Desigualdad

Capitulo 1

Las personas no son iguales.

He vivido toda mi vida con esas palabras en mi mente.

Ni siquiera al nacer las personas son iguales, todos tienen sus cualidades, sus diferencias.

Las personas son diferentes una de otras desde que empiezan a existir hasta que se pudren en un ataúd.

Estoy de camino a mi liceo, pero cuando veo una gran protesta frente a las puertas, a parecer piden igualdad.

Últimamente he visto, leído y oído mucha propaganda y manifestaciones tratando de celebrar la igualdad de las personas, no sé si reír o vomitar al ver cuántas personas tratan de hacer a otras iguales a ellos por la fuerza de la presión social. Vomitar al pensar que cada una de esas personas que claman igualdad están tratando de imponer su ideología sobre otras o reír de pensar si esas personas de verdad solo hacen eso por celos de las diferencias que muestran los otros.

No sé cuál es peor, ni quiero saber, me entristece pensar que el sueño de esas personas que claman igualdad sea un mundo gris en el que nadie tenga una cualidad que pueda sobre salir sobre el otro, en el que no podamos expresar libremente porque sería diferente y ofendería a los mediocres que quieren que todo el mundo sea igual que ellos.

Subo el volumen de la música en mi teléfono para tratar de opacar el sonido de la protesta.

No funciona, así que apresuro el paso.

Llego tres minutos antes de que empiecen las clases, como todos los días, voy y espero en el patio hasta que suene el timbre, intercambio unos saludos con algunas personas de las que apenas recuerdo el nombre.

Nuestro liceo no es muy grande, es muy parecido a cualquier otro.

Oigo el timbre sonar, coloco el bolso en mi espalda y me dirijo a la primera clase.

Espero a que todos mis compañeros entren, por alguna razón se empujan por entrar a salón cuando ni siquiera ponen atención a las clases, como siempre hay un asiento libre en la primera fila, a nadie le gusta sentarse cerca del profesor, prefieren los últimos asientos para poder hablar en los que ellos creen que son susurros.

Dejo el bolso a un lado de la mesa y trato de omitir el ruido que hacen las otras personas.

Este es el momento que más odio del día, estos diez minutos que el profesor tarda en llegar al salón, es lunes por la mañana y mi clase ya es muy ruidosa ¿De dónde sacan tanta energía un lunes por la mañana? Yo solo quiero quedarme en cama todo el día.

Apoyo la cabeza en la mesa y cubro mi cabeza con la capucha de mi suéter. Trato de concentrarme en la música, pero, dios, es como si mientras más le subo volumen a mi teléfono ellos gritan más fuerte.

De repente siento que alguien me quita la capucha y le doy una mirada de molestia al chico frente a mí.

Él es alto, más alto que yo, pelo rubio, ojos azules, su nombre es Terry, lleva su uniforme como si acabara de correr una maratón, que puede ser verdad porque lo más seguro se levantó tarde y tuvo que correr para llegar a tiempo.

Te preguntaras como se estas cosas, lo sé porque en algún momento de mi segundo año en el liceo, Terry se autoproclamo mi mejor amigo.

¿Por qué? No sé, deje hace mucho de entender cómo piensa este idiota.

¿Cómo lo conocí? Bueno, Terry es muy popular, por alguna razón tiene la habilidad de llevarse bien con todo el mundo y como yo soy un antisocial y no hablaba con nadie al parecer eso era inaceptable para el chico que se lleva bien con todos, así que decidió hablar conmigo.

No, esto no es una conclusión que yo saque, es algo que le pregunte directamente y esa fue la respuesta.

- ¿Dormido tan temprano? – pregunta con una maldita sonrisa inocente.

Solo le doy un gruñido en respuesta.

- Cierto, cierto – dice asintiendo con la cabeza, como si mi respuesta significara algo – Se me olvidaba que tu mente solo empieza a funcionar cuando llega el profe –

- Cállate, Terry – gruñí de vuelta tratando de cerrar los ojos para descansar un poco más.

- Mi nombre es Alex – replico de vuelta, el odiaba ese apodo.

- Me gusta más Terry – dije sin mirarlo.

La verdad es que su nombre es Alex, Alex Crodin, Alex “Terry” Crodin, a él no le gustaba el ser llamado Terry, es un poco gracioso de cómo se nos ocurrió eso, tal vez te lo cuente más adelante. Ahora se me acabo el tiempo para descansar, el profesor acaba de llegar, es hora de usar mi cerebro para tratar de aprender algo.

Nuestra primera clase es Física, no es por presumir, pero es una de mis mejores materias.




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