Mantengo mis manos bajo mi barbilla mientras admiro al hombre frente a mí, el cual no ha parado de maravillarme desde que lo conocí. Sin duda alguna salte sobre él cuando abrió la puerta para recibirme y el que lo haya hecho con una sonrisa en sus labios y sus brazos abiertos solo me dejó aún más embobada, dios, si así de feliz se siente estar en el cielo por favor llévame.
Sorbo un poco del café que esta frente a mí sin despegar mis ojos del pelirrojo que habla ocasionándome mini ataques cardiacos, P.L Murray, (Peter Lynn Murray) también conocido como el padre del martirio que no me abandona. El mismo que ha sido culpable de noches enteras en las que no he podido dormir solo por mantenerme enganchada a las tramas tan atrapantes de sus libros, lo entreviste o interrogue según Dustin, y la verdad ha sido una de las mejores experiencias de mi vida, jamás creí poder conocerlo, o sea, estaba consiente de que reside en mi ciudad, pero al ser un lugar tan grande nunca pensé que podría conocerlo.
—Así que me dije, Peter, coloca una gran roca obstruyendo la salida… ¿De dónde salió? ¡Ni idea! Luego lo resolvemos, así fue como idee la última escena de El derrumbe de Laxurt—Explica cautivándome con su profunda voz
¡Maldición! Creo que acabo de desbloquear un crush con el padre de Dustin.
—Ese capítulo fue increíble, mi mente voló, literalmente, sobre todo cuando Coraline utilizó la peineta de cristal y reclamó Laxurt como su reino, ¡Fue magnifico! —Chillo ocasionando que Peter ría
Dustin no mintió, su padre es… ¡Increíblemente cool! Desde que llegue a pasar la noche aquí con ellos no hemos dejado de platicar de todo y nada, la mayoría de las cosas tratan sobre sus libros, creo que el hecho de conocer a una lectora empedernida como yo lo ha motivado a contarme cada detalle ocurrido en sus historias, también se niega a darme spoilers.
Chequeo la hora en mi teléfono, son las siete de la mañana, gracias a Peter me ahorre el tener que ir a trotar hoy, creo que me agrada tanto que lo utilizare como escudo contra Dustin y mi madre. Espero a que Dustin termine de hacer lo que sea que esté haciendo, por primera vez en mucho tiempo desperté por mi cuenta temprano ¿El motivo? Pues tengo a mi escritor favorito frente a mis ojos, dispuesto a hablar de todos sus libros y no voy a desperdiciar ni un minuto.
Los pasos en la escalera me ponen alerta, vuelco mis ojos y miro a Peter haciendo un puchero con mis labios:
—Ahí viene el lunático—Susurro solo para ambos
—Había tardado demasiado en bajar—Susurra de vuelta el hombre de barba—¿Qué tan molesto es?
Pienso un momento
—Un día entró con el silbato a mi habitación y lo sonó muy cerca de mi oreja… Aún me duele el trasero—Bufo, pero callo cuando Dustin aparece en el marco de la puerta del comedor.
—Dustin Esperancito Murray—Llevo mi taza de café a mis labios para ocultar la sonrisa burlona que se me escapa—Bienvenido a nuestra humilde mesa de platica, ¿Te apetece una charla con esta hermosa señorita, de excelentes gustos literarios debo admitir, y tu viejo, pero aun encantador padre?
El pelirrojo frunce sus labios antes de ir por una taza de café y tomar asiento a mi lado, quedando ambos frente a su padre quien no despega la sonrisa de sus labios, comparto una mirada con el chico.
—Eres una vende patria—Reprocha haciéndome alzar una de mis cejas—Me cambiaste por mi padre
Llevo una de mis manos a mi pecho fingiendo estar ofendida
—Es P.L Murray—Señalo a Peter que sonríe de brazos cruzados con orgullo—Lo siento, pero entre él y tú, jamás fuiste opción, Esperancito
Dustin bufa tirando de un mechón de cabello que se logró escapar de mi intento de amarrarme un moño (Consecuencias de tener el cabello corto). Le suelto un manotazo y él ríe al ver mi mala puntería en acción de nuevo.
—¡Ya!—Chillo cuando lleva sus manos a mis costados de forma anatómicamente rara ocasionando que carcajadas estruendosas se escapen de mis labios—Dustin… por favor… ¡Para!
—No hasta que admitas que soy tu Murray favorito—Demanda sin detenerse y el que yo me encuentre sentada en una silla de madera hace muy incómoda la situación—¿Quién es tu Murray favorito, Delanie?
—¡Peter!—Grito en parte porque lo es y también porque me ayude a sacarme a su hijo el demente de encima—No respi… ¡Aire!
Dustin aleja sus manos y se incorpora en su silla tomando de su café como si nada hubiese pasado, como si no hubiese estado a punto de matarme por falta de aire.
—Aprecio tu buen gusto, Delanie Adams eres cordialmente bienvenida a esta casa las veces que quieras—Proclama el padre de Dustin llevando su mirada de su hijo a mí y viceversa—Van a llegar tarde, creo que es mejor que vayan partiendo—Se levanta llevando una de sus manos a los bolsillos delanteros de sus jeans holgados y saca unas llaves que deja en la mesa frente a su hijo—Hoy en auto—Demanda—Se lo ganó, nadie tiene porque aguantarte todas las mañanas con un silbato como un entrenador de futbol americano con más de cuarenta años lleno de estrés
—¡Ella es el diablo hecho muje!—Acusa el chico señalándome
—¿Perdóname, pero discúlpame?—Suelto con sarcasmo claramente ofendida—Yo soy un amor, ya lo he dicho antes y lo mantengo, eres tú quien parece lunático y el que tu padre nos preste su auto es un gesto muy lindo—Tomo las llaves que siguen en la mesa—No lo vamos a desaprovechar, gracias Peter.
—Ves, es un amor, ella lo dijo—Apoya el hombre
—Aquí la única víctima soy yo—Asegura el pelirrojo a mi lado—Ella es mala, ¡Es Marvel, Papá!
Frunzo mis labios y mis cejas mientras le suelto un zape a Dustin el cual recibe sin esperarlo
—Dijiste que respetabas mis gustos—Reclamo
—Eso fue antes de que te liaras con mi padre haciéndome quedar como el malo del cuento—Objeta ceñudo.
—Parecen niños de kínder peleando por boberías… incluso si no supiera que clase de relación tienen me harían pensar que se gustan—Suelta Peter logrando que ambos detengamos los reclamos mutuos—Ahora Dustin, toma las llaves de mi auto—Hace énfasis en “Mi auto” lo que me hace ver al chico de reojo—Y lleva a Delanie y a tu lindo trasero Murray al instituto… ¿Estamos?
El chico deja salir un bufido, pero aun así extiende su mano en mi dirección esperando las llaves que le doy de mala gana. Tomo mi mochila y con una gran sonrisa me despido de Peter, él recalca que puedo venir a verlo las veces que quiera e incluso comparte su número de teléfono conmigo, aun siento que es un sueño.
Dustin enciende el auto negro sacándolo de la cochera de su casa, se detiene unos segundos para esperar a que suba, una vez lista en el asiento del copiloto emprende la marcha al instituto, confirmo que no tengo notificaciones importantes excepto mensajes de Clara disculpándose por ser una “Tonta” y pidiéndome que nos veamos en el salón de artes… Chip. Tecleo una respuesta rápida y me centro de nuevo en la ventana mirando a los peatones que caminan por las aceras algunos con pasos rápidos, otros más relajados.
—¿Tu padre siempre te presta su auto o solo cuando esta de buenas?—Me atrevo a ser yo quien rompa el incómodo silencio.
Dustin muerde su labio inferior sin dejar de ver al frente, algunos mechones de su cabello cobrizo caen despeinados sobre su frente lo que le da un aire relajado.