Rowena se paseaba de un lado a otro del salón y ya Grace estaba a punto de enloquecer.
Pero su hija como en todo lo demás, era exactamente igual de impaciente que Sirius, y Grace lamentaba enormemente que hubiese estado presente al momento que le llegó el mensaje de su marido, porque aparte de la impaciencia, le había llovido una indecente cantidad de preguntas. En su mensaje Sirius le decía que ya lo habían encontrado, y que en breve estarían en casa. De modo que la niña quería saber qué era lo que habían encontrado, dónde estaba su padre, y ahora, por qué demonios no llegaba.
Hacía tiempo que Grace había abandonado la cruzada por el vocabulario de Rowena, porque evidentemente con tan poca colaboración de parte de Sirius, era una batalla perdida. Mientras pensaba en ello, vieron aparecer a Sirius en la chimenea y Rowena corrió, pero se detuvo bruscamente a medio camino cuando vio que no venía solo. Y no habría sido tanto que no viniese solo, lo que había causado la sorpresa de Wini era que su acompañante era él mismo, pero más pequeño.
Sin embargo, con aquel innegable parecido, habría sido imposible que no lo supiera.
Pero por primera vez su hija lo ignoró, pasó a su lado y caminó derecha hacia Anthar. Una vez que estuvo al frente del chico lo miró a los ojos, que era como estar viendo los suyos.
Grace miró con preocupación a Sirius, porque conociendo a su hija podían esperar cualquier locura. Sin embargo, lo próximo que sucedió fue que Rowena se colgó del cuello de Anthar.
Grace soltó el aliento, Sirius sonrió complacido y un sospechoso brillo apareció en sus ojos. Anthar por su parte, sintió una extraña emoción que ciertamente no había sentido antes.
Si bien era cierto que Anthar no manejaba a la perfección el idioma, estuvo seguro de que aquella expresión no era muy cordial, pero viendo que su padre reía, pensó que seguramente tenía mucho que aprender.
Pero Grace ignoró la mano tendida del niño y lo abrazó.
Rowena se lanzó a un interrogatorio implacable, y Anthar entendió menos de la mitad de lo que decía su pequeña hermana, pero al mismo tiempo estaba encantado de verla y escucharla. Sirius reía y Grace se preguntaba si su hija tendría algo de misericordia con el pobre chico que debía estar agotado. Pero de pronto Wini se levantó y lo agarró por una mano.
Anthar estaba mareado y ciertamente no había entendido nada, pero antes de salir del salón, Wini miró a su padre.
Anthar más que cansado, estaba sorprendido ante la vitalidad de aquella personita, pero negó con la cabeza.