Me encontraba camino a la salida de la universidad después de un día pesado, mi carrera se había vuelto complicada, quería irme lejos de aquí y nunca volver, pero también quería demostrarme a mí misma que sí podía con ello. Mientras me debatía a mí misma decidí ir por un café a Yummy & Ready, la cafetería más famosa de la ciudad.
Camino allá, me llamó la atención un chico del otro lado de la calle que me miraba con ojos curiosos. No podía negarlo, él se veía bastante atractivo pero era un simple chico al otro lado de la calle, así que no le tomé mucha importancia pues ni siquiera lo conocía.
Al llegar a la cafetería me sentía un poco más relajada, entonces me dispuse a ordenar un café, unas galletas y me senté al lado de una ventana que daba hacia la calle.Y entonces pasó… Fue muy extraño… El mismo chico que vi antes en la calle estaba entrando a la cafetería, no sé qué tenía pero lograba llamar mi atención de una manera extraña, parecía que buscaba a alguien con la mirada.
No sé cuánto tiempo estuve mirándolo, pero creo que se dio cuenta porque en cuanto cruzamos miradas no apartó sus ojos de mí, de hecho su mirada me daba a entender que me buscaba a mí. La forma en la que me miraba me ponía los nervios de punta sin saber por qué, así que bajé la mirada, cuando decidí verlo de nuevo noté que él ya no se encontraba ahí pero, en cambio, estaba esquivando algunas mesas para llegar a la mía. Bajé la vista de nuevo deseando con todas mis fuerzas que se siguiera derecho y que no fuera yo a quien buscaba realmente.
Cuando él se paró frente a mí, el sudor en mis palmas comenzó a brotar junto con una sensación en mis pies que no era del todo desagradable pero por fuera mantuve una postura de indiferencia sin alzar la mirada. Él fue el primero en decir algo.
—¿Está ocupado este asiento?—Dijo él con una sonrisa pícara.
—No.—respondí con indiferencia.
Al escuchar mi respuesta tomó asiento sin dejar de mirarme y se presentó.
—Disculpa mi atrevimiento, mi nombre es Kim Jong dae, pero puedes llamarme Chen.—dijo estirando su mano para estrechar la mía.
—Es un placer, mi nombre es Jordana McClane.—Dije estrechando su mano.
—Es un lindo nombre, no se encuentra muy a menudo.
—Si, no eres el primero que me lo dice, pero gracias de todas formas.
—De nada.—Dijo guiñandome el ojo—¿Te gustarí…?
—Aquí está su orden señorita Jordana. —Dijo la mesera interrumpiendo la conversación mientras colocaba en la mesa lo que pedí hace unos minutos.
¡Demonios!, dije para mí misma. Chen no terminó la frase y no creo que se atreva a retomarla ahora. Estaba en lo correcto. En cuanto la mesera se alejó, él cambió de tema rápidamente.
—¿Estás de paso o frecuentas seguido éste lugar?
—Honestamente es la primera vez que vengo aquí.— Por más que me intrigaba saber lo que me había querido preguntar antes, no me atrevía a retomar el tema.
—¿Entonces qué haces aquí McClane?
—Pues… Al parecer éste lugar es la novedad del momento, todos hablan maravillas de él y quise aprovechar mi tiempo libre para comprobarlo.
—Y ¿qué opinas?, ¿te gusta?—Dijo con un tono pícaro
—No está nada mal—Dije con el mismo tono que él.
—¿Y qué tal la compañía?
—Tampoco está mal.
Río por lo bajo, en realidad tiene una risa muy agradable y no pude evitar sonreír al oírla.
—Bueno y…—Mi corazón se aceleró en ese momento, creí que tal vez me diría lo que intentó decir antes. ¿No piensas comer lo que pediste?
—Oh, claro que sí.—Dije un poco decepcionada mientras le daba un sorbo a mi café. —¿Tú no vas a pedir nada?
— ¿Lo dejamos para otro día?, tengo que regresar a la universidad y realmente se me hace tarde.—Dijo mientras observaba su celular.
—Claro, será otro día entonces.
—Bueno, nos vemos luego. Adiós McClane.
—Adiós. — Dije con la misma indiferencia del principio mientras él se dirigía a la salida con rapidez.
De regreso a la universidad intenté no pensar mucho en aquel desconocido, pero mis intentos fueron inútiles, seguía cuestionándome a mí misma cómo un chico cualquiera podía meterse en mi mente y en mi vida de esa forma tan atrevida. Tampoco dejaba de pensar en aquella sonrisa pícara y las preguntas sin concluir.
Después caí en la cuenta de que no sería posible volver a verlo, ya que ninguno pidió el número del otro y sería difícil volver a coincidir, no sabía nada de él, pero pensé en volver al día siguiente a aquélla cafetería con la esperanza de volver a encontrarlo. Me puse a terminar mis tareas del día siguiente para la universidad, tomé un baño y fui a dormir pensando en su manera de actuar tan coqueta.
A la mañana siguiente, el calor abrasador en mi cara que provenía de la ventana de mi cuarto me despertó, eso me hizo caer en la cuenta de que había olvidado poner mi alarma y se me había hecho tarde; me levanté inmediatamente al ver que ya eran las 9:00 am, si me daba prisa tal vez llegaría a tiempo para la siguiente clase. Después de un rápido análisis de mi clóset, me puse unos Jeans de mezclilla, una blusa negra de manga larga, un suéter blanco, mis tenis casuales blancos y mi mochila negra de cuero. Me recogí el cabello en una cola de caballo, preparé café soluble en un termo, cerré mi departamento con llave y finalmente conduje con velocidad hacia la universidad.