Deseos Paradisíacos de un Vampiro(editando)

Cap.2 “Perdida en mis Emociones”

CAPÍTULO 2

Nova

 

La ráfaga de ilustraciones me llevaron devuelta a ese recuerdo...

—¿Porqué me ayudaste?

—No puedo decírtelo.—Dijo tragando en seco y yo Fruncí el ceño separándome de él.

—¿Cómo qué no? ¿porqué razón? —sonreí por impulso.

Intentó acercarse...

—Te lo diré más adelante, esperaré un tiempo y te prometo que te lo diré. Además, ¿porqué mencionas eso ahora, Nova? Vivimos mucho tiempo juntos y jamás me has dicho nada de eso.

y lo alejé.

—Pero es justo que quiera saberlo —lo señalé — y más ahora que me dejas con la duda de todo esto. ¿Es una farsa, acaso?—Negó— Entonces dilo.

—No puedo. —dijo con angustia.

—¿¡Porqué!?

—¡No puedo!

— ¿¡Quién te lo impide, Koji, quién!?

Dudó varios segundos en silencio me miró y luego después de pensar demasiado Habló.

—Evangelo.

—¿Qué?—solté inconscientemente—¿de qué estás hablando? —pero mi tono dudoso e indescriptible semblante no fue lo único que percibió.

Él sabía mejor que nadie que estábamos en un punto de nuestra historia en el que ni él ni yo queríamos estar. Y ya sé porqué  no di la vuelta cuando subí al avión. Simplemente estaba harta y no perdonaría otra vez algo tan siquiera parecido a eso.


PRESENTE ACTUAL...

—Debería estar algo... —intenté decir.

—¿Preocupada?...—se atrevió a responder.

—yo no lo diría de esa manera.—me encogí de hombros y solo me moví en automático hasta los sillones. 

—No quiero que te sientas presa, limitada, quiero que sepas que conmigo estás segura, protegida y que soy la compañía perfecta para ti en estos momentos. Puedo brindarte apoyo incondicional, palabras, consejos o incluso un beso.

Sus manos rozaron con las mías pero no podía aceptarlo.

—T-te dije que lo mejor era que no te hicieras ilusiones, Claus. Dije que dentro de una semana podía darte una respuesta a tu "propuesta" y ten por seguro que lo haré. No seas impaciente.

—Lastimosamente la paciencia no es una de mis virtudes.

Los días pasaron como casi todo, aburrido y monótonos. Hasta que llegó el viernes por la noche...

— ¡Te reto a decirme cuantas veces te has enamorado!

Él había propuesto jugar juegos de mesa y al final terminamos jugando esto.

—Suspiró— Solo una sola vez... —respondió.

Debió quererla mucho e incluso demasiado porque sus palabras lentas y el tono de su voz más su mirada llena de ese... amor me lo demuestra.

—Muy afortunada, ¿no?

Luego de llegar del trabajo lo noté muy cansado por lo que mi idea de buscar con que pasar el mal rato en su trabajo había funcionado.

—¿Lo crees? —alzó la barbilla a la misma vez que sus ásperas cejas— Es una pena sabes, ella es lo suficientemente ciega como para no poder darse cuenta. —se levantó de su silla y fue a servirse otro vaso.

—Yo, Reto.

— ¿Mmh?... Te reto a que hagas lo que tu corazón te dicte sin rodeos. Y justo ahora. —asintió.

— ¿Me estás haciendo jurar? —él sonríe con complicidad, yo me hago la inocente pero estoy muy segura de a qué se refiere con eso—¿Quieres que lo haga?

—En fin, esto es absurdo. Un simple juego de niños.

—¿Siempre ha sido un juego, Claus? ¿Seguro?

—Ahora el que está confundido soy yo...

— ¿Ah sí?

Niega con su cabeza. Su mano lentamente envuelve mi cuello cuando me subo a horcajadas encima suyo, sus ojos solamente muestran deseo, un deseo que hace que sus pupilas estén tan dilatadas como ahora.

—De todas formas ya pasó la semana y yo aún sigo sin darte respuestas.

Mis labios rozan los suyos, me alejo para verlo directo a los ojos. Me miraba con hambre, con tanta lujuria que no puedo contenerme más. Vuelvo a besarlo, y está vez tomando su rostro en mis manos  comienzo a moverme sobre él frotando mi entrepierna con la suya.

—Tenía tantas ganas de hacer esto. —soltó en medio del beso.

Sus manos bajaron por mis muslos haciéndome estremecer. Sentía algo, un cosquilleo en las piernas pero no estaba excitada. Cosa que si me dejó pensando. Puse fin al manoseo, dejándolo con las ganas de seguir aquel apasionado beso.

—¿Sucede algo? —me dijo luego de que saliera de bañarme.

Llevaba puesta una de sus camisas y debajo, absolutamente nada. Quizás había tomado la estúpida desición de ignorarlo luego de besarnos tan ferozmente.

—No... solo que aún no estoy lista. No me creo capaz de volver a algo así.—confesé con toda la sinceridad de mi alma.

—Me tomó de las manos y al finalizar cada beso sobre ambas me miró a los ojos— Conmigo no vas a vivir lo que viviste con él. Yo no soy él




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.