Los finos rayos de la luna llena nos cubren el alma mientras que nuestros labios se unen en un casto beso.
Tus brazos me rodean proporcionándome la protección y el amor que por muchos años anhele, mientras que yo me aferró necesitadamente a vos para que no te marches.
Te disculpas por todo el daño que me hiciste, intento callarte para no llorar pero es tarde, despierto con la respiración agitada y con lágrimas corriendo por mis mejillas.
Tuve que haberlo imaginado, jamás te disculparias por el daño que me hicistes, todo fue una mala ilusión de un deseo incontrolable que vive en mi interior.