Dustin Murray
Paso la página del libro que está entre mis manos, mis párpados se cansan y a la hora de parpadear son demasiado lentos, un bostezo se apodera de mí llamando la atención de las personas a mi lado, el primero aparta la vista de su libro mirándome con reproche, el segundo alza la cara de la mesa que estaba usando como almohada.
Estamos en la biblioteca del instituto “Estudiando” para nuestra clase de historia pero el hecho de que usen tantas palabras complicadas y den demasiadas vueltas para explicar una cosa en el libro lo vuelve sumamente aburrido, por lo menos para mí y Blake (Aunque este se aburrió con solo ver el título) Drake por el contrario se encuentra sumido en la lectura y solo nos mira de vez en cuando para callarnos.
—¿Recuerdenme por qué estoy aquí rodeado de gente ñoña?—Cuestiona Blake con la cabeza pegada de la mesa y jugando con su índice sobre está
Drake bufa bajando su libro y mirando a su hermano como si se avergonzara de él
—No le des apodos o seudónimos tan denigrantes a las personas que hacen o disfrutan hacer cosas que para tí no son satisfactorias—Defiende—Tú eres un idiota y no por eso me oyes decirte así cada que te hablo
La boca de Blake forma una (O) claramente ofendido por la acusación de su gemelo. Pienso que entre ambos se desatará una guerra pero para nuestra sorpresa Blake se mantiene con la boca cerrada, tal vez dándole la razón a su hermano o tal vez sin encontrar alguna respuesta concreta.
—Seriamente no estoy entendiendo nada—Confieso, logrando que Drake vuelva a apartar la mirada de su libro con cansancio—No voy a mentir, mi mente no está aquí—Toco la madera desgastada de la vieja mesa—Esta en una playa caribeña, disfrutando del sol y la brisa placentera.
Un bufido llega a mis oídos
—Por supuesto—Blake vuelca sus ojos antes de compartir mirada con su gemelo quien sonríe cómplice
Frunzo el entrecejo pasando la mirada de un gemelo a otro.
—¿De causalidad esa playa tiene cabellera rubia?—Pregunta el chico con aro en el labio.
—¿Y un par de ojos verdes?—Secunda su hermano
Mis ojos se agrandan al captar su juego de palabras, ¿Que es lo que tiene todo el mundo últimamente?
—No sé a qué se refieren—Canturreo ignorandolos
Drake cierra su libro dejándolo de lado antes de apoyarse en la mesa para susurrar y no llamar la atención del bibliotecario.
—Oh, sí que lo sabes—Sube y baja sus cejas
Niego con mi cabeza, negado a decir palabra alguna
—Buena estrategia, se hace el loco—Señala Blake, mirando a Drake—Yo por el contrario, sí ando loco... Pero por ella—Señala nuevamente a un punto detrás de mí
Con completo disimulo volteo para encontrarme con nada más y nada menos que Clara Allen cargando una pila de libros hasta una mesa que se encuentra prácticamente vacía, en ella deja los libros y abre su laptop para empezar a teclear frente a ella sin apartar la mirada de la hoja y de la hoja a la pantalla.
—¿Estás loco?—Pregunta Drake mirando fijamente a Blake—No viste como quedamos—Se señala y luego a mí—Nos molieron, prácticamente. El tipo que se hace llamar su “novio”—Le recuerda
Blake sonríe sin dejar de ver a la chica
—No son novios, nunca lo fueron, o por lo menos no oficialmente y eso que les ocurrió a ustedes les pasa por no dejarme hacer las cosas—Acusa
Desde que nos hicimos amigos en el primer año de instituto era Blake quien daba la cara por cualquiera de nosotros dos, Blake era quien acertaba puñetazos si alguien se metía con Drake o conmigo. No porque no supiéramos defendernos, sino porque al contrario de Blake para nosotros era mejor dialogar, intentar ir por el camino pacífico, evitar todo tipo de problema que nos trajera algún tipo de consecuencia. En cambio el gemelo maligno (Como le llamo en secreto) prefiere ser impulsivo y terminar envuelto en peleas cada que alguien ofende, grita, golpea o hace cualquier apto indecente hacia su persona.
—Clara no te da ni la hora—Me burlo
Sus comisuras tiran en una sonrisa taimada antes de agregar:
—Por ahora, pero te juro que llegara el momento en el que en vez de la hora me dará el sí
Drake frunce el ceño
—¿Ya te quieres casar? Me sorprendes, pensé que morirías solo y regando hijos por el mundo—Se burla
Blake vuelca los ojos y le suelta un zape ocasionando que la mirada de Drake casi lo aniquile.
—Un sí para una primera cita, ya saben, salir un rato al cine a comer o que sé yo. Nunca he llevado a nadie a una cita—Confiesa, mirando la mesa cuando la castaña pasea su mirada por la biblioteca, sus ojos chocan con los míos y alza una de sus manos para saludar a lo que correspondo de igual forma
—¿Entonces qué haces aquí?—Inquiero empujando su hombro—Ve a hablarle, Romeo
Su expresión cambia completamente, traga saliva con demasiada fuerza y estruja sus manos de la tela de su pantalón
—¿Ahora?—Pregunta temeroso y su hermano le regresa el zape de hace rato
—¡Sí!—Alienta
Blake asiente sin dejar de mirarnos, una y otra vez, sin moverse de su lugar.
—¡Ve!—Digo
—Sí, claro
Lo vemos levantarse y fijar su mirada en la castaña que sigue sumergida en su montaña de libros y su computadora. Blake da un par de pasos antes de congelarse y regresar a nosotros
—¿Que le digo?—Pregunta aterrado
—Tú eres el don Juan—Se encoje de hombros Drake sin quitar esa sonrisa burlona de sus labios—Sueltale un piropo
Señalo al gemelo sentado frente a mí dándole la razón.
—No estoy seguro—Blake rasca su nuca, nervioso
—A ver, práctica con nosotros—Propongo y el chico asiente tomando asiento otra vez a mi lado
Se aclara la garganta antes de hablar:
—Quiero olvidarte, pero sin el “olvi”
Miro a Drake y este me mira a mí con la misma confusión antes de soltar unas carcajadas que hacen que el hombre encargado de la biblioteca nos mande a callar. Conteniendo las ganas de volver a reír miramos a Blake que cubre su rostro con sus manos