Después de la guerra

Cumpleaños

Para Izuku era la primera vez que planeaba algo así y estaba por completo nervioso. Desde el día anterior había estado repasando su plan en su mente una y otra vez con tal de no olvidar ningún detalle. Le había costado mucho trabajo mantenerse neutral y no mencionar nada que pudiera delatarlo. Y aunque había sido difícil guardar el secreto de Kacchan, al final creía que lo había conseguido.

Después de todo, preparar una sorpresa de cumpleaños sin que el cumpleañero lo descubriera, era muy complicado. Sobre todo, si ese cumpleañero odiaba cualquier tipo de festejo, se hiciera llamar Katsuki Bakugo y, por si fuera poco, éste fuera su novio.

“Novio”, la palabra aún le provocaba un cosquilleo en la boca del estómago y le hacía sonreír como bobo, palabras descritas por el propio Kacchan, dicho sea de paso. Y aunque aún peleaban de vez en cuando, ya no se trataban de peleas hirientes, siempre buscando la mejor manera de hablar y arreglar las cosas. La comunicación entre ambos había cambiado para bien, y por eso, haber tenido que enviar un simple mensaje de texto con: “Hola, Kacchan. ¡Feliz cumpleaños! ^^”, justo al empezar el 20 de abril para desviar la atención de su verdadera sorpresa, le había pesado demasiado. Pero si Kacchan había sospechado algo al respecto, se había asegurado de no mencionarlo.

Pero es que el 20 de abril precisamente caía en viernes y tenían clases, por consecuencia no podría festejarle como deseaba. No podía siquiera pensar en celebrar justo el día cuando ambos tenían varias actividades, deberes y asesorías por ser el último año que les quedaba de estudio. Así que había hecho todo lo posible por actuar normal durante todo el día, asistiendo a todas sus clases y haciendo todos los deberes junto con el rubio, como cualquier otro día. Y aunque había resultado bastante cansado, al llegar a su casa no había podido dormir por más que lo hubiera deseado. Pero al menos eso le había ayudado a levantarse temprano para llegar a tiempo a la casa del rubio. O quizás muchísimo más temprano de lo que había planeado inicialmente ya que había olvidado que no vivían tan lejos el uno del otro.

— Bien Izuku, concéntrate… todo saldrá bien… pero… ¿y si no le gusta? ¡No! Eso no será así….

— ¿Nerd? ¿Qué haces murmurando afuera de mi casa? — Izuku dio un respingo mientras giraba sobre sus talones para así quedar enfrente de su pareja, la cual, se mostraba bastante confundido. ¿Cuánto tiempo había estado parado enfrente de su puerta sin tocar? ¿Cuánto llevaba debatiendo su plan una y otra vez ahí parado? Suponía que el suficiente como para que los vecinos del rubio, que pasaban por la calle, lo miraran igual de confundidos. — ¿Quedamos de vernos?

— ¡Kacchan! — Mencionó Izuku con nerviosismo mientras sujetaba los tirantes de su habitual mochila amarilla. — No quedamos en nada, pero… hay algo en donde me gustaría que me ayudaras, ¿tienes tiempo?

Bakugo arqueó su ceja mirando a su pareja con más interés notando su atuendo casual, sintiéndose incluso un poco paranoico porque casi podría jurar que el nerd se había peinado, o al menos, lo había intentado. Además, no podía evitar preguntarse, ¿por qué Izuku llevaba su mochila sino tenían clases?

— Claro, solo deja que le lleve a la vieja lo que me encargó de la tienda de convivencia y regreso.

— Sí, claro… pero no deberías de llamar así a tu mamá, Kacchan.

Izuku sonrió cuando Kacchan acarició su cabello al pasar a su lado y soltó una ligera risa cuando este se encogió de hombros ignorando su recomendación. Por más contradictorio que pareciera, la sola presencia de Kacchan siempre conseguía tranquilizarlo.

Tal como había dicho Katsuki, no había tardado demasiado en regresar con él. Izuku lo recibió con una sonrisa y después comenzaron a caminar, siendo guiados por el peliverde.

— Y bien… ¿a dónde vamos, nerd?

— Al parque, necesito encontrar algunas cosas, pero creí que sería una buena idea hacerlo en compañía.

— ¿Esa es tu manera de pedirme una cita?

— ¡Kacchan! — Y como siempre, Izuku se sonrojó mientras Katsuki reía a carcajadas. — ¿Y qué tal si fuera así?

Katsuki volvió a reír otro poco mientras se encogía de hombros con suavidad y metía sus manos en los bolsos de su pantalón.

— Pues… no sería nada malo, ¿por qué no lo haríamos? Para algo somos novios, ¿no?

— Cuanta confianza.

Izuku murmuró ligeramente enfurruñado, aunque eso no quitó su sonrojo ni que su mano buscara la presilla del pantalón de su pareja para disimular las ganas que sentía de tomar la mano ajena y entrelazar sus dedos como siempre lo hacían cuando estaban solos. Hacer alguno de esos gestos en público aún no lo habían discutido, ni cuánto tiempo continuarían manteniendo escondida su relación, pero de momento bastaba.

El parque central de Musutafu se caracterizaba por sus grandes árboles de cerezo. Cuando llegaba la primavera, estos florecían dejando bajo su sombra un manto natural de pétalos de color rosa que asemejaban a una alfombra. Era la temporada exacta que usaban las parejas para declarar su amor, o, para planear un picnic entre amigos o familia, algo que Kacchan definitivamente describiría como “cursi”. Por suerte, el cumpleaños del rubio ocurría un poco después de esta temporada. Encontrar el único árbol que aún mantenía flores había sido raro, sobre todo cuando otros árboles habían sufrido los estragos de la destrucción ocasionada por la guerra. No era el más frondoso, pero no dejaba de ser hermoso. Además, lo que lo hacía más perfecto era que se encontraba en una zona lejos del bullicio de las personas, y aunque el parque también había sufrido daños considerables, encontrar aquel lugar había sido un milagro. Izuku sonrió al ver el árbol desde su posición actual y tomando la mano del rubio comenzó a correr.



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En el texto hay: fluff, katsudeku, bakudeku

Editado: 16.11.2024

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