Después de clases

La fiesta se acaba

En cuanto Alan se fue, Thaly se probó las cosas que había comprado, mientras Sara aprovechaba de conversar con su hermano.
—¿Y cómo te sientes? —preguntó interesada— ¿Ya asimilaste la idea de ser padre?
—La verdad es que la idea no me desagrada en absoluto, ya hasta empiezo a entusiasmarme. Es Thaly quien me preocupa. La obligué a crecer de golpe. —Bajó la mirada con culpabilidad.
—¿Y le preguntaste si ella siente lo mismo?
—No, cómo voy a preguntarle eso.
—Pues deberías, ella sabe que te echas la culpa de lo que pasó. Y aunque en parte es cierto que tú eres un irresponsable, la haces sentir mal. Ella está feliz a pesar de todo y lo está llevando con mucha madurez, pero lo hace porque está contigo. Culpándote todo el tiempo y tratándola como si fuera tu victima solo logras que ella sienta que haces esto por sentirte obligado y que la tratas como a una niña y no como a una mujer.
—¿En verdad ella siente eso? —preguntó preocupado, viendo hacia la habitación.
Sara asintió mirándolo acusadoramente. Pensó que era el momento de retirarse, se levantó y se despidió desde la puerta.
Thaly lidiaba con el cierre de su vestido cuando Nicolás la abrazó por la espalda.
—Te amo mucho—le dijo suave al oído mientras rodeaba su cintura con el brazo—. Las amo mucho a las dos. —Le dio un beso en el cuello y ella volteó sorprendida.
—¿Las dos? —preguntó desconcertada.
—Sí, tú y la bebé —aclaró con obviedad.
—¿Por qué sigues con la idea de que es mujer?
—Es niña, ya verás —aseguró dándole un suave beso en los labios.
Thaly volvió a sentir que la felicidad la embriagaba, el escucharlo hablar con tanto cariño le brindaba tanta seguridad y confianza que no le importaba lo que sucediera con el mundo, ella se sentía bajo un hechizo protector que evitaría que nada malo le sucediera.

El sábado en la noche, la casa de Alex estaba atiborrada de gente, la mayoría chicos del colegio y otros invitados de sus padres. El ambiente tenía una iluminación suave y un Dj hacía sonar un mix de canciones a un volumen estridente. El escenario detrás de él estaba listo para recibir a una banda y al otro extremo del salón había una larga mesa llena de bocadillos de toda clase, desde canapés a papitas, mini pizzas y una fuente de chocolate. En la entrada se lucía un precioso auto deportivo negro con un gran moño rojo, al que todos observaban fascinados, menos Alex. Lo único que deseaba era que Anita estuviera con él. Intentando esquivar a los invitados de la fiesta, se aproximó a la mesa por una copa de vino, cuando alguien lo abrazó por detrás.
—Feliz cumpleaños —le dijo Thaly.
Él volteó para ver a su amiga, quien usaba un precioso vestido negro de escote cuadrado, con la falda un palmo arriba de las rodillas. Parecía la misma de siempre, aunque se notaba que había empezado a ganar algo de peso.
—Qué bueno que viniste —dijo desganado.
—Wow qué ánimos —soltó—. Tengo un regalo para ti, bueno mío y de Nicolás.
—Entonces no creo que lo quiera... —dijo algo asustado.
—Créeme que sí vas a quererlo. —Se puso detrás de él y le tapó los ojos.
Alex resopló, esperando encontrarse con alguna horrible sorpresa. Sin embargo, permaneció atónito al abrir los ojos y ver enfrente suyo a Anita, con un hermoso vestido celeste y muy ruborizada. La contempló en silencio un momento, intentado creer lo que veía. Salió de su trance y la abrazó con todas sus fuerzas levantándola del piso.
—Vas a matarla —protestó Thaly tratando de separarlos.
—Pero como... —comenzó a decir mientras la muchacha lo miraba sonriendo.
—Hablé con ella y Nicolás convenció a sus padres de tus grandes cualidades. Tuvo que mentir bastante, así que no lo hagas quedar mal —le explicó y fue a darle alcance a Daniel para dejarlos solos.
—¿Vas a perdonarme? —le preguntó a la muchacha, acariciándole la mejilla.
—Bueno, sí. Me gustas mucho y aunque no me gustó que me mintieras, Thaly me dijo que ibas a contarme la verdad, y que estabas arrepentido... — habló con nerviosismo mientras jugaba con sus dedos.
—Por supuesto que sí. Nunca más voy a mentirte, te lo juro —dijo con entusiasmo arrimándola contra él para besarla, ante las miradas atónitas de todos, en especial la de sus padres.
Thaly y Daniel los miraron satisfechos, parecía que todo comenzaba a regresar a su lugar, excepto Alison. Ella llegó acompañada de Diego, se limitó a saludar a sus amigos y se fue con él a otro lado. Thaly decidió no meterse a petición de Daniel. Pasó la noche conversando con compañeros del colegio a quienes había apartado el último tiempo, hasta que empezó a sentirse mal. No podía permanecer mucho tiempo en lugares cerrados con tanta gente, así que llamó a Nicolás para que la recogiera. Fue en búsqueda de Daniel para despedirse, hacía un buen rato que no lo veía, y entre la banda de rock que causaba alboroto en los invitados y la poca iluminación, se le hacía difícil encontrar a nadie. Casi se le cae la quijada al pasar cerca de la puerta que y darse cuenta de que los dos chicos que se besaban contra la pared eran Daniel y Josefina. No sabía ni cómo sentirse, era extraño encontrar a su mejor amigo en esa posición y con quien menos esperaba. Por un momento se le cruzó por la cabeza que ese era el motivo por el cual Josefina había estado haciendo esfuerzos por hacerse su amiga, por acercarse a Daniel; o tal vez, ellos ya tenían algo desde antes y la chica solo quería congraciarse con ella. Dio media vuelta antes de que notaran su presencia. Bajaba las escaleras para ir a esperar a Nicolás en la calle, cuando distinguió a Alison sentada y apoyada contra el barandal, parecía que estaba llorando. Se sentó a su lado y puso una mano sobre su hombro preguntándole qué le había pasado.
—Como siempre todo gira alrededor de ti —le respondió con tristeza.
—¿De qué hablas?
—Diego. —Se incorporó secándose las lágrimas—. Aparentemente salía conmigo para darte celos o algo así, de hecho salía con otra chica más con la que oportunamente acabamos de encontrarnos.
—Alison, lo siento, de verdad, aunque te advertí sobre él...
—Sí, ya lo sé. Es solo que por una vez pensé que se trataba de mí, no de ti. Sabes, estoy cansada de ser un añadido tuyo. Tú siempre estás llamando la atención y yo solo soy tu torpe amiga invisible —habló con decepción.
—Eso no es cierto —comenzó a decir.
—¡Sí lo es! —la interrumpió enojada—. Si no es Diego, es Alex, o Nicolás, hasta Daniel, todos caen a tus pies y encima pareciera que todo en este maldito mundo girara a tu alrededor. —Se levantó alterada.
—¡De verdad no entiendo de qué hablas! Diego anda con quien se le cruce, Alex entendió que solo somos amigos y Daniel no tiene nada que ver, que él no te corresponda no es mi culpa —dijo cortante.
—Por supuesto que sí... es solo que estás tan concentrada en llamar la atención que no te das cuenta del resto. Daniel está loco por ti desde hace años, por eso no se fija en nadie más.
—No es verdad, a él le gusta Josefina.
—Por Dios, ¿¡es qué eres ciega!? Se resignó con ella por sacarte de su cabeza, después de años de esperar a que tú dieras el primer paso o te dieras cuenta de lo que él sentía, por fin está saliendo con otras chicas. Igual está dispuesto a dejar todo por ti si se lo pides. Como todo el mundo. Siempre eres tú la de los problemas, pareciera que solo eso importase, y admite que te encanta, a veces creo que haces todo esto para ser el centro de atención. A veces, me gustaría que tú y Daniel también escucharan mis problemas.
Thaly intentaba comprender a Alison, lo que le decía parecía no tener pies ni cabeza.
—Pues sí te escuchamos, pero tus problemas se basan en pequeñas discusiones con tu perfecta familia o no saber qué ponerte al día siguiente. Mis problemas son un poco más serios y en verdad esperaba que lo compredieras.
—Que Vanessa se haya muerto es una cosa, que creo ya superaste. Después de eso tus problemas también deberían ser qué vas a ponerte al día siguiente. Nadie te obligó a nada, tu sola te metiste en esta situación.
—¿Qué insinúas? ¿Qué me embaracé a propósito o algo así?
—La verdad ya no sé qué creer...
—¿¡Estás escuchando lo que dices!? —gritó enojada—. Tengo diecisiete años y voy a ser madre, mi padre está a punto de entrar a la cárcel, la única persona que era lo más parecido a una madre que tuve se suicidó ¡y no tengo idea de que voy a hacer con mi vida! ¿Crees que lo hice a propósito? ¿Solo por ser el centro de atención? Ni siquiera puedo decirle a nadie qué pasa en realidad conmigo. De verdad no te comprendo. ¡Si te cansaste de ser mi amiga solo dilo, no andes sacando conjeturas absurdas!
—Creo que es eso, me cansé de ser una extensión de ti. Mira, te juro que no voy a decir nada sobre ti, ni de tu embarazo o de Nicolás. Solo quiero ser yo, una persona y no solamente la amiga de Natalia. —Se calmó un poco y subió las escaleras, dejando a Thaly extremadamente triste y perturbada.
Nicolás acarició a Thaly toda la noche mientras ella lloraba en sus rodillas. En verdad no sabía qué decirle. Ella tenía problemas más serios y no se desmoronaba de esa forma. Las hormonas le jugaban una mala pasada, era la única explicación que encontraba. Intentó con el consuelo físico, pero ni eso funcionó. Le dolía verla así de triste y sabía que no podía meterse entre ella y su amiga. Debía dejar que lo solucionaran solas.




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