Después de clases

Sola

Vanessa no estaba en su casa cuando Nicolás llevó a Thaly, para descanso de la muchacha, la mujer regreso tarde en la noche, así que no tuvieron oportunidad de hablar.
Después de ese complicado día que había cambiado por completo el rumbo de su vida, intentó regresar a su rutina escolar. Durante el primer periodo, Alison y Daniel le mandaron mensajes escritos en hojas de papel, preguntándole dónde había estado el día anterior. La habían ido a buscar hasta su casa, sin éxito. Thaly les respondió que tenían que hablar y que se encontrarían en el recreo, pues el periodo entre clases no sería suficiente.
Buscaron en el atiborrado jardín principal un lugar donde los gritos y risas del resto del alumnado no se escucharan con intensidad. En el trayecto divisaron a Alex, sentado sobre una de las mesas de piedra del patio, solo, con pose melancólica recordando el día anterior. No se decidía entre darle a Anita un par de días para que se le bajara el enojo, o ir a hablar inmediatamente con ella. Estaba por buscar a Thaly y Alison por un consejo, cuando ellas junto a Daniel se le aproximaron.
—¿A ti qué te pasa? —le preguntó Thaly sentándose a su lado. Cuando Alex estuvo por hablar, Alison lo interrumpió.
—Él después, tú primero. Dinos qué pasa.
Thaly respiró hondo y escudriñó con la mirada a sus tres amigos, luego lo soltó de golpe.
—Pasa que estoy embarazada. — Esperó su reacción. Daniel y Alison le parecieron sinceramente sorprendidos; Alex, sin embargo, se lo tomó a broma—. Es en serio— le confirmó.
—Sí claro, que tan idiotas tendrías que ser para embarazarte—replicó.
—Idiota nivel: yo.
—Oh, vaya...—atinó a responder sin saber cómo enmendar su error y sin estar seguro de qué decir en una situación como esa. Observaba a Thaly, una chica menor que él, con el cuerpo de una adolescente y un rostro pálido e inocente; era imposible imaginarse que estaba a punto de ser madre. De todas las chicas que conocía, Thaly era la última que se le hubiera ocurrido que podría embarazarse aun estando en el colegio.
Daniel rodeó a su amiga con los brazos y ella le correspondió con una sonrisa.
—Vamos a tener que aprender a cambiar pañales, supongo. ¿Nicolás lo sabe? ¿Va a hacerse cargo, no? —le preguntó.
—Sí, ayer estuvimos juntos todo el día. Hasta me llevó al ginecólogo. Está preocupado como yo, pero al mismo tiempo muy entusiasmado, hasta compró una cuna.
—Eso es bueno. —Sonrió, pensando que pese a las circunstancias, al menos Thaly no iba a estar sola.
—Thaly, ¿estás segura de esto? —Alison habló—. No puedes tener un bebé, ni has acabado el colegio.
—El bebé nacerá cuando acaben las clases. ¿O qué sugieres que haga? No voy a abortarlo —reaccionó a las palabras de su amiga que le sonaron hirientes.
—No, no digo que lo abortes, no estoy de acuerdo con eso, pero hay otras opciones. Puedes dárselo a una familia que pueda cuidarlo.
—¡Yo puedo cuidarlo! Mi bebé tiene una madre y un padre, ¿por qué se lo daría a otra persona?
—Porque no es el momento. Tal vez Nicolás esté más preparado porque es mayor, pero tú vas a tener que cuidar al bebé. ¿Qué hay de la universidad? ¿Y de todas esas ideas de irte a fotografiar el mundo?
—Puedo hacer todo eso —contraatacó, sin poder creerse que fuera su mejor amiga quien le pusiera trabas en lugar de apoyarla. Daniel y Alex no sabían cómo mediar, miraban al rededor esperando que nadie más escuchase su conversación.
—Cuando una chica se embaraza siempre deja de estudiar, o sus padres terminan criando a su hijo; y discúlpame que te lo diga tan fríamente, pero dudo que tus padres te ayuden en esto.
—No necesito ayuda de nadie. Solo quiero un poco de apoyo, y no voy a usar a mi bebé como excusa para no hacer todo lo que tenía planeado. Sí tendré que tomarme un semestre en la universidad, o tal vez un año, pero el siguiente estudiaré lo que quería y trabajaré en lo que quiero.
—¿Cuántas personas conoces que hayan tenido un bebé a tu edad y hayan podido acabar la universidad?
—Una, a mí. No soy estúpida, sé que esto va a ser aún más difícil de lo que estoy imaginando ahora, pero voy a logarlo, además tengo la suerte de que el padre de mi bebé me ama y ya ama a nuestro hijo, vamos a repartirnos las responsabilidades, así que no seré solo yo quien tenga que cargar con esto. No sé ni por qué te doy explicaciones, no necesito tu aprobación para hacer lo que quiero con mi vida o con la de mi bebé. —Zanjó la discusión. Se levantó de la mesa y regresó a clases con el resto de alumnos.
Sus amigos varones permanecieron en su lugar un momento, para increpar a Alison por la forma en que había actuado.
—Thaly está pasando un mal momento, podrías haber sido un poco más empática —le dijo Alex.
—Le dije la verdad, no pueden decirme que no tengo razón —se defendió buscando la aprobación de Daniel, mas él negó con la cabeza.
—No creo que sea un asunto de quien tiene la razón, ninguno de nosotros sabe sobre bebés, estudios o cómo hacer las dos cosas al mismo tiempo; pero Thaly tomó su decisión y solo hay que apoyarla.
Los chicos siguieron a Thaly hacia el salón de clases y dejaron a Alison sola, pensando cómo era que se había convertido en la mala de la historia.
—Profe, Pablo volvió a tirarme del pelo —se quejó un pequeña niña de ocho años jalando el pantalón de su maestro, ocasionando que este saliese del estado de abstracción en que se encontraba.
Puso un gesto de reprobación y tomó a la pequeña de la mano, llevándola donde un grupo de niños.
—Pablo, ven. —Le ordenó a un niño de cabello rubio—. Ya te he dicho que no molestes a las niñas. Una vez más y voy a castigarte —lo regañó logrando intimidar al niño, quien se sintió amedrentado y salió corriendo de ahí.
La niña terminó de soltar los últimos sollozos y su profesor se arrodilló frente a ella para verla a los ojos.
—No llores, si él te ve llorar va a molestarte más. Si vuelve a hacerlo tienes mi permiso para pegarle de vuelta —le dijo con una sonrisa mientras le acariciaba la cabeza. Ella le sonrió de vuelta y se retiró dando brinquitos hacia los columpios.
Nicolás se incorporó y observó atento a los niños que jugaban en el patio de recreo. Su mente daba vueltas a cientos de posibles imágenes del futuro. Siempre había pensado que tendría hijos, pero no tan pronto y en circunstancias diferentes. Tener una familia con Thaly, era una idea que en el último tiempo se había entremezclado con la primera. Definitivamente Thaly era la mujer con quien quería formar una familia; todo hubiera sido perfecto si ella tan solo hubiese sido un par de años mayor.
La solución a sus problemas estaba ahí: irse juntos e iniciar de nuevo. Mas Thaly se negaba. No había querido insistir en eso antes, pero estaba dispuesto a hacer lo necesario por su bienestar, así que comenzaba a preparase para convencer a Thaly y sabía que aquello no sería fácil y causaría un conflicto inevitable.




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