonrió y esa manera en que lo hizo me provocó un temblor en el cuerpo, era aterrador.

—Me da gusto que esté cumpliendo su objetivo finalmente mi señor.

Mis manos temblaban y estaba volviéndome loca. Comencé a levitar y perdí total equilibrio de mí, mi cuerpo giró quedando yo de cabeza, la sangre empezaba a bajar y yo estaba asustada. Con un ademán Lorvil me bajó de los aires y ME TOMÓ DEL CUELLO mientras recitaba lo que no se cansó de decir durante todos estos días.




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