Desperté Queriendo Soñarte

Capitulo 6

Mantas tibias envuelven mi cuerpo, mis ojos están negados a abrirse aunque pueda escuchar con claridad todo lo que ocurre detrás de mi puerta, una sonrisa satisfactoria está en mis labios mientras continúo deleitándome con lo bien que se siente dormir placenteramente.

Los golpes en la puerta comienzan, pero los ignoro enfocando a Liam Payne del 2018 en mis sueños. Un par de voces comienzan a hablar entre sí, sé quiénes son, no necesito de magia para adivinarlo... Peeero, ellos tal vez sí para poder abrir la puerta que me encargue de cerrar con seguro anoche, y de robar las llaves de esta que mi mamá resguardo en su armario dentro de uno de los bolsillos de sus batas... Típico. Cómo protección extra mi escritorio está contra esta para hacer presión.

Los ruidos cesan y me permito vanagloriarme por semejante idea y a la vez reprocharme no haberla aplicado hace unos días atrás cuando todo esto empezó. Es raro tener a un chico en mi habitación todas las mañanas, en algunas mi madre está con nosotros, pero en otras no, y lo hace más incómodo aún. Dustin es educado en lo que a su nivel se le puede llamar así. Me sorprendo de mi misma al tener tantas agallas para poder enfrentarlo, es algo que jamás había hecho en mis cortos años de vida, para mí el estar en el mismo lugar con otra persona que no sea mi madre y mi mejor amiga es todo un sacrificio, pero con el pelirrojo me gana el impulso, es tan insoportable que se esté metiendo en mi vida sin mi consentimiento, quiero, quiero... ¡Ahg! Quisiera borrarle la sonrisa victoriosa del rostro cada vez que entra en mi habitación y me hace levantar de forma tan abrupta que la mayoría de las veces aunque lo evite siempre termino cayendo en algún lugar de mi habitación.

Es un ¡Hola, suelo, buenos días! Cada mañana, y que el chico lo disfruté solo aumenta mi malhumor contra él. No paro de pensar en lo injusta que es mi madre al empujar al pelirrojo en mi vida sin siquiera avisar, sé que tengo un pequeño problema con los horarios, pero eso lo podía resolver por mi cuenta, no necesitaba la ayuda de un desconocido que tal vez padezca algún trastorno psicológico que me sea una consecuencia el día de mañana cuando esté siendo secuestrada y encerrada en una cabaña a mitad de un bosque para morir siendo torturada y luego devorada por los lobos.

Me remuevo entre las sábanas espantando esos pensamientos que le quitaron el protagonismo al señor Payne por unos segundos. Un crujido a mis espaldas llama mi atención, logrando que abra los ojos sorprendidas... No, puede, ser.

—¡Mami!—Grito, apretujando las mantas contra mi pecho

La persona que acaba de entrar por mi ventana se mueve rápido hasta la puerta, enciende la luz y sus ojos se encuentran con los míos, mi respiración se volvió un asco y si mi corazón tuviese el suyo propio lo estaría agarrando para calmar el susto que nos llevamos.

—¿En serio?—Pregunta señalando el escritorio que luego empuja a su sitio—¡Arriba!

Se vuelve hacia mí, me toma del brazo con una fuerza un tanto controlada como si no quisiera dañarme, y me empuja en dirección al baño.

—¿Tienes ropa deportiva?—Vuelve a preguntar mirándome

Permanezco congelada en mi posición viendolo como si fuese la cosa más extraña del planeta jamás vista, Dustin tiene un aire fresco y gentil algunas veces, pero otras, en otras este se ve cubierto por uno más pesado, ególatra... Es como sí en su interior viviese no solo una, sino, dos almas. Dos personas... ¿Doble personalidad? ¡Trastorno psicológico!

Me encojo ante su mirada demandante, miro en todas las direcciones y me vuelvo a sentir como el primer día, cuando el llegó sin aviso y yo me sentí aterrada completamente... Sigo desconfiando del pelirrojo, ¡Por supuesto que lo haré! Ahora y siempre, pero como ya dije, hay algo en mí que me gana, algo que me hace enderezar y alzar mi cara aunque esté muerta de miedo, aunque jamás me hubiese imaginado así... Está Delanie no la conocía, y es tan extraño que pueda despertar con tan solo unos días de conocer a una persona ¿Es acaso eso posible?

—Sé que soy lindo, pero no te daré una foto mía si eso es lo que esperas, sería muy acosador de tú parte—Se cruza de brazos

Ruedo mis ojos y estos caen por inercia en mi reloj de mesa...

5:00 AM

—¿¡Pero qué carajos!?—Grito en su dirección—¡Qué haces aquí a las cinco de la mañana!?

Pierdo la compostura, estoy despierta cuatro horas antes de lo que mi reloj biológico dictamina

—¿Recuerdas la liga que te di ayer?—Se acerca con una sonrisa, asiento en respuesta—Pues póntela—Su palma se aferra a mi hombro como si estuviese a punto de darme una gran noticia—Hoy empieza la verdadera rutina, Adams

Parpadeo un par de veces sin saber a qué se refiere, pero, como ya es costumbre en él se aleja para abrirle la puerta a mi madre. Es allí donde me fijo en su apariencia, ambos visten ropas deportivas... ¡Que me lleve la que me trajo!

Mamá nota mi cara de horror y se acerca a mí con una sonrisa en sus labios

—Adentro linda, hoy será un día productivo—Canturrea empujándome al baño—Yo buscaré tu ropa y la dejaré sobre la cama—Se encamina a mi armario—Dustin hice waffles, ¿Te animas?—Cuestiona sin despegar la vista de la ropa que mueve de un lado a otro

Miro al chico de ojos café, alza su mano y el tintineo capta mi atención... Las llaves de mi habitación, entorno mis ojos en él enviándole toda mi mala energía.

—Por supuesto que sí, Señora Adams—Acepta la propuesta de mi madre, lo que le saca una sonrisa más grande a la rubia

Bufo con fuerza para que ambos me escuchen y dándome media vuelta me pierdo en el interior de mi baño

•••

Me tiro en la primera banca que veo, mi pecho sube y baja de forma rápida no es necesario ver mi cabello para saber que es un desastre. Correr, esa es su definición de nueva rutina, correr por el parque central de la ciudad a las cinco de la mañana, por un momento me sentí aterrada de que utilizará esa hora, pero al llegar me encontré con una gran cantidad de personas haciendo lo mismo, unos trotando, otros haciendo abdominales u otro tipo de ejercicio... Y luego, por último, estoy yo. Me canso cada tres segundos, mis piernas caen cada cinco y ni hablar de mi respiración que colapsa.



#2168 en Otros
#547 en Humor
#5459 en Novela romántica

En el texto hay: novela juvenil, amigos y amor

Editado: 20.12.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.