— ¿Qué haces Kacchan?
Un ligero bostezo escapó de la boca de Izuku al mismo tiempo que frotaba sus ojos con evidente cansancio. Mientras Katsuki había estado haciendo algunas labores domésticas, Izuku había estado estudiando desde temprano, pues pronto comenzarían los exámenes trimestrales en la Universidad y se había atrasado un poco. Por lo regular, tanto Katsuki como Izuku se dividían los deberes domésticos, pero en esa ocasión el rubio se había ofrecido a hacerlos todos en un intento de ayudar al pecoso, además, tenía el día libre y prefería estar haciendo algo que simplemente no tener nada que hacer.
— Quería preparar Katsudon para la comida, pero me estoy dando cuenta que faltan varios de los ingredientes y también nos hacen falta varias cosas más. Así que iré de compras para aprovechar, ¿quieres algo del supermercado, nerd?
— Hmmm… — Izuku balbuceó mientras abrazaba a su pareja por la espalda y recargaba su mentón sobre el hombro ajeno. Desde que Kacchan había entrado a trabajar a su agencia, parecía haber crecido más, pues ahora Izuku tenía que pararse sobre los dedos de sus pies muy bien estirados para poder alcanzar el hombro ajeno y ahora apenas si lo conseguía.
— ¿No se supone que estabas estudiando para un examen muy importante que tienes que presentar la próxima semana, nerd?
— ¡Pero Kacchan! ¡Necesito un respiro! ¡Si sigo leyendo más acerca de los derechos constitucionales a favor de los heteromorfos, mi cerebro no lo resistirá más y hará corto circuito!
— Nerd, tu cerebro hizo corto circuito desde el instante en el que naciste, no creo que pueda estar peor.
— ¡Kacchan! — Izuku mordió el cuello de su pareja a modo de castigo, provocando que el rubio se riera de él, pero momentos después, el peliverde sonrió con diversión. — ¿Quieres preparar Katsudon por mí? ¿Para animarme?
Katsuki se estremeció, pues Izuku había hablado muy cerca de su oído, además, las puntas de sus orejas junto con sus mejillas se habían sonrojado con ligereza al verse descubierto.
— ¡Cállate, idiota! — Ahora fue el turno de Izuku de reír mientras Katsuki se enfurruñaba. — ¡Más te vale cambiarte rápido, si en diez minutos no estás listo, me voy sin ti!
— ¡Sí! — Izuku volvió a reír mientras se marchaba a la habitación corriendo. Katsuki siempre le decía eso, pero siempre terminaba por esperarlo.
***
El camino hacia el supermercado más cercano fue corto en realidad. Una de las ventajas que le habían visto al departamento antes de rentarlo, era que quedaba cerca de varios de los lugares que podrían servir para sustentar su día a día: un supermercado, una librería, una lavandería, un parque e incluso un gimnasio. Se trataba de un vecindario tranquilo y pacífico, así que estaban realmente contentos con su elección. Mientras caminaban, aprovechaban para platicar de todo y nada a la vez, a simple vista daban la imagen de solo ser un par de amigos conversando de manera animada, pero si alguien era muy atento podría notar que con cada paso que daban sus manos se rozaban ligeramente.
***
— ¡Llevemos esto también, Kacchan!
Katsuki arqueó con ligereza la ceja, al leer el contenido de la caja que prácticamente Izuku le había puesto directamente en la cara.
— ¿Bombones con extra-chocolate? ¿En serio, nerd? ¿A caso quieres engordar?
Izuku se sonrojó con fuerza para después arrebatarle la caja al rubio ligeramente enfurruñado. ¿Él? ¿Gordo? Quizás tenía tiempo que no entrenaba como lo hacía antes, pero estaba bastante seguro de que se encontraba aún en perfectas condiciones.
— ¡No pensaba comérmelos todos de una sola vez, Kacchan! — Mencionó dejando la caja una vez más en su lugar, quizás con un poco más de fuerza de la necesaria, pues las esquinas de esta quedaron ligeramente abolladas. — ¡Y para tu información no estoy gordo!
Katsuki parpadeó con ligereza, mitad confundido y mitad divertido por la reacción exagerada de su pareja. Carraspeó ligeramente, cubriendo su boca con su mano izquierda para evitar reír, pues tenía el presentimiento de que, si lo hacía, Izuku sería capaz de gruñirle. Los ojos entrecerrados de su pareja cuando le observó después de darse cuenta de que no lo seguía, fue la confirmación necesaria para su teoría. Antes de continuar con el recorrido, el rubio se le quedó mirando de reojo a la caja “de la discordia” por un breve momento.
***
— ¿Sigues molesto, nerd?
— No estoy molesto.
— ¿Ah no? ¿Y por qué no me has hablado desde hace rato?
— Te estoy hablando ahora, ¿no?
Bakugo blanqueó los ojos, pero no insistió de nuevo en el asunto, por más que pensara que su novio estaba haciendo un berrinche de la nada y que eso, a su parecer, lo hacía ver lindo y más con ese puchero que estaba formando con sus labios. Además, no tenía sentido en insistir, pues habían llegado a la caja registradora para pagar sus cosas.
— Anda nerd, ayuda a empaquetar mientras coloco todo y pago.
— Bien.
Con algo de desgana, Izuku agarró las bolsas para finalmente comenzar a acomodar los víveres dentro de ellas. En realidad, no estaba prestando atención en lo que hacía, sino que iba metiendo todo de manera mecánica. Sin embargo, al final, cuando tomó la caja de bombones que bien sabía que había dejado en su lugar con anterioridad, se detuvo sorprendido, pues no había visto que el rubio la regresara al carrito de compras.