Desgarrada

En el mar

 

El cielo estaba lleno de estrellas, la noche cálida y tranquila. Eleanor estaba lista para encontrarse con Luke, solo le falaba el toque final, ponerse su labial rojo, ese que hacía que sus labios se vieran increíbles. Le gustaba dejar ese color reservado solo para ocasiones especiales, pero esa noche, simplemente no lo encontraba.

Habían quedado de verse a las ocho de la noche, cuando el pasaría por ella, eran las ocho quince, pero en el entre el apuro y la locura de tratar de verse lo mejor posible aceptando el hecho de no poder usar su labial de la suerte, Elly no se había dado cuenta de que Luke no había llegado a tiempo.

 

-Dónde está? ¿Dónde rayos está? - Se seguía preguntando desesperada.

 

Buscó en cada cuarto y en cada rincón de su maleta. Nada. Empezó a creer que quizás lo había olvidado en Texas. Al fin decidió usar otro color de labios y eso la hizo querer cambiar el vestido también, lo cual la llevó a cambiar de zapatos y bolso. Y de pronto, tenía un look completamente diferente al que tenía en mente esa mañana. No le satisfacía.

 

Se vio al espejo y no encontró lo que quería ver. Ya no le gustaba. Siempre había sido tan vanidosa, casi petulante. Para ella todo giraba en torno a su apariencia y si no estaba contenta con este aspecto, todo lo demás no importaba. Esto podría arruinar su noche completamente y ella lo sabía.

No podía ocultar el gesto de descontento. 

 

-Al carajo! -Si dijo a sí misma. -Lo que le interesa de mi es mi manera de ser. - Eleanor soltó una carcajada al escucharse a sí misma tratando de convencerse de las buenas intenciones de Luke y acto seguido quedó seria y pensativa.

 

Luke llegó por fin. Todo parecía un sueño. El, a quien tanto había esperado e idealizado y por quien había a veces hasta temblado de nervios solo por contestar una de sus llamadas, él era quien manejaba el coche en el que junto se dirigían a cenar.  ¿En qué momento había pasado todo esto? 

 

Después de la cena, regresaron a la casa de la playa. Eleanor había estado un poco apagada esa noche, porque a pesar de estar cumpliendo su mayor sueño, en el fondo tenía una idea de lo que realmente estaba pasando y hacía donde iba esa relación y eso no era lo que ella quería de Luke. Era como una especie de juego en el que ella era la pieza que servía para entretener a Luke, ocupar la casa y calentar su cama. ¿Era tarde para desarrollar dignidad? Y aunque pensó que podría aceptarlo con el fin de tener a Luke Crowley, ahora de repente ya no era suficiente, ahora quería más. Y ni siquiera habían iniciado una relación todavía.

 

-Después de ti. -Dijo Luke.

-Vas a pasar? -Preguntó Elly.

-Pues, si me invitas, sí. -Contestó el, con un tono que denotaba una excesiva seguridad, moviéndose entre un escalón y otro en la entrada. 

 

Se veía tan increíblemente guapo. Siempre con sus manos en los bolsillos del pantalón, siempre con una sonrisa que denotaba complicidad, siempre seguro y alegre y atractivo.

 

-En realidad estoy cansada. -Respondió Elly.

-Lo estás? -Contestó Luke algo asombrado. -Estas segura? Por que no es tan tarde todavía.

-Si, creo que si estoy segura. Aunque sería bueno vernos mañana.

-Entonces te estás haciendo la difícil?

-Perdón? - Eleanor parecía intentar coquetear.

-Está bien, te dejo descansar. La pase muy bien esta noche Eleanor.

-Igual yo señor Crowley. - Luke iba caminando hacia su coche, pero al escuchar a Elly, empezó a caminar hacia el lado contrario, ahora en dirección a Elly y la besó. 

-Llámame Luke.-Le susurró mientras la sostenía por la cintura.

-Bien Luke. Buenas noches.

 

Eleanor estaba feliz, emocionada, llena de esperanzas.

Luke era guapísimo y exitoso y era el tipo de hombre que le quieres presentar a todo el mundo porque te llena de orgullo contarle a todos que tu duermes con él, cada noche. Elly sintió que había logrado una meta inalcanzable en su vida y quiso celebrarlo.

Al parecer, "hacerse la difícil" había resultado a la perfección y podría incluso hacerlo desearla aún más.

 

 

Fue a la cocina, abrió cada gabinete, cada cajón, no estaba segura que estaba buscando, pero encontró un sacacorchos. 

 

-Muy bien, esto ya es algo. -Se dijo a sí misma.

 

Después abrió el refrigerador y se encontró una botella de champagne. Parecía ser muy cara.

 

Prendió la televisión, cambió el canal unas cuantas veces, no le interesaba realmente verla.

 

La botella era pesada, pero solo le tomó alrededor de una hora para hacerla más liviana. Y por alguna razón, se le ocurrió que sería buena idea caminar descalza por la playa, así que se quitó los zapatos y empezó a caminar, sintiendo la arena en sus pies.

 

Mucho de esa exitosa noche tenía que ver con el hecho de sentirse protegida, ella lo sabía. Eleanor había perdido a su padre a una edad muy temprana. Toda su vida lo que ella había querido era alguien que tuviera su vida resuelta y quisiera estar ahí para ella, para cuidarla de todo y de todos. Alguien que le diera toda la seguridad que ella necesitaba sentir. Y si todo esto venia en un empaque increíblemente vistoso, las cosas se volvían irresistibles. Luke lo tenía todo.

 

Para ese momento, Elly ya estaba ebria.  Bailaba y cantaba y gritaba enfrente del mar oscuro. Pero la marea estaba alta. Eran incontables las veces que se caía y levantaba para seguir celebrando que su vida empezaría a dar un romántico y emocionante giro. De alguna manera lograba volver a ponerse en pie otra vez y seguia bebiendo y celebrando en un ritual que parecía más el de una persona que se estaba perdiendo a si misma. 

Su baile empezó a tornarse peligroso, pero ella no podía sentir el peligro. Necesitaba celebrar que alguien por fin quería cuidaría.




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