Desordenados: entre el rencor y el deseo

14.

Capítulo 14: La jefa en las gradas

El segundo tiempo comenzó con una intensidad brutal. El Atlético de Madrid necesitaba remontar el marcador, y Alejandro sabía que todo el estadio tenía los ojos puestos en él. Pero ninguno de esos ojos ardía con la misma intensidad que los de Louise, que desde la zona VIP lo fulminaba con la mirada, los brazos cruzados y la boca lista para soltar otro grito de guerra.

—¡Vamos, Von Bremen! ¡Te pago para que juegues fútbol, no para que te tropieces con tu propia sombra! —rugió, con la voz lo suficientemente fuerte como para que algunos fanáticos del Atlético a su alrededor rieran.

—¿Quién demonios es esa loca? —murmuró un hombre un par de filas más abajo.

—Debe ser una novia obsesiva o algo así… —respondió su amigo.

—O una entrenadora encubierta —intervino otro, divertido.

Pero Louise ni se inmutó. Alejandro tampoco. De hecho, tras cada comentario suyo, Alejandro comenzaba a reaccionar.

Primero, un pase perfecto. Luego, una jugada de lujo. Después, un disparo que casi termina en gol.

David, que corría a su lado en el campo, lo miró de reojo y no pudo evitar soltar una carcajada.

—No puedo creer que esta sea tu motivación. ¿Louise gritándote?

Alejandro sonrió de lado, sin dejar de correr.

—Dime que no está funcionando.

David negó con la cabeza.

—Definitivamente, sí.

El partido avanzó y Alejandro estaba recuperando el control. Pero Louise seguía sin darle tregua.

—¡Más rápido, Alejandro, que hasta mi abuela esquiva mejor las marcas!

—¡Si fallas otro pase así, juro que te hago dormir en el sofá, te lo juro Von Bremen!

—¡Tienes una zurda de oro, úsala, imbécil!

El público, lejos de molestarse, empezaba a disfrutar la escena. Algunos hinchas del Atlético comenzaron a seguirle el juego, y cada vez que Louise gritaba algo, más personas se unían.

Alejandro, sin embargo, estaba en su elemento. Louise le había devuelto algo que había perdido en el primer tiempo: su fuego competitivo.

Y entonces, llegó el momento decisivo. Minuto 85. Faltaban pocos minutos para el final, y el Atleti tenía un tiro de esquina. La tensión era absoluta. Alejandro se posicionó en el área, esperando el centro.

Louise contuvo la respiración.

El balón voló hacia el área, y Alejandro, como si el destino estuviera de su lado, saltó más alto que nadie. Con un cabezazo perfecto, mandó la pelota directo al fondo de la red.

GOOOOOOL.

El estadio explotó en gritos.

Louise saltó de su asiento, eufórica.

—¡Así se hace, ese es mi chico! —gritó, sin importarle que todo el mundo la mirara. Estaba demasiado feliz.

Alejandro corrió hacia la banda, levantando los brazos en el aire, disfrutando el rugido de la afición. Pero en lugar de buscar a sus compañeros,la buscó a ella.

Louise estaba de pie, sin darse cuenta de que Alejandro la miraba fijamente. Y entonces, sin pensarlo dos veces, él levantó ambas manos y le mandó un beso en pleno estadio.

El público reaccionó de inmediato.

—¡¿ESO FUE PARA ELLA?! —gritó alguien en las gradas.

—¡AY DIOS, QUÉ ROMÁNTICO!

—¡VON BREMEN ENAMORADO!

Louise, que acababa de dejarse llevar por la emoción del gol, se quedó de piedra.

—No, no, no, no… —murmuró en pánico.

El problema?.

Las cámaras lo captaron todo.

El beso al aire. La mirada intensa. El gesto romántico. Y ahora todo el maldito estadio estaba hablando de ello.

Las redes sociales estallaron en cuestión de segundos.

—"Alejandro Von Bremen le manda un beso misterioso a alguien en el VIP" —"¿Nueva novia? ¿Quién es la afortunada?" —"La maldición de los penaltis se va cuando ella llega, JAJAJA"

Louise sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Acababa de ser oficialmente vinculada con Alejandro Von Bremen.

Y lo peor era que su verdadera novia también estaba viendo esto....

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A kilómetros de ahí, Julia estaba en la casa, viendo el partido con Rosa y las gemelas. Cuando vio el beso que Alejandro lanzó a la grada, se levantó de un salto.

—¡¿Qué demonios fue eso?! —chilló con furia.

Rosa, con toda la calma del mundo, se encogió de hombros.

—Parece que Alejandro ya no está tan distraído…

Leni y Emma aplaudieron emocionadas.

—¡Ale hizo un gol!

Julia tomó su teléfono con una expresión venenosa.

—Voy a destruir a esa maldita ramera,y ese será tu castigo. Que sepas también que terminamos. Idiota.

Júlia se paro del sofá enfurecida y se dirigió a rosa. — baja mis malestas yo me largo — agregó con furia. Rosa sonrióy sin poder ocultar su felicidad musitó:

—Usted ya no es parte de la familia, busqué su cosas por sus propios medios, maleducada— la cara de Julia se descompuso aún más.

—Julia se va y deja a Ale en Paz— canto Emma.

—Julia espaguetis se va para el Betis — musitó Leni.

—Malditas mocosas, me vengare lo juro — Julia grito con fuerza, mientras que gritaba y salía de la mansión con una Crisis de ira.

************************************

En el vestuario, después del partido.

El Atleti ganó el partido y Alejandro estaba de un humor excelente. No solo porque el equipo había logrado remontar, sino porque, aunque no lo admitiera, le había encantado ver la reacción de Louise cuando le mandó el beso.

En el vestuario, sus compañeros no paraban de molestarlo.

—Vamos, bro, suéltalo. ¿Para quién fue ese beso? —dijo David con una sonrisa de lado.

Alejandro sonrió con suficiencia mientras se quitaba la camiseta sudada.

—¿De qué hablas?

—¡No te hagas el tonto! Todo el estadio lo vio —insistió Luis—. Mandaste un beso al área VIP. Y casualmente, Louise estaba ahí.

Alejandro bebió un poco de agua y se encogió de hombros.

—Tal vez se lo mandé a mi abuela.

—¡JAJAJAJA! —Todos estallaron en carcajadas.

—Sí, claro, porque tu abuela te grita como una desquiciada cuando juegas mal —se burló David—. Hermano, lo que tienes con Louise ya es un escándalo nacional.




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