DÉsolÉ: cuídate de mí.

XIV: El parche de Frederick.

Hay garras rodeándome, risas maliciosas que perforan mis tímpanos y el suelo está inundado de sangre que llega hasta mis tobillos, quiero correr, pero estoy rodeada ¿de qué?, ¿por qué se ríen de mí? Murmuran cosas que casi no puedo entender, solo sé que mis manos están encadenadas con grilletes y mi cuello posee uno similar que casi me asfixia con solo moverme. Estoy inmovilizada.

No puedo hablar, es como si me hubiesen arrebatado las cuerdas bucales, no sé qué hacer, todos se ríen, sus sonrisas muestran sus colmillos, pero esas figuras fueron reemplazadas por los miembros de la AC, me dicen lo ingenua que soy y que ya no les era útil.

Cerré los ojos con fuerza y al abrirlos nuevamente, el ambiente cambió, puedo ver el techo de mi habitación y sentir un agudo dolor de cabeza. Me siento con cierta dificultad, estoy en piyama, ¿desde cuándo me fui a dormir? No recuerdo.

―Pareces un poco desorientada.

Casi me da un ataque al corazón cuando volteé y vi a Lysander sentado al lado de la cama y con los brazos cruzados, agitaba un pie con inquietud, no parece enojado, tampoco se ve feliz, es como si un robot me estuviese mirando.

―¿Qué estás haciendo…aquí? ―dije.

Me costó un poco mantenerme firme ante su mirada verdosa, parecen dos linternas de interrogación, Lysander es guapo, pero su actitud me hace temerle mucho. Me toqué la mejilla para asegurarme de que no la tengo deformada.

―Ayer te desmayaste después de fisgonear.

―¿Ayer? ―inquirí exaltada.

Busqué a los lados hasta encontrarme con mi celular ¡hoy es lunes! Falta una hora para poder prepararme para ir a clases.

―¿Por qué me desmayé?

―Parece que estabas un poco anémica ayer, es normal que ocurra eso después de la mordida de un Ancestro ―explicó mientras parecía ajustarse los guantes.

―Pero Frederick no bebió mucho, no se tardó nada.

―Eso es lo que crees. ―Cruzó una pierna y adoptó una posición explicativa―. Los Ancestros beben sangre con una rapidez que supera a los Puros, por ello sentiste mucho dolor, es debido a la absorción, Frederick llevaba mucho tiempo sin alimentarse, así que es normal que se haya pasado un poco.

¿Cómo sabe que le di mi sangre a Frederick? Estoy segura de que no había nadie más en ese despacho más que él, Charles y yo.

―¿Por cuánto tiempo estaba sin alimentarse?

Lysander me miró en silencio, contrajo la mirada y luego suspiró.

―Hace aproximadamente un mes ―. Me quedo con la boca abierta―. Los vampiros comunes deben alimentarse como mínimo una vez a la semana, como debes saber bien, Frederick no es un vampiro normal, puede resistir mucho tiempo sin alimentarse.

―¿Y los otros esclavos de sangre?

―Vendedores de sangre ―dijo como si me estuviese corrigiendo―. No usamos ese término aquí.

―Ah. ―Mis manos se sujetaron con cierto nerviosismo―. ¿Y los otros vendedores de sangre?

―Eran personas extrañas ―dijo como si estuviese hablando de una persona que le cae mal―, le pedían autógrafos a Frederick, incluso lo acosaban. No me agradan los seres humanos, pero admito que, a comparación de los vendedores anteriores, eres la más decente.

Vaya, ¿eso es un halago?, ¿he recibido un halago por el ser más amargado que he conocido en mi vida? Tal vez sigo soñando.

―Pensándolo bien ―siguió hablando―, te veías demasiado bien en la mañana de ayer como para que te dé un desmayo por anemia, suponiendo que te alimentaste bien, Frederick nunca te haría pasar hambre, ¿hay alguna condición que tienes por la cual no has dicho?

¿Qué digo?, ¿le invento una mentira o disfrazo una verdad? No entiendo porqué está siendo muy atento el día de hoy, ¿sigo despierta o estoy soñando? No sé si todo esto es un juego de mi mente. En fin, tengo que decir algo, no puedo dejar esperando a Lysander o se quitará los guantes para hacerme hablar.

―Tuve un accidente con mi anterior propietario.

―¿Qué tan grave fue el accidente?

«¿Por qué me lo haces tan difícil?» me quejé, este hombre debería dedicarse a interrogar gente para los casos policiales, una mirada suya es suficiente para que el culpable se moje los pantalones del miedo.

―Tuvieron que hacerme una trasfusión de sangre y estuve varios días en coma ―dije intentando sonar tranquila―. Aunque no es nada, supongo que estoy acostumbrada a… los comportamientos erráticos de mis propietarios. ―Me sobé el brazo por instinto.

Lysander frunció el ceño he hizo una mueca de desagrado.

―¿Acaso tus anteriores propietarios no conocen las reglas estipuladas de la PSES? ― ¿La qué?, ¿la Protección Social de Esclavos de Sangre?― La regla 5 del primer artículo prohíbe la violencia hacia un vendedor, ya que son reconocidos como medios de alimentación para los vampiros, maltratar al que nos alimenta ya es considerado como un delito.

¿Hay una regla para eso?, ¿por qué nunca lo supe? La AC debió decírmela desde un principio para usarla a mi favor, tal vez así Lucas Diabelle no hubiese actuado tan violento conmigo, aunque dudo que la acatara.

―Parece que Frederick es el único que sigue esa regla ―comenté.

―Lilly Hoffman sigue al pie de la letra esas reglas, los vendedores que ofrecieron su sangre a Frederick nunca tuvieron una mala experiencia, ¿qué clase de representante tienes? ―preguntó en forma de reproche―. ¿Acaso se acercó a tus propietarios y dijo: trátala como se te venga en gana?

Lysander parece un poco…alterado, ¿es mi idea o parece enojado por lo que me ocurrió? Por un momento me recordó a Eddie cuando desperté del coma y empezó a reprenderme.

Frotó las esquinas de sus mejillas y volvió a centrar la mirada en mí, se levantó de la silla y dijo:

―Te espero en el auto.

¡Ah, cierto, se me olvidaba que hoy es día de clases! Soy una distraída, no entiendo qué pasa conmigo, tal vez sea por haber estado desmayada, por culpa de Diabelle tengo secuelas.



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En el texto hay: vampiros, lgbt, discriminacion

Editado: 20.05.2021

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