El martilleo se repite en mi cabeza moviéndose de un lado a otro sin dejarme en paz; Jaqueca. La tengo desde hace unos dos días aproximadamente el mismo tiempo que llevo despertando a las cinco en punto y “ejercitando” mi delicado cuerpecito que lo único que ha hecho es sufrir.
No oculto las muecas de incomodidad, bajo mis ojos llevo bolsas que se asemejan al color de una berenjena, mis labios están resecos y mi piel más pálida de lo normal, se podría decir que estoy enferma, pero en realidad es la falta de sueño y el ejercicio a tempranas horas. Cuando dormía hasta tarde encontraba el tiempo adecuado para colocar mis cremas humectantes y protector solar en mi piel, no faltaba un poco de bálsamo y el estar descansada evitaba las ojeras, pero ahora debo cargar con el peso de la pereza nivel dios supremo.
Ni hablar de las ganas de “accidentalmente” clavarle el primer objeto que encuentre a cierto pelirrojo de ojos café que ha hecho un muy buen trabajo según mi madre, pero uno completamente pésimo según yo. Dustin firmó un contrato de muerte conmigo, lo hizo el día en que le dijo a mi madre que aceptaba el desafío que represento, y no se salvará. He tratado de todo estos días: Ignorarlo, cerrar la puerta y ventana, tirarle agua, encerrarme en el baño, gritarle hasta quedar sin voz, sacarle el dedo medio (Jamás en mi vida había sido tan grosera con alguien) nada de lo que intenté funcionó, el pelirrojo no se inmutó... La pregunta del millón es ¿Estoy llegando a tiempo a las clases?
Aquí es donde me aplaudo orgullosa... ¡No, no lo hago! Todo lo anteriormente mencionado me retrasa y aún así el chico no se da por vencido, ni siquiera cuando su récord intachable de buen comportamiento ha decaído por mi culpa, siento un poco de vergüenza por hacerlo pasar por esa situación, pero luego recuerdo que él se compró este lío y se me pasa.
Recorro el gran pasillo lleno de alumnos, prácticamente arrastro mis pies sin ánimos, ni fuerza, solo un pequeño reflejo de lo que alguna vez fue mi alma. A lo lejos vislumbro la cabellera castaña de Clara, está de espaldas a mi dirección por lo que no me puede ver, en sus manos su laptop y antes de poder llegar la chica se lanza sobre un castaño que reconozco luego de achicar los ojos lo máximo posible (Miopía entrando al chat) ¡Drake Noonan! El gemelo de Blake. ¿Por qué Clara lo está abrazando? Termino mi recorrido parandome a unos cuantos pasos de ellos estoy a punto de agregar algo e interrumpir el momento pero se me adelantan de una forma muy innovadora y en cierta parte aterradora.
Xan Butler el crush correspondido y quién sabe que otra cosa de Clara se lanza sobre Drake alejándolo de mi amiga de un empujón, por instinto retrocedo alarmada, Clara se mantiene estática sin poder entender la situación y Drake solo detalla al rubio con sumo cuidado, mientras esté destila cólera por sus poros mirando fijamente al chico de ojos grises
—¡No te le acerques, imbécil!—Ladra el capitán acercándose más a Noonan quien frunce el ceño mirando a Clara por encima del rubio
—No estábamos haciendo nada—Se defiende el chico, pero Xan sigue acercándose—Escucha amigo, no sé que creas que sucede o sucedió, pero no es así—Alza sus manos en señal de paz
—Xan, es cierto—El murmullo de Clara me trae a la realidad
Ya hay una bola de gente alrededor mirando espectantes a los chicos esperando el desenlace de la situación. Mi amiga se acerca a paso rápido al rubio y lo toma del antebrazo pero este se safa rápidamente con una brusquedad que lastima la mano de Clara aunque casi nadie lo noté, para mí la mueca en su rostro no pasa desapercibida
—¿Eres así con todos?—Le pregunta a Clara con enojo, ella lo mira sorprendida por unos segundos antes de negar rápidamente—¡No mientas!
Doy un salto en mi lugar por el tono tan elevado y aterrador, los ojos de Clara se cristalizan pero no deja salir una lágrima, solo vuelve a negar con la cabeza
—No...—Susurra
—Amigo, no creo que debas tratarla así, no pasó nad...
El puño de Xan impactando en el pómulo derecho de Drake me hace gritar, el castaño se recompone tocando el lugar afectado sin dejar de ver estupefacto al rubio como si no pudiese creer lo que hizo
—¡No es tu maldito problema lo que ella y yo hablemos, alejate y no acerques tu estúpido culo a ella!—Xan vuelve arremeter contra Drake quien trata de defenderse con torpeza
Clara grita y llora a la vez, yo pido ayuda entre las personas que nos miran, suplico que los separen pero no sucede, nadie se mueve, nadie intenta algo. Corro hacia Drake cuando Xan lo tira al suelo e intenta patearlo, cuando estoy por acercarme recibo un empujón del rubio que me manda directo al duro piso a unos metros del castaño.
—¡Tú no te metas!—Me grita
El dolor en mi brazo me hace retorcer un poco, Clara corre hacia mí intentando ayudarme pero está vuelta un mar de lágrimas, asiento y le aseguro que estoy bien, pero el dolor en mi hombro me recuerda que no.
—¿Que carajos está pasando?
Una voz a mi espalda se eleva por encima de todo, parpadeo un par de veces tratando de girar a ver a la persona pero el movimiento molesta al brazo que amortiguó la caída lidiando con mi peso, específicamente podría decir que es mí hombro el que molesta. El quejido de dolor sale más elevado de lo que pensé y una lágrima lo acompaña.
Y así solo empeoran las cosas
Pov Dustin
Nunca he sido agresivo, jamás he sido quien busque los conflictos, si en mi está el poder evitar problemas utilizaré hasta mi último comodín para que así sea, pero ya cuando la situación me sobrepasa, cuando los caminos se cierran y los comodines se acaban me encuentro en una lucha interna conmigo mismo. No tengo miedo de defenderme, tengo miedo de lastimar a otros, por muy idiota o por más que creamos que lo merece la persona.
Cuando Blake y yo buscabamos a Drake jamás imaginamos que sería él uno de los implicados en una pelea estudiantil, de Blake me lo esperaría, pero Drake es más del tipo que prefiere estar en la biblioteca. Ambos empujamos al gentío tratando de llegar a los chicos, el rostro comprimido en rabia de Blake me hace tomarlo del hombro y echarle una mirada de advertencia, lo menos que necesitamos es una reprimienda por andar en peleas, si se puede evitar mejor.