El cuento de una loca anoréxica
Eran las tres en punto de la madrugada. Donde el viento golpeaba toda la casa, la luna era ocultada por las nubes, el silencio inundaba mis oídos, el sudor corría por mi frente, mi madre, mi hermana, mi padre, dormían tranquilos en sus camas y yo… no estaba tranquila en ese momento. Tampoco me hallaba durmiendo como cualquier otra persona, sino que estaba dando vueltas y vueltas como un ventilador en noches de verano en mi cama. En la oscuridad al lado de la cama de mi hermana estaba con los ojos bien abiertos y bien despierta.
Estaba con un cólico terrible en la panza.
El cólico era tan tremendo que me hacía tiritar en la cama, me hacía querer llorar con ansiedad, querer vomitar, querer estrangularme, alteraba hasta mi corazón porque golpeaba de una manera brutal mi pecho.
Esto me pasaba un 90% de las noches cuando todos descansaban en casa, me dedicaba a retorcerme con cólicos de este tipo.
Cuando comía era porque comía, cuando no comía era porque no comía, la cuestión era que siempre debían aparecer como una pesadilla. Al día siguiente me despertaba como un zombie claramente porque no podía dormir nada. Comer me hacía mal, lo entiendo, pero a las noches me asesinaba como un veneno y cuando les digo a la gente nadie me entiende todos me quedan mirando como si estuviera loca por decir que la comida de cualquier tipo me hace muy mal. Creo que la gente debería leer más, porque la verdad que sus pensamientos son muy básicos.
A la gente le gusta comer en exceso, comer cosas con grasa y cosas que dañan de a poco tu organismo. A la mayoría de personas les gusta sentir la grasa y las cosas muy dulces en sus bocas, entonces cuando oyen que les digo que la comida me hace mal me miran como si fuese un bicho raro, quizás lo soy, pero no tengo que sentirme juzgada como lo siento cuando hablo con la gente.
Y aquí estoy en medio de mi cama con los ojos cerrados y forzados, con el cólico en la panza que no se me va y que siento que mis tripas se desvían por toda mi panza y hacen ruidos como si fueran burbujas, tratando de hacer respiración honda para que se me pase, pero nada funciona cuando se trata de mí.
Cuando trato de tranquilizarme me vuelvo más loca y los síntomas en mi cuerpo aceleran y empeoran y yo no quiero mostrarme como me siento, quiero ocultar a todos que padezco de estos síntomas terribles. Pero a veces me gustaría decirle todo a mi familia, quizás decirles hace que no los tenga tan frecuentemente o cuando me agarren ellos puedan decirme palabras tranquilizadoras mientras me acariciaban la cabeza para que todo ya pase.
Recién son las tres y media de la madrugada.
Necesito vomitar…
Pero no quiero que nadie me sienta. No quiero. Pero todos están tan pegados a mí, todos están en silencio, todo se puede sentir, así que de todas maneras no puedo ocultarlo. Nada en mi casa se puede ocultar y eso es lo peor porque quiero ocultar todo no me gusta que las personas que conozco sepan mis cosas.
Estoy sudando y mis dientes se golpean los unos a los otros, porque estoy tiritando y mi cuerpo está teniendo espasmos.
Me siento en la cama rápidamente, necesito usar el baño, todo está oscuro así que calculo que nadie estará en el baño ahora mismo.
Podre entrar libremente y usarlo y cuando salga que digan lo que quieran, que pregunten lo que quieran total a mí me va a hacer bien usarlo. Pero no es como digo a mí me importa mucho lo que la gente diga y lo que mi familia piense de mi así que no quiero usar el baño y me vuelvo a tirar en la cama.
Mi hermana se gira y pienso que la desperté, pero sigue roncando como si nada y eso me tranquiliza mucho. Muchísimo. Que mi hermana se despierte podría ser un caos terrible para mí, no tenía que despertarse, pero dormimos juntas y encimadas y todo se termina enterando mi hermana. Es imposible que no lo sepa.
Me levanto de nuevo de la cama porque el cólico se intensifico, así que descalza para no hacer ruido, camino hasta el baño en silencio.
Me paro en la puerta del baño a oscuras y tomo el picaporte con delicadeza, todo para no hacer ruido y que nadie se entere de que estoy entrando al baño, entonces hago el menos ruido posible para entrar y entro.
El baño esta frio… como mi alma.
Enciendo la luz, voy al inodoro, me agacho y siento correr el sudor de mi frente esperando a que mi cuerpo actúe, pero no pasa nada.
Me quedo agachada esperando… y sé que no va a pasar nada porque siempre es lo mismo, solo sufro en la cama con los cólicos, muchas horas, no concilió el sueño y al día siguiente me levanto con sueño, con ojeras, sin hambre y con ese dolor sordo en la boca del estómago… mi vida es una pesadilla. Tengo que ir así a la escuela… a la estúpida escuela, donde está lleno de gente indeseable, de la gente básica que hablaba hace un rato.
Ellos escuchan música que toda la gente escucha, van a fiestas, comen mucho, hablan idioteces, usan mucho el celular, esa gente a mí me aburre y yo les aburro también a ellos porque se burlan de mí y no me dirigen la palabra.
Me llaman la “rara” porque no me peino mucho, y voy siempre con ojeras a la escuela porque tengo insomnio. Básicamente lo de siempre la chica rara que llega a la escuela y nadie le habla, la molestan, la insultan, la empujan, pero aquí no hay príncipe azul que viene a rescatarme de todo el mal que me ocasionan las personas de la escuela, la chica va a morir sola hasta que se gradué.