— Imbécil… Estúpido… Te dije que tuvieras cuidado… ¡pero nunca me haces caso!
La frustración en el tono de voz de Bakugo era tan palpable que cualquiera se daría cuenta de ello. Sin embargo, la molestia que sentía no tenía nada que ver con la delicadeza y cuidado con la que sus manos atendían las heridas más graves del pecoso. El cual, para aumentar el nivel de la ansiedad del rubio, se encontraba inconsciente.
Se suponía que aquella sería una simple misión sin importancia. Solamente tenían que ayudar a remover los escombros de la zona residencial oeste para que se pudiera comenzar con la reconstrucción de los edificios. Katsuki no sabía en qué momento esa simple misión se había transformado en una misión de rescate, para finalizar con Deku herido de muerte, y ambos sepultados entre escombros en un edificio tan inestable que terminaría por caer por completo de un momento a otro. Ni siquiera podía usar su quirk porque no estaba seguro si había más personas en otras zonas y tampoco quería provocar otro derrumbe peor.
— ¡Dynamight! … ¡Dynamight! … ¿me copias?
Un manto de alivio cubrió a Katsuki al reconocer la voz de su profesor a través de su intercomunicador. Había intentado comunicarse desde que había despertado en medio de la oscuridad después de que el derrumbe se había originado, pero solo fue capaz de escuchar estática. Su siguiente prioridad había sido mantener a Deku con vida mientras que la chiquilla por la que Deku había corrido para salvar seguía llorando. Se sentía tan inútil mientras sus manos temblorosas insistían en hacer presión en una herida que se negaba a querer dejar de sangrar.
— ¡Profesor! ¡Necesitamos apoyo! Deku está muy mal herido, es imposible salir con mi quirk porque podría provocar otro derrumbe. El edificio está muy inestable y tenemos a una civil menor de edad resguardada.
— Dame tu ubicación, la ayuda irá inmediatamente.
— En la zona oeste de la zona residencial. ¡Dense prisa, Deku está perdiendo mucha sangre!
— Resistan, vamos en camino, cambio y fuera.
Un suspiro salió de sus labios, deshaciendo ligeramente el nudo que se había estado formando en su garganta debido a la desesperación de ver a Deku en tan mal estado e inconsciente. Todos los posibles peores escenarios pasaban por su cabeza como si se tratara de una especie de proyección de películas de terror, una mucho peor que la anterior. Pero solo tenían que esperar un poco más, no podía dejarse llevar por el pánico. Katsuki Bakugo nunca perdía el control de sus emociones, al menos eso había sido así hasta antes de que el peliverde se convirtiera en alguien tan especial en su vida. Lo conseguirían, tenían que hacerlo. El simple hecho de imaginar un mundo donde no estuviera Deku se le hacía imposible y asfixiante. A modo de distracción, desvió su mirada hacía la niña que por fin se había callado y ahora dormitaba en posición fetal a un lado de él en el polvoriento suelo.
— Todo estará bien.
Volvió a repetirse para si mismo en un intento de centrarse en lo que más importaba: que Deku sobreviviera. Ya había usado todo lo que había traído consigo para dar los primeros auxilios a su pareja: había vendado su cabeza y había tratado el corte profundo de su frente. Estaba seguro de que despertaría con una contusión, pero no podía estar seguro de ello hasta que alguien más lo evaluara. Pero lo que más le preocupaba era la herida que tenía en el abdomen en donde sobresalía una varilla que no se había arriesgado a quitar para evitar hacerle más daño al pecoso. Pero la varilla debió haber cortado alguna zona de importancia porque el sangrado no se detenía por más presión que ejercía y era precisamente eso lo que lo tenía tan desquiciado.
— K-Kacchan…
Los ojos del peliverde se fueron abriendo lentamente por primera vez desde que el edificio había colapsado. Todo el cuerpo le dolía y aunque tenía el presentimiento de que no se podía mover aun, hizo el intento, arrepintiéndose al instante cuando un latigazo de dolor le recorrió todo el cuerpo, dejándole más aturdido de ser posible. Un quejido salió de su boca, seguido de una tos que seca que finalizó en sus labios manchados de sangre, preocupando más al rubio.
— ¡Idiota!... no intentes moverte, ¿quieres morirte acaso?
Izuku parpadeó al notar la molestia de su pareja y entonces lo recordó: el edificio colapsando, su carrera para proteger a la niña, su angustia cuando descubrió que había perdido las últimas brasas del One For All, actuando más por instinto que por cualquier otra cosa al usar su cuerpo como último recurso para proteger a la niña. Luego solo había sentido un inmenso dolor y había dejado que la oscuridad se lo llevara, aunque estaba casi seguro de que había alcanzado a escuchar el grito desesperado de Kacchan antes de perder la consciencia.
Izuku, estando más consciente de sus sentidos, al dolor físico se le sumo el dolor emocional de haber perdido por fin su quirk, pero intentó prestar atención solamente en su respiración para calmarse y concentrarse únicamente en lo que realmente importaba: como iban a hacerle para salir de ahí, aunque quería creer que Kacchan ya se había encargado de eso personalmente. Con un gran esfuerzo, levantó su mano para poder acariciar la mejilla del rubio con la yema de sus dedos. Existía un gran enojo reflejado en los ojos de su pareja, pero lo que era más palpable era la preocupación que sentía ante la situación. Como héroes, ambos sabían que salir heridos era algo bastante natural, pero Izuku también entendía el terror que eso podía ocasionar cuando los involucrados eran las personas que amabas.