JAMES MASLOW.
— Por favor James, borra la foto.
Me suplico Avery de rodillas en el suelo mientras abraza una de mis piernas.
Amo tener a Avery a mis pies, literalmente.
— No pienso borrarla, ahora te tengo en mis manos, esto va a ser muy divertido. —Hablo con una sonrisa malévola en mí rostro.
Molestarla si que va a ser divertido.
— Pedime lo que quieras que lo hago pero borra esa foto.
Me lo pienso un segundo y enseguida respondo.
— Vas a ser mi sirvienta por tres meses y luego de eso borro la foto.
Nada mejor que tener a Avery Clinton de sirvienta.
— Está bien lo que quieras pero mientras tanto no se la podés mostrar a nadie.
— Como si alguien quisiera verte desnuda.
Puedo notar como mis palabras le dolieron.
Pero se lo merece.
— De acuerdo, que es lo primero que tengo que hacer.
— Tráeme algo de comer. —Le ordenó y la empujó para que valla hacer lo que le pedí.
Dios, esto va a ser el paraíso, lo digo por poder molestarla.
(…)
Ahora me encuentro en mi casa con Avery cortándome las uñas de los pies con la boca.
¿Porque le hago esto?
Como ya había dicho, se lo merece.
Empieza a tocer y se aleja de mi.
— Sos un cerdo James.
— Tampoco es para tanto.
— ¡Me acabo de tragar una uña de tu pie!
Eso sí que es asqueroso, pero se lo merece.
Se acerco a mí quedando a escasos centímetros.
— ¿Tantas ganas tenés de besarme? —Pregunto burlón.
Esta por contestarme pero me adelantó.
— Porque yo me muero de ganas de besarte.
Sin más le sujeto de la nuca y presionó mis labios sobre los suyos, para seguido empezar a moverlos.
Y cuando me di cuenta ella me estaba siguiendo el beso.
No puedo creer que me lo este correspondiendo.
Se siento en mis piernas y coloca sus brazos al rededor de mi cuello para seguirme mejor el beso.
Esto no puede estar pasando.
Jamás pensé que Avery Clinton me correspondería un beso, es más pensé que ni bien la besa iba a alejarse y golpearme.
Pero no.
La estoy besando y ella me está besando.
Dije que iba a ser el paraíso, y no me equivoqué.