Después de Medianoche (cuentos)

Catorce de Febrero

Catorce de febrero.

Todos los años lo mismo.

Los inventos comerciales para vender más productos y enriquecerse ellos. Me tienen cansada.

Lo único que crean son conflictos a las personas que queremos estar lejos de todo eso, de toda la mentira. Lejos de las personas, lejos de que te lleven a lugares que odias, lejos de tener que regalar algo a otra persona, lejos de decir tantas palabras que realmente no sientes, de sonreír, de reír.

Amarga, me dicen.

Lo seré, pero al menos no soy falsa porque en este mes de febrero existe el día más falso de todo el universo y es el catorce de febrero, el día que lo hacen llamar el día de los enamorados en realidad es el día de “los supuestos enamorados” ya no creo que allá amor frente al mundo caótico que vivimos.

Este año siento bronca. Sinceramente porque realmente no tengo ganas de mentir porque quiero ser honesta un año y la verdad es que tristemente, desafortunadamente, lamentablemente, no amo a nadie.

Pero mi madre es la principal que me molesta con ese tema, quiere que muestre a mi novio, quiere que todo el tiempo este diciendo a los cuatro vientos que él es el amor de mi vida y la verdad es que no siento nada por él.

Quiero estar sola, quiero ser libre como una paloma blanca o como un pájaro salvaje, no tengo ganas de compromisos y tampoco de ser fiel, tampoco de hacer promesas a una persona esperanzada.

Me mire al espejo y luzco cansada, con unas ojeras debajo de los ojos muy grandes y oscuras, ojos brillosos, pálida…

Suena mi celular, vibra con esplendor… para leer en la pantalla “FELIZ SAN VALENTIN” oh no, ya comenzó todo y apenas es la mañana.

Tenía ganas de llorar, me temblaban las piernas, tengo hambre, tengo sed, recién me levanto, olvide mi teléfono encendido ayer y no tenía batería, como odio eso, así que lo enchufe y empezó a cargar y ahí fue cuando se alumbro.

Mi novio…

“Feliz San Valentín, mi amor, un año más que estamos juntos y estoy tan agradecido que no me quedan palabras para explicar lo que siento en este día muy especial y…”

Bla y bla y bla.

Claramente merecía una mejor, exactamente merecía a alguien que pueda regalarle una sonrisa verdadera, un día de estos verdaderos, un beso verdadero, un te amo verdadero y principalmente que el día de mañana pueda formar una familia con hijos y todas esas cuestiones que mejor ni pensarlas porque me voy a poner a llorar y nadie me va a poder detener. El tema es que… ¿Quién va a amarlo realmente? Y la cuestión aquí era también: ¿Realmente lo merece?

Agarra mi delineador negro y empecé a delinearme debajo de mis ojos como puedo porque no se mucho eso de maquillaje.

Luego de hacerlo, sentí picazón y molestias en un ojo, pero lo ignore, luego tome mi labial violeta y comencé a colocarlo en mis labios hinchados y secos. Tampoco se manipular un pintalabios y por más que intente hacerme la que me interesa arreglarme nunca me va a interesar hacerlo porque…

Toco la puerta, mi madre.

—¿Quién es?

—Mama…

—No puedo ahora mama, estoy ocupada, tratando de maquillarme.

—Déjame ayudarte…

Porque todos se empeñaban en ser tan insoportables siempre y no me dejaban unos minutos tranquila en mi habitación, sino salía, es porque no tenía ganas de hablar con nadie aun pero mi familia siempre fue metida, siempre lo fue y siempre tenía que preguntar que estaba haciendo todo el tiempo.

Creo que de ahí vienen muchos miedos de tener que siempre estar dando explicaciones del porque hago esto, a donde voy, con quien hablo, con quien me mando mensajes, que voy a hacer al baño, y más y más.

—Ahora salgo y hablamos.

—Por favor recuerda que tienes que salir y tenemos que hablar porque es un día muy importante.

—Si.

—Te estaré esperando.

—Si.

—¿Vas a desayunar?

—Si.

Sentí los pasos alejarse y suspiré. ¿Cuántas veces voy a tener que contar hasta mil, hoy para no mandar a nadie a la mismísima mierda a nadie?

Me mire los ojos con el delineador que había pasado habían quedado más o menos, el pintalabios regular, las mejillas no las maquillo, pero me paso un poco de barra secadora para granos; para que me borre algunos que tengo.

Me pare y me aleje del espejo, tome el cepillo que de hecho me arranca todo el cabello, me cepille rápidamente, me puse un poco de perfume, me acomode la ropa y conté hasta diez con los ojos cerrados mientras practicaba un poco de respiración profunda porque este sí que era un día difícil.

Mi habitación estaba asfixiante el día de hoy, era pequeña, pero estaba desordenada y se veía un poco mal, pero no tenía ganas de arreglarla, quizás más tarde.

Me levante, tome coraje y salí de mi habitación como todos los días, la verdad, quería solamente una casa para mi sola, tener mi privacidad y los días que me levanto de mal humor solamente estar yo sola. Sin voces que me estén diciendo que, porque estoy con esa cara sin voces diciéndome lo que tengo que hacer, sin nadie.




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