Desordenados: entre el rencor y el deseo

11.

Capitulo 11: Celos, Malditos celos.

Louise se quedó mirando el mensaje durante unos segundos, incapaz de procesarlo. ¿De verdad le estaba diciendo eso después de todo? ¿Qué derecho tenía él de ser tan posesivo, cuando había sido él quien había ido con Julia, sin ni siquiera darle una explicación? La rabia comenzó a hervir dentro de ella, y no pudo evitar escribir con firmeza:

"¿Qué haces despierto? Deberías estar durmiendo abrazado a tu novia..."

Alejandro, que acababa de terminar de arreglar las cosas con Julia, miró el teléfono con irritación. La rabia se apoderó de él al leer el mensaje de Louise. No podía creer lo que estaba leyendo. Estaba seguro de que lo que Louise realmente quería era hacerle perder la calma, pero él no iba a permitirlo.

Con los dientes apretados, escribió rápidamente:

"¿Ese es tu plan? ¿Hacerme ir a buscarte y que todos nos vean? ¿Qué, quieres llamar la atención otra vez?"

El mensaje fue claro, directo y con la tensión de todo lo que estaba guardando desde hacía días. No podía entender por qué Louise seguía actuando de esa manera, como si él fuera el único en cometer errores. Pero lo peor era que sentía que, aunque sus palabras fueran duras, no podía dejar de pelear.

Louise leyó el mensaje y, sin pensarlo demasiado, respondió con un tono desafiante:

"Mi plan es bailar y encontrar una buena distracción que me haga olvidar el caos en el que me envuelves."

Alejandro no pudo evitar una sonrisa irónica al leer la respuesta. No esperaba que Louise fuera tan directa, pero eso solo avivó su enojo. Decidió contestar rápidamente:

"¿Necesitas más distracción que la que Leni y Emma te dan?"

Louise leyó el mensaje, lo soltó con una risa burlona y escribió con rapidez:

"La distracción que busco es diferente, pero no podrias entenderlo porque eres un necio aburrido".

Alejandro, al borde de la desesperación y la ira, ya no pudo contenerse. Con los dedos apretados sobre la pantalla de su celular, escribió con dureza:

"Te juro que si no te vas a casa en un lapso de 30 minutos, voy a ir a por ti, y estarás en problemas, Louise."

Louise, sin perder la compostura, sonrió de forma retadora. Dejó escapar una pequeña risa antes de escribir:

"Duerme bien, baby." Y añadió un emoji de beso" al final.

Louise esperó unos segundos después de enviar el mensaje, pero la pantalla de su celular permaneció en silencio. Nada. Ni una respuesta de Alejandro.

Miró el reloj y una sonrisa traviesa se dibujó en sus labios. Sabía que él estaba furioso, podía imaginarlo perfectamente sosteniendo el teléfono con fuerza, mordiéndose el orgullo para no responderle. Esta vez, ella tenía el control.

—¿Por qué sonríes así, como si hubieras perdido la cabeza? —preguntó Carla, mirándola con el ceño fruncido.

Louise desvió la mirada de su celular y se encontró con los ojos curiosos de su amiga. Levantó una ceja y, con una expresión decidida, respondió:

—Porque hoy no pienso perder.

Dicho esto, giró sobre sus tacones y se abrió paso entre la multitud, caminando directamente hacia la barra. Al llegar, se apoyó con confianza sobre la superficie y le hizo una seña al bartender.

—Un shot de tequila.

El vaso apareció frente a ella en cuestión de segundos. Louise lo tomó entre sus dedos, lo levantó ligeramente en el aire como si brindara consigo misma y, sin pensarlo dos veces, lo bebió de un solo trago. El ardor recorrió su garganta, pero la sensación de victoria fue aún más fuerte.

Esta noche, la guerra de celos apenas comenzaba.

seis shots de tequila después y treinta y cinco minutos más tarde, Alejandro seguía sin aparecer.

Louise, en cambio, ya estaba lo suficientemente feliz—rozando la embriaguez—como para que todo le pareciera divertido. Con una copa en la mano y una sonrisa traviesa, se inclinó hacia Carla y, entre risitas, le dijo:

—¡Escucha, escucha! ¿Qué le dijo una uva verde a una uva morada?

Carla, con los brazos cruzados y una ceja arqueada, suspiró.

—A ver, ¿qué?

Louise se llevó un dedo a los labios, como si estuviera a punto de revelar un secreto de estado. Entonces, soltó entre carcajadas:

—¡Respira, idiota!

Estalló en risas como si hubiera contado el mejor chiste del mundo, inclinándose sobre la barra mientras Carla la observaba con una mezcla de diversión y vergüenza ajena.

—Louise… ese chiste es—

—Malísimo —interrumpió de repente una voz grave y familiar detrás de ella.

El tiempo pareció detenerse por un instante. Carla abrio los ojos como platos y tomo el celular para grabar. Alejandro se lo arranco antes. —Sin videos esta noche, o te demandare lo juro— Dijo quitandose las gafas de sol para que le mirara la cara fijamente y se diera cuenta de que hablaba en serio. Crala no dijo nada solo asintio temerosa mientras lo miraba acomodarse la gorra, Louise por otro lado sonrio divertida al ver el atuendo de alejandro: sueter cuello de alto negro, gorra de sol y gafas oscuras.

—¿Y tu quien te crees james bond? ¿eres un espia encubierto?— agrego haciendo un par de piruetas imitando a un espia. Alejandro bufo, estaba estresado de que ella hubiera llegado a ese punto de embriaguez, pero al mismo tiempo le parecia que ella asi era muy divertida. —AH ya se, eres un nija— agrego fingiendo ser un ninja pero con ese vestid, las copas demas los tacones, y la molestia del pie que se torcio mas temprano casi termino en el suelo. Alejandro la cogio antes. — No, no,no invadas mi espacio personal, despues nos toman una fotografia y Julia alias Betty Espaguetis vuelve a perder la cabeza, y te advierto no te bastara con darle una cena romantica para arregarlo.

Alejandro se aparto de ella y se dedico a mirarla, con los brazos cruzados, la mandíbula apretada y esa mirada oscura que la hizo sentir una punzada de adrenalina en el pecho.




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