Después de Diciembre

Capítulo 3

Admito que estaba un poco nerviosa cuando entré en el salón. Solo Naya 
y Jack estaban en casa. Ella estaba en el sillón con sus apuntes mientras que 
Jack miraba su portátil en uno de los sofás. Tragué saliva con fuerza. 
—Eh... —empecé. 
Los dos me miraron. Mis nervios aumentaron con la mirada de ojos 
entrecerrados de Jack. 
—Tengo que hacer un trabajo de clase —empecé torpemente. 
—¿Necesitas ayuda? —preguntó Naya, confusa. 
—No, no es eso... es que... mhm... tiene que venir un compañero. Su 
compañero de habitación es un poco raro y no podíamos ir ahí, así que... 
eh... le ofrecí hacerlo aquí. Espero que no os importe. Solo será un ratito. 
Naya sonrió. 
—Por mi no hay problema. ¿Es Curtis?

Asentí con la cabeza. Su sonrisa se ensanchó mientras que Jack enarcaba 
una ceja lentamente. 
—Pero podemos ir a la habitación o... —intenté arreglarlo. 
—Quedaos aquí —me cortó Jack. 
Lo miré, perpleja. 
—Pero... vosotros estáis aquí. 
—Veo que lo entiendes. 
—Ugh, no empieces, Ross —Naya puso los ojos en blanco. 
Él no respondió. Volvió a clavar la mirada en el portátil. Sin embargo, un 
segundo más tarde, todos nos tensamos cuando escuchamos el timbre. 
—Creo que es... ¡Ross, vuelve aquí! 
Ya se había puesto de pie e iba directo hacia la puerta. Naya y yo 
intercambiamos una mirada de pánico colectivo cuando la abrió con un poco 
más de fuerza de la necesaria. Vi que Curtis daba un respingo, mirándolo. 
—Eh... hola —murmuró. 
—¿Qué? —le preguntó Jack secamente. 
Por el amor de Dios... 
—¿Está... Jenny? 
—No. 
Y le intentó cerrar la puerta en la cara. 
Metí el pie justo a tiempo, deteniéndola. 
—¡Sí estoy! —le sonreí dulcemente antes de dedicar una mirada 
furibunda a Jack—. Pasa, Curtis. 
El pobre Curtis pareció aliviado cuando aparté a Jack sin mucho 
cuidado. Pasó por delante de nosotros y saludó a Naya mientras yo me 
giraba hacia el idiota y cerraba la puerta. Él seguía teniendo los ojos 
clavados en la nuca de Curtis como si quisiera atravesarla. 
—No empieces —advertí en voz baja. 
—¿Empezar qué? 
—Lo de ayer —le recordé—. Sabes perfectamente de lo que te hablo. 
Hubo una pequeña chispa de maldad en sus ojos cuando los entrecerró y 
los clavó en mí. 
—Solo quiero conocer a tu amigo Charlie. 
—Se llama Curtis.

—Información vital para mi vida. 
—Y es un buen chico. Y muy listo. Y mi compañero en tres proyectos 
más. 
—Sí que te gusta Charles de repente. 
—¡Se llama Curtis! Y no es cuestión de que me guste o no. 
—Vas a tener que pasar mucho tiempo con Caleb si tienes tres proyectos 
más con él. 
—Se llama... Bueno, da igual, solo... no lo espantes. 
—¿Y si lo espanto... —dio un paso hacia mí— qué? 
Me crucé de brazos. 
—Pues que... eh... te mataré. 
—Qué miedo. 
—Ross, lo digo en serio. 
—Claro, claro. 
Cuando hizo un ademán de pasar por mi lado, ignorándome, le agarré el 
brazo por el impulso. Pareció un poco sorprendido cuando me miró, pero no 
lo solté. 
—La mitad de la nota de tres de mis asignaturas dependen de que mis 
proyectos con él salgan bien —dije en voz baja—. No puedo cambiar de 
compañero. No quiero que las cosas sean incómodas para nosotros. Por 
favor, no lo espantes. 
Él me miró durante unos segundos, considerando la oferta. 
—Seré bueno —concluyó y sonrió angelicalmente. 
Le dediqué una última mirada de advertencia antes de volver al salón, 
donde Naya había dado una cerveza a Curtis. Él estaba sentado en el sofá 
libre y me posicioné a su lado enseguida. Me alivió ver que Jack se iba al 
otro. Quizá iba a hacerme caso, después de todo. Me miró con una ceja 
enarcada cuando le dediqué una mirada de agradecimiento, pero no dijo 
nada. 
Naya fingía mirar sus apuntes mientras estaba atenta a absolutamente 
todo lo que pasaba a su alrededor. 
—Bonita casa —me comentó Curtis con una pequeña sonrisa. 
—Es mía —Jack enarcó una ceja. 
—Oh, bueno... eh...

—Pero es muy bonita, sí, eh... —solté una risita nerviosa mientras 
sacaba mis cosas—. Bueno, el proyecto... había pensado en... 
Y empecé a parlotear sobre mis ideas mientras él escuchaba atentamente. 
Asintió con la cabeza mientras escribía rápidamente en mi portátil. Él apuntó 
las suyas e hicimos un diagrama sobre cómo queríamos que fuera la 
presentación. Ya casi llevábamos una hora y medio trabajo planteado cuando 
él sonrió. 
—Será sensacional —bromeó. 
Sensacional era una broma que teníamos los de clase. Uno de nuestros 
profesores lo pronunciaba como sensssssacional y no dejábamos de usarlo a 
modo de burla. Empecé a reírme como una idiota y él hizo lo mismo. 
La mirada de Jack se clavó en mi mejilla y dejé de reír, roja como un 
tomate. Casi me sentía como si me hubieran pillando siendo infiel a alguien. 
—Por cierto, ¿sigues teniendo mi carpeta? —preguntó Curtis. 
—Oh... —señalé el pasillo—. Sí, voy a por ella. Vuelvo en un momento. 
Remarqué lo de un momento mirando a Jack, que me dedicó una sonrisa 
angelical. Después, prácticamente, salí corriendo a la habitación. 
Al volver, tardé un momento en reaccionar al ver que Jack sentado al 
lado de Curtis, que estaba claramente incómodo. Naya contenía una risa. 
—¿De qué habláis? —pregunté con voz aguda. 
Curtis parecía medio divertido y medio incómodo al mirarme. 
—Le hablaba de nuestras clases a tu... mhm... ¿novio? 
Silencio. 
Horrible silencio. 
Miré a Jack de reojo y vi que no se molestaba en negarlo. Él echó una 
ojeada en mi dirección, como si me retara a decir algo. Aproveché para 
sentarme al otro lado de Curtis. 
—Es solo mi compañero de piso —remarqué. 
Jack contuvo una risotada. 
—Creo que soy un poco más que eso. 
—No mucho más. 
—Soy su exnovio. 
—Mi exnovio de hace mucho tiempo. 
—No hace tanto tiempo, nena —Jack me sonrió dulcemente.




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