Cuando Katsuki llegó al departamento ya pasaban de las tres de la mañana. La nueva misión encubierta que le habían asignado era una mierda. Nunca había pensado que ser guardaespaldas resultaría ser tan agotador. No entendía cómo era que había aguantado tantos días a quien debía proteger sin explotarle la cabeza. Se sentía agotado tanto física como mentalmente. Lo único que le apetecía en esos instantes era acostarse, abrazar a Izuku y no despertar en varios días.
Estar dentro del departamento se sentía como un manto de tranquilidad que lo cubría y relajaba. Aquel era su lugar seguro, en donde no tenía que fingir que una castrante mujer le caía bien, y en donde podía encontrar al peliverde con sus múltiples expresiones. Lo que se le hizo en extremo extraño, en medio de la oscuridad en la que estaba la mayor parte del departamento, fue la luz prendida en el estudio.
— Este nerd volvió a dejar la luz prendida.
Y es que en los últimos meses aquello se había convertido en algo habitual. A veces le parecía sorprendente la cantidad de tiempo que había pasado desde que decidieron vivir juntos como para poder habituarse a las rutinas que habían establecido. Ahora, Izuku se encontraba preparando su tesis y pasaba horas en su investigación, encerrado la mayor parte del tiempo en el estudio. Sabía de antemano que el peliverde se graduaría con honores, pero se llenaba de orgullo al notar todo lo que había conseguido con su esfuerzo.
Y aunque Izuku pudiera estar en extremo ocupado, siempre sacaba algo de tiempo para él, incluso como para dejar su cena sobre la mesa, cubierta y lista para que pudiera calentarla. Eran esos pequeños detalles precisamente los que hacían que cada día estuviera más loco por ese nerd. Considerando que sería un desperdicio no comer, calentó lo que Izuku había preparado y se dispuso a cenar… ¿o era acaso un desayuno muy temprano? No importaba. Porque Katsuki no sabía que estaba hambriento hasta que dio el primer bocado, ¡y vaya que el nerd había mejorado mucho cocinando! Katsuki le atribuyó ese elogió al hecho de que moría hambre, obviamente.
***
Katsuki satisfecho luego de cenar, se dirigió al estudio en donde se encontró una escena ya bastante recurrente desde hacía meses: Izuku sentado en la silla del escritorio, dormido en su pijama de All Might y con su torso apoyado sobre el escritorio, en una posición que debería ser demasiado incómoda. La computadora se encontraba encendida con un documento abierto en el que el peliverde seguramente había estado trabajando, también había varios libros y documentos regados por todo el escritorio. El rubio suspiró, si el nerd sobrevivía a ese último semestre sería a base de puros milagros y porque constantemente vigilaba que no se saltara las comidas. Resignado, comenzó a acomodar los libros y documentos de tal manera que no cayeran al suelo. Después, guardó el documento de la computadora antes de cerrarlo y apagar el aparato.
— Si sigues así te vas a enfermar, pero nunca me harás caso, ¿verdad?
Katsuki negó con suavidad, sabiendo de antemano que su novio no iba a despertar pronto. Sin embargo, su mirada se suavizó no pudiendo evitar sonreír con cariño mientras acariciaba su pelo. Con una mano en el pecho del chico, el rubio empujó un poco para que su pareja quedara recargada contra el respaldo de la silla. Katsuki sonrió divertido, su novio realmente debería de estar demasiado exhausto si no era capaz de sentir lo que hacía.
— No se te ocurra bajar así la guardia con los extras que te rodean siempre, Zuzu. — El rubio susurró no resistiendo las ganas de besar la frente ajena con cariño y devoción.
— Mghm…
Katsuki volvió a sonreír con el balbuceo sin sentido que el peliverde hizo. No podía creer que siguiera dormido después del circo, maroma y teatro que había tenido que hacer para levantar su cuerpo y cargarlo. La misión que ahora tenía le parecía más importante que la que había estado haciendo horas atrás, y consistía en llevar a su novio a descansar a la recámara que compartían.
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La imagen de Izuku durmiendo plácidamente en la cama en posición fetal mientras buscaba su calor corporal por instinto, le causaba al rubio una mezcla rara de diversión con un toque de ternura. Izuku a veces parecía un pequeño gato que solo buscaba que lo mimaran. Algo que definitivamente no admitiría en voz alta, bajo ninguna circunstancia. Se notaba que su novio había tomado, al fin, una decisión sólida desde la gala de premiación de los Hero Billboard Chart JP, ya que ya no se miraba desanimado y lleno de dudas. Al contrario, Izuku había vuelto a ser el nerd revoltoso y entusiasta que tanto le gustaba. Y eso realmente le relajaba bastante, a pesar de que eso significara que su pareja estuviera rodeada de deberes, y su aspecto luciera más cercano al de un zombi que al de una persona normal.
En cuanto el rubio se recostó al lado de su pareja, ésta se movió en su somnolencia hasta que consiguió abrazarle por la cintura y usar su pecho a modo de almohada.
— ¿Cuándo te volviste tan caprichoso, nerd?
Katsuki sonrió, pero al contrario de sus palabras, correspondió el abrazo de su pareja. Después bajó su rostro para poder besar su frente con un evidente sentimiento de cariño y protección. Motivado por la sensación de querer que Izuku se sintiera cómodo pero principalmente por el simple hecho de hacer algo que disfrutaba, comenzó a repartir suaves caricias con los dedos en su pelo, al mismo tiempo que tarareaba en voz baja una melodía, un comportamiento que jamás tendría por cualquier otra persona. Pero como siempre, con Izuku le nacía hacer cosas que, bajo otras circunstancias, y en presencia de cualquier otro de los extras, jamás sería capaz de hacer.