Habían llegado al lugar que tanto odiaba y donde pasaría el resto de su vida sin que él nada pueda hacer. Intentaba mantener una fachada de frialdad pero lo cierto era que aquello le estaba costando mucho mas de lo que se habia imaginado.
Salió del auto siendo arrastrado por su padre hacia el interior de lo que parecia ser un frío y lúgubre lugar.
Lo llevaron directamente a la sala blanca, sitio donde esperaban los recien llegados sin poder escapar. No supo cuanto tiempo tuvo que aguardar pero sabía exactamente que perder el control y desesperarse era inútil ya que nada lograria.
Cuando la única puerta se abrió entraron tanto su padre como un doctor y un guardia.
- Es importante para mi familia que no salga de aquí nunca más - dijo su padre al doctor quien observaba al jóven pelirrojo cuya turquesina mirada estaba vacía - ¿Entendido?
- ¿De qué lo acusas? - preguntó el doctor
- De haber asesinado a mi esposa, su madre
- Eso es grave
- Quiero que se pudra aquí y que nunca más vea la luz del sol
-Está bien ¿Cómo se llama?
- Gaara Sabaku
Gaara escuchaba aquello sintiendo una gran desesperación sabiendo que no tenía salida alguna ya que estaba atado a las decisiones de su padre quien habia vuelto solo para arruinarle la vida.
El guardia lo sujetó y lo condujo hacia los dormitorios. Durante el camino pudo ver lo lugubre del lugar cuyos colores eran blanco en las paredes, gris en el suelo y el techo. Los pasillos eran estrechos y hacia ambos costados habian puertas todos cerradas.
Llegaron al final del pasillo y antes de doblar el guardia abrió una de las puertas. Gaara vió que la habitación era estrecha, paredes, techo y suelo eran blancos. Una única ventana larga con barrotes adornaba el lugar.
Como muebles solo habia una cama de una plaza y un pequeño placard. El guardia le ordenó entrar diciendole que en el placard estaba ya toda su ropa. Gaara entro y el guardia cerró la puerta inmediatamente hechandole llave del lado de afuera.
La cama se encontraba a su derecha y a su izquierda, habia una puerta que conducía al baño. Allí había un inodoro, un vidé, una pileta y una ducha.
El joven de 18 años suspiró sintiendose inmensamente triste. Un poco más allá habia un pequeño escritorio con una silla y sujeta en la pared una pequeña repisa con varios libros cuyas hojas estaban en blanco.
Se acercó allí abrió los cajones y encontró lapices de colores en uno de ellos, con borradores y sacapuntas. En el otro vió lapiceras de varios colores. Los volvió a cerrar pensando en lo considerados que eran ya que a él le encantaba dibujar y escribir historias.
Respiró hondo sintiendose desesperado, las lágrimas humedecieron sus ojos mientras miraba aquel estrecho lugar donde pasaria el resto de su vida. Alejado de todo y de todos ¿y por qué?
Por haber nacido en el momento equivocado ya que su padre lo odio desde el instante en que despertó a la vida. Pero su madre lo habia protegido de su tiranía hasta que murió.
Pero ¿en verdad él fue quien la mató? ¿O tan solo se trató de un accidente? Se abrazó a si mismo intentando contenerse sin lograrlo.
Empezó a sollozar amargamente sintiendo un gran vacío e intensa desesperación.
Sin fuerzas se arrojó a la cama para abrazarse a la almohada y llorar sin consuelo hasta que las lágrimas se le secaron y las fuerzas lo abandonaron. Se quedó dormido hasta que alguien lo despertó sacudiendolo. Cuando abrió los ojos supo que la noche había caído y sentía frio.
Quien entró era un jovencito vestido de blanco, rubia cabellera y ojos color del cielo con tres marcas en cada mejilla. Él llevaba un par de colchas y las puso sobre su escritorio mientras le decia:
- Aquí te dejo las colchas - Gaara vió más allá una mesada con ruedas sobre la cual habia jeringas y ampillas - Ahora debo inyectarte tu dosis diaria de remedios que a partir de hoy debo colocarte.
Aquel enfermero era extrañamente interesante, el pelirrojo le clavó la mirada sintiendo que se relajaba un poco. El rubio le sujetó el brazo derecho levantandole la manga de la ropa para sentir cómo le pasaba un pedazo de algodón que previamente lo embebió en alcohol.
Gaara sintió un extremesimiento ante aquel frío liquido que humedecia su piel. Inmediatamente le inyectó algo cuyo líquido era color ambar. Luego le colocó un algodon sujetado por una cinta blanca. Luego le colocó otra inyección cuyo líquido era de color rojo.
Gaara comenzaba a sentirse mareado, su cabeza le pesaba por tal razón el rubio tubo que sujetarlo para que no cayera. Él le hablaba pero ya no podia saber qué era aquello que le estaba diciendo exactamente.
El enfermero lo ayudó a recostarse, le quitó los zapatos a Gaara y lo tapó con las sábanas y una de las colchas. Al ver al pelirrojo llorar, el rubio sujetó un pañuelo y le secó las lágrimas.
- No te preocupes tanto, por algo pasan las cosas....Gaara.... - lo besó en la frente con ternura.
Luego se fue llevandose las jeringas y las drogas apagando las luces.