Después de Medianoche (cuentos)

Después de medianoche

Después de medianoche

Todas las noches después de la medianoche, mi mente viaja a un mundo que no es real, pero sé que algún día va a ser real.

Para viajar al mundo que parece no ser real, tienes que hacer cosas bastante irritantes durante el día, porque pienso que no es porque sí, siempre hay que hacer algo para que te lleven allí, siempre.

Nada es porque sí.

Por ejemplo, las cosas que tienes que hacer o las cosas que me tienen que pasar por lo contrario son las siguientes:
-Dormir poco la noche anterior

-Estresarte

-Comer un poco más de lo común, aunque no tengas hambre

-Discutir con alguien

-Enojarte.

-Ver cosas que no quieres ver

En fin, para poder acceder a ese mundo que no es el que yo vivo, en mi día tienen que pasar cosas o quizás ser un poco fuera de lo normal algo que me llegue a molestar y a estresar porque ese es el fin.

Al principio creí que era un castigo divino de Dios, porque me lo merecía porque había hecho algo muy feo, algo que haya lastimado a la gente, pero yo soy una chica muy buena, nunca lastimé a nadie.

Ese castigo podía funcionar como un karma divino para que pudiera pagar por lo que hice, pero nunca castigue a nadie.

Nunca maté a nadie.

Nunca obligue a hacer algo a nadie.

Así que deje de pensar que era un castigo divino de Dios, quizás era algo provocado por mi mente porque no aguanto la vida normal, pero había algo que me dejaba impactado y con secuelas al día siguiente.

Me preocupo cuando sé que voy a entrar en el otro mundo porque los síntomas no son nada agradables, no lo son.

Pero los médicos no les prestan atención.

La gente que está al lado tampoco.

Soy yo la única que tiene que sufrir sola esas cuestiones, esos síntomas que son los que más odio. Siempre le cuento a ella, porque dicen que hay que descargar las cosas para sentirse mejor, pero a ella parece irritarle lo que me pasa. Mis síntomas son horrorosos cuando empiezan lamento vivir en esta tierra tan castigadora de los pobres humanos pecadores.

No tengo a quien contarle lo que me pasa y me intriga saber qué es lo que esconde toda esta situación porque parece un relato de fantasía.

Pero casi siempre estoy fatigada creo que trasladarse a la otra vida, al otro mundo me pone realmente mal y me deja sin energías.

Cuando me mude sola me empezó a pasar. Antes cuando vivía con gente, lo único que tenía eran pesadillas, pero ahora entro a la otra vida.

La verdad empiezo a preferir las pesadillas realmente no eran tan fuertes y agotadoras como esto.

Los primeros meses que empecé a vivir sola fue como que dormía demasiado bien, demasiado fluido, demasiadas horas y no lo podía creer.

Pero cuando comenzó el frío y las noches se hicieron tan tristes, el sol se empezó a ir tan rápido, fue allí cuando me pasó la primera vez y creí que iba a morir de algo, quizás de un paro cardiaco.

“No puedo… no puedo más”

Siempre son las palabras, las oraciones que utilizó para escapar de esa horrible situación. Pero, aunque trate de salir de esa situación horrible, aunque le pida a Jesús, o a Dios que me saque de allí, las cosas no mejoran, solo empeoran y mucho.

Entonces muchas veces me da miedo irme a dormir, porque es ahí donde inicia todo. Apago la luz de mi amplia habitación llena de cuadros, con frases, como: “Haz las pequeñas cosas con gran amor” y me acuesto en mi fría cama.

Todo comienza con un fuerte dolor en la boca del estómago, arriba del estómago, creo que se llama esófago.

Náuseas.

Me empiezo a mover de la cama.

Calor en la cara.

Me falta la respiración.

Esas molestas palpitaciones. Muy molestas.

Sudor frio en mi rostro.

Pero lo que no puedo ignorar primero cuando empieza es la fuerte presión arriba del estómago que siento, apenas me muevo porque cualquier cosa puede dañarme cuando me agarra.

Es una presión que me deja sin respiración, que me deja respirando hondo, tratando de hacerlo, quieta, rezando que se pase, pero no pasa ya que duran un par de horas, no duran minutos o segundos.

Todavía me pregunto porque todo me pasa a mí. A veces creo que soy una elegida por las cosas que me pasan.

Siempre las personas me miran mal, siempre me hablan mal, siempre me tratan mal y cuando viene otra persona el mismo día, a la misma hora, es aquella que le tratan bien y quizás esa persona no es la más amable como trato de serlo yo.

Solamente pienso que la gente ve algo en mi… pero algo malo nada bueno se les aproximan cuando ven mi imagen.

Igual no estaba hablando de eso, estaba hablando de mi pequeña metamorfosis que sufro por las noches invernales.




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