Izuku se inclinó para poder apoyar sus manos sobre sus rodillas en un intento de recuperar el aliento. Llevaba corriendo cuarenta minutos sin parar. El dolor en sus pulmones cada vez que inhalaba le estaba resultando desesperante. A pesar de que era muy temprano, y el sol aún no salía por completo, se encontraba sudando a mares. La tela de su playera se adhería a su cuerpo como si se tratara de una segunda piel. Había sido su idea comenzar con aquella nueva actividad porque sentía que estaba perdiendo forma conforme más tiempo pasaba sin entrenar. Y no había estado equivocado. Que le costara tanto trabajo recuperar el aliento, era una clara señal de su ineficiente condición física.
— Ten. — Izuku alzó la mirada, aun sintiendo el cansancio como un gran peso sobre sus hombros. Se incorporó para tomar la botella de agua que su pareja le proporcionaba y le sonrió con ligereza.
— Gracias, Kacchan. — Respondió, para después sentarse sobre la arena de manera descuidada. Mientras bebía un generoso trago de agua, su mirada se había quedado fija en la salida del sol, perdiéndose un momento en sus pensamientos.
Katsuki observó a su novio en silencio mientras bebía de su propia botella. Tenía días notando que su novio se encontraba distraído, como si le preocupara algo, pero hasta el momento no le había comentado nada. Había aceptado correr a su lado por las mañanas en cuanto lo sugirió porque pensaba que le haría bien algo de distracción fuera la rutina que compartían. Además, le hacía recordar a esos días cuando aún eran estudiantes de la UA y entrenaban juntos para que el peliverde pudiera controlar el One For All. Solamente esperaba que su pareja le compartiera lo que le pasaba, aunque al estar en aquella playa le daba una pequeña pista.
Izuku dejó la botella de agua a su lado mientras suspiraba con ligereza. No era que sintiera que todos, de alguna manera, lo estaban dejando atrás, claro que no. Tampoco era la nostalgia que no sentía al estar sentado en la misma playa en donde todo había iniciado. Mucho menos la añoranza que lo había invadido en aquel entonces cuando se había sentido capaz de todo. Menos aún el sentimiento de orgullo que le había llenado el alma en cada ocasión que All Might lo había elogiado. No. Definitivamente no se trataba de un ferviente y estúpido deseo por querer que todo volviera a ser como era antes. Porque definitivamente no le había propuesto a su novio aquella nueva rutina de correr por la playa municipal de Dagobah, como un último recurso de recuperar lo que en alguna ocasión fue su más grande sueño: convertirse en un héroe digno, capaz de rescatar a todos con una sonrisa. Si su novio se había dado cuenta de algo, hasta el momento no le había mencionado nada, pero le había seguido la corriente, corriendo a su lado a pesar de que podía superarle con bastante facilidad.
— Podrías solo haberme rebasado, Kacchan. — Izuku miró de reojo a su pareja cuando éste se recostó a su lado. Había usado sus brazos a modo de cabecera. A pesar de que había corrido la misma cantidad de tiempo que él, su novio lucía tan tranquilo que hasta le daba un poco de envidia.
— Jodidamente sí. — El rubio aceptó con un ligero bostezo lo que su pareja había dicho, provocando que Izuku riera un poco por la naturalidad con la que se había expresado. No había sonado arrogante, simplemente como algo de lo que estaba plenamente convencido. Para Katsuki era normal levantarse tan temprano, pero últimamente llegaba tarde todos los días. De seguro que se encontraba bastante cansado, y aun así, había salido con él cada mañana a correr sin quejarse.
— Pero no lo has hecho. — Izuku mencionó lo evidente, provocando que Katsuki suspirara y lo volteara a ver con una de sus elegantes cejas ligeramente arqueada.
— ¿Cuál sería el punto de salir a correr juntos entonces, nerd?
Izuku le observó confundido para después reír con suavidad ante la explicación de su novio. En el pasado, Izuku estaba seguro de que Kacchan le habría dejado atrás con bastante facilidad. Pero ahora, de alguna manera Katsuki siempre encontraba la manera para ahuyentar todos sus temores y dudas. Que estuviera dispuesto a compartir esos momentos juntos, aunque pequeños, sin necesidad de competir, hablaba de lo mucho que había madurado y también le indicaba cuánto le quería. Con suavidad, Izuku recogió sus piernas contra su pecho y las abrazó. Su semblante preocupado había cambiado al fin a uno más tranquilo. El peliverde podía sentir la intensa mirada de su novio sobre él, pero aun así guardó silencio.
— En esta playa… — Comenzó Izuku un tanto indeciso al no saber cómo abordar el tema.
— Es la playa en donde All Might te entrenó para que pudieras soportar el One For All al recibirlo, ¿no? — Completó el rubio por él al mirarle de reojo.
Izuku le observó por completo sorprendido. — ¿Lo sabías, Kacchan?
El rubio sonrió de costado mientras se encogía de hombros, restándole importancia a su sorpresa. — All Might me lo contó en una ocasión hace mucho tiempo, antes de que iniciara la guerra. — Explicó para después volver a prestar atención a su pareja. — Entonces, ¿hay una razón en especial para querer venir a este lugar todas las mañanas para correr? No me mal entiendas, me gusta que podamos hacer nuevas cosas juntos, pero… algo te pasa, ¿no es así?
— Es un poco complicado de explicar, Kacchan. — Izuku suspiró, colocando su mentón sobre sus rodillas.
— Bueno, tenemos todo el tiempo del mundo. Empezar por el principio siempre funciona. — El rubio dejó posada su mano sobre la pierna de su novio a modo de un apoyo silencioso.