A diario me mantengo callada con mi rostro neutro intentando parecer una persona egocéntrica. Pero la verdad es otra, mi corazón se debilita a diario mientras que siento que no encajo en ningún lugar.
Todo lo bueno lo destruyó con palabras que no fueron medidas antes de salir de mis labios, palabras que para mí son insignificantes, pero para el prójimo puede significar mucho.
En el fondo se que no soy una mala persona porque no digo las cosas para lastimar, al contrario, no quiero lastimar.
Pero e nacido con la maldición de dañar todo lo que mis manos tocan, provocando que me esconda por siglos en el mismo túnel sin salida lejos de la humanidad.