El viento golpea contra mi rostro, mis manos se aferran al libro que se encuentra entre ellas, una de las obras perfectamente dolorosas de Óscar Wilde... ¿Acaso puedo ser como Sibila Vane y terminar con mi vida como la obra mas maravillosa literariamente?, es algo estúpido ya que su amor fue correspondido, mientras que el mío no. Mi corazón arde cada día que lo observo, entre la oscura penumbra de mi habitación repaso cada uno de sus movimientos diarios, su salida, su llegada, su dia a dia. ¿Cómo le digo a mi mente que apague ese deseo de tenerlo en mis brazos?, ¿Cómo le explico que es mejor esperar y no ir tan precipitadamente?. Observarlo desde la distancia se ha convertido en mi salvación, no puedo tenerlo entre mis brazos pero con solo detallar su figura puedo sentirme tan llena como el lobo luego de devorar a las cabritas.
Todo fue como el primer orgasmo, una vez sentida la satisfacción que deja te vuelves adicto y quieres sentir lo mismo una y otra vez; me e vuelto adicta a los orgasmos que provoca su mirada, esos ojos que dicen lo que su corazón esconde.
Se ha vuelto mi debilidad, una debilidad que no sabe que existe alguien que lo venera en silencio y espera a que su alma esté preparada para acercarse y dar todo lo doloroso que tiene para ofrecer.