El hombre sin rostro
Diez días para el cumpleaños de Alexa.
Narra Alexa
El despertar en los ángeles siempre me a parecido muy pacifico, no lose me siento protegida. Cuando era pequeña más bien a la edad de ocho años tenia una costumbre muy extraña, todas las mañanas me levantaba y le agradecía a los ángeles por cuidarme pero un día mi padrino Tomás me dijo algo muy extraño, dijo que no le agradeciera los ángeles si no a la vida y que evitara nombrarlos. Pero que podría hacer Tomás siempre a sido muy extraño aunque mis papás dicen que desde que lo conocieron es una persona muy interesante por sus viajes al rededor del mundo lo han echo muy sabio.
Fredy mi padre y mi madre clarisa prácticamente desde hace seis meses han estado preparando un regalo para mi, dijeron que lo que quisiera. En realidad solo quiero un día de descanso ya que con la pintura y mis trabajos en el música bar de sammy me agotan demasiado, no es que me canse el bar de sammy en realidad me encanta trabajar ahí, es muy prendidas todas las noches y me encanta ver como la gente se divierte bebiendo y bailando. No es un lugar vulgar ni nada por el estilo, al contrario es uno de los mejores bares de los ángeles yo y mi amiga luciana trabajamos casi todos los días ahí y la paga es muy buena, servimos copas mientras bailamos. El tema del música bar es bailar asta que el sol salga literalmente a veces es así.
Sammy nos dio trabajo por que queríamos saber lo que era ser independiente y no por que nos falte el dinero o algo parecido, al contrario nuestras familias viven bien. Lo más amargo de contar que trabajaríamos en el bar fueron nuestros padres que pensaban que bailaríamos en alguna especie de tubos, pero vamos el bar de sammy creo que esta más seguro que el fbi, sabemos que el no es un completo santo al contrario sammy es todo un mujeriego pero nosotras somos como sus pequeñas hermanitas.
Creo que una de mis más grandes pasiones es la pintura, amo plasmar todo lo que mi mente llega a imaginarse es como una especie de desahogo. A luciana le va más la escritura, pero lastimosamente ni ella ni yo hemos podido despegar nuestras carreras aunque ya estamos recibidas. Eso es lo más triste amar lo que haces y que no seas descubierta.
Hoy era el día en el que luciana y yo nos anotaríamos en una competencia muy buena a decir verdad, claro nos clasificarían por secciones diferentes ella con un libreto y yo con una pintura. Cada categoría tenia el premio de 1000 dolares algo bueno en realidad ya que teníamos gastos y como las dos vivíamos juntas lo cual es muy malo por que no pensamos y gastamos nuestra paga del bar en lo que se nos venga en gana sin pensar en la renta del departamento. Pero sin mentir a veces aún recibimos ayuda de nuestros padres y que no hablar cuando van los cuatro al departamento a verificar si no hemos creado alguna orgía, si a veces creó que deberían entrar a un manicomio.
Luciana y yo salimos vestidas muy bien para ir directo a el edificio donde estarían las inscripciones.
- Alexa nos conocemos prácticamente desde que nuestros padres nos estaban planeando y juro que ya miraba tu espíritu negro. - Dijo Alexa mientras Caminábamos por las largas calles de los ángeles y se detenía en un ventanal de un edificio que parecía un espejo.
Yo me pare aún lado de ella mientras miraba como se acomodaba algunos mechones de su cabello tratando de que todo en ella este en orden.
- Así me amas querida, creo que sabias cuando me invitaste a tu recamara rosa que te hace marear que yo siempre sería así. - Le conteste cuando empezamos de nuevo a caminar.
Ella volteo a verme y sonrió.
- Claro que te quiero de eso no hay duda, somos como hermanas. No se si recuerdas pero hicimos un juramento aquella tarde en mi habitación, recuerdas bien hermana de chicle. - Ella caminaba como si fuera lo más fácil del mundo caminar con los tremendos tacones que se cargaba.
- Ni me lo recuerdes, aún no supero que intercambiamos nuestros chicles. - Conteste haciendo una cara de asco.
Ella volteo a verme enfadada por recordar que masticó mi chicle con mi saliva, aunque prácticamente ella tubo la culpa y yo igual la lleve yo igual Mastique el suyo.
- Eramos tan tontas. - Contesto cuando dábamos la vuelta en la esquina del edificio al cual nos dirigimos. - Lo único que quiero Al es que dejes aunque sea ponerte un poco de color en tu ropa, tal vez y te consigues por lo menos unos cinco chicos. - Hablo mientras abría las grandes puertas del edificio y entrábamos.
- No estar interesada en esa mierda. - Conteste imitando a un chico de una película que miramos cuando teníamos catorce.