Creí por unas milésimas de segundo que todo sería normal, que nadie señalaría a las chicas que la mayor parte de sus vidas habían pasado desapercibidas para los demás, para el resto solo éramos un par de amigas que se ocupaban de sus asuntos; cero fiestas, nada de chicos. Nos considerábamos de esas que iban de la casa al instituto y del instituto a la casa… ¿Y ahora? Somos las señaladas en la cafetería, los pasillos, salones e incluso el patio.
La falsa noticia del falso embarazo de Clara esta publicada en la página principal de chismes del instituto, hemos tenido que soportar toda clase de comentarios e insinuaciones, y digo hemos, porque no la he dejado sola en ningún momento y no pienso hacerlo.
Clara se ha mantenido firme, alzando su menton en vez de agachar su cabeza como muchos quieren lograr, camina derecha y sonríe de manera irónica cada que le sueltan alguna clase de comentario que debería ofenderla. Por eso la admiro, porque sé que yo ya estuviese envuelta en mis mantas ahogándome en lágrimas.
—Tenías que graduarte del instituto no de madre
Me hierve la sangre cuando un par de chicas sueltan el comentario pasando a nuestro lado. La castaña toma una gran bocanada de aire y me sonríe aunque sé perfectamente que se está desboronando por dentro y me estoy odiando por haberle insistido en que diera la cara.
Entramos a la cafetería y es más de lo mismo, pero aún así buscamos nuestra mesa de siempre y nos sentamos sin prestar atención a las miradas.
—¿Cuántos me están viendo?—Pregunta cubriendo su rostro
Ojeo rápidamente y se podría decir que más de media cafetería la está viendo
—Pff, nadie—Miento
—Sí, ajá—Suelta con sarcasmo antes de preguntar de nuevo:—¿Cuántos me señalan?
El resto lo está haciendo...
—Tranquila, nadie está haciendo nada. No te preocupes—Tomo su mano una vez que la deja sobre la mesa y le doy un leve apretón
—¿Y si me niegan la beca?—Pregunta con un hilo de voz, sus ojos están vidriosos y su nariz pintada de carmesí
Niego rápidamente con mi cabeza
—Eso no va a pasar, esto no es real, es un mal chiste...—Aseguro—Tu has luchado mucho por la beca, enviaste tu trabajo, hiciste incluso la exposición de motivo... No hay razón para qué te la nieguen. Eres una de las personas más inteligentes que conozco, Clara.
Asiente poco convencida, aún puedo ver la duda en sus ojos.
—¡Oye Clara me invitas al babyshower!—Grita un chico riendo a carcajadas
Una mano lo toma del cuello de su camisa y de un empujón lo sienta
—¡Vuelve a decir una idiotez y te parto el trasero igual que a Butler!—Le gruñe Blake
Clara pega su rostro de la mesa dejando que lágrimas silenciosas bajen por sus mejillas, Drake se sienta a su lado pasando una de sus manos por su espalda de manera reconfortante. Nos hemos vuelto unidos, debo admitir, más ahora que hemos sido solamente nosotros cuatro...
—Todo va a pasar—Susurra Drake
—No lo hará, me están viendo vulnerable, se están dando cuenta de que sí me afecta y eso les da ventaja...—Jadea con un hilo de voz
Blake llega a nuestra mesa y toma asiento junto a mí, frente a Clara, la mira de manera detallada aunque sigue con su rostro contra la mesa y su hermano la está abrazando.
—¿Quieres que hable con Xan?—Pregunta con seriedad Blake y todos sabemos que “Hablar” es lo menos que hará
Clara alza su rostro limpiando las lágrimas y su nariz con el pañuelo que Drake le extiende, que no sé de dónde sacó, ella sonríe de forma rápida y niega
—No vale la pena...—Advierte borrando el rastro del líquido que le mojo el rostro con la tela del pañuelo
Frunzo mi nariz, odio verla triste, sobretodo porque ella es una de las personas más importantes en mi vida...
—Solo necesitas distracción—Propone Drake codeandola, Clara asiente y él toma su mochila buscando en su interior—Ten, tiene subrayado las frases más icónicas y las escenas más emblemáticas las puedes ubicar a través de los pequeño papeles de colores que ves aquí
Mi vista se pierde en el libro que el gemelo bueno, como cierto chico suele llamarle, le da a Clara... Ese libro lo conozco, lo he visto antes. Aunque sé que hay miles de millones de copias, también sé que ninguno tiene el detalle en la carátula, ninguno tiene las letras del título casi borrosas por el uso o lo viejo que es... Es el mismo libro de aquella vez:
Empujo la puerta para pasar, lo que desconocía es que una persona yacía a un paso de la puerta del otro lado, por lo tanto ocasione un desastre con los libros que el chico tenía en sus manos, una mueca curvó mis labios y sentí la sangre acumularse en mis mejillas.
La torpeza no me desampara ni de noche ni de día.
El chico se arrodilla a levantar sus libros, reacciono de igual forma y con manos temblorosas tomo un par de libros mientras me reprocho mentalmente la torpeza. Uno de los libros que tomo llama mi atención, su cubierta se ve vieja y pequeños papeles de colores sobresalen de él.
—Orgullo y prejuicio—Murmura la voz del chico.
Parpadeo un par de veces antes de devolverle el libro al chico, él sostiene de nuevo la pila de libros y se pone de pie, lo imitó. No estoy acostumbrada a platicar con mis compañeros a menos que sea por una necesaria situación, una evaluación, por ejemplo.
—Disculpa, no te ví—Me apresuro a decir con la cabeza baja.
Mantengo mi vista en sus zapatillas, lo escucho carraspear pero no me muevo, escondo un mechón de cabello detrás de mi oreja, separo mis labios para disculparme nuevamente pero el sonido de la puerta y una voz detrás de nosotros interrumpe.
—¡Buen día a todos! ¡Sentados!—La meliflua voz de la profesora Radcliffe inunda el lugar.
Sin dirigirle una mirada al chico, camino a mi asiento, uno justo al frente, él se pierde entre el resto de los demás en el aula. La señorita Radcliffe comienza a impartir la lección del día y no puedo evitar sentirme observada un par de veces.