La estación King’s Cross se convirtió en un hervidero aquel día en cuanto el tren hizo su arribo y comenzaron a bajar los chicos. Las niñas corrieron a los brazos de sus padres, mientras que los chicos caminaban con más calma por dos razones. La primera, porque no solo cargaban con sus baúles, sino con los de las niñas, y la segunda, porque según pudieron ver, tenían mucho éxito entre la población femenina y cada dos pasos debían detenerse a recibir los besos de despedida de ellas. De modo que para cuando llegaron hasta el grupo familiar, Rowena y Victorie tenían muy mala cara.
Después de saludar a todos, Sirius se dirigió a Tyler.
El chico sonrió agradecido, pero fue obvio para todos que, aunque le alegraba ir con sus amigos, había una gran tristeza en su mirada. Llegaron a casa y luego de dejar los baúles en sus habitaciones, bajaron a comer y tal y como prometió Sirius, una vez finalizada la comida partieron hacia el hospital.
Habría sido mucho pedir que Rowena se quedara tan tranquila mientras ellos se marchaban, de modo que al final fueron todos. Mientras Tyler y Anthar entraban a ver al señor Pierce, los Black se quedaron afuera con Alice, quien se mostró encantada con Rowena que, para sorpresa y alivio de Grace, había exhibido unos modales inmejorables.
Ellas se habían visto solo en un par de ocasiones, en las que Grace había acompañado a Sirius a visitar a los Pierce, y la anciana señora le caía muy bien a Grace. Pero antes de que ninguno de los dos tuviese tiempo de agradecer nada, su hija intervino.
Tyler quiso quedarse en el hospital con sus abuelos, pero Alice se opuso y Sirius le prometió llevarlo a diario y así lo hizo durante los próximos días.
Un par de días después de llegar, Lyra amaneció sintiéndose mal. Remus estaba con ella cuando entró Hermione con una bandeja, pero en cuanto se acercó a la cama, Lyra la miró mal.
Pero en opinión de Remus su mujer perdía el tiempo miserablemente. Si había algo que Lyra odiaba era el té, y aquella era una de las muchas manías de su hija que estaban positivamente seguros que le debían a Jason, porque él tampoco lo toleraba, aunque su desagrado se extendía al café, el cual solo bebía en las mañanas, negro, fuerte y sin azúcar. Pero en el caso del té, cuando Lyra estaba aprendiendo a hablar, una de las primeras cosas que aprendió a decir fue: No gusta, y esto a raíz de haber escuchado a Jason rechazar el dichoso té que Annie se empeñaba en servirle. A partir de entonces, Lyra se había negado a probar nada que viniese servido en una taza hasta que estaba ya muy grande, pero seguía rechazando el té.
Afortunadamente tal y como dijo Hermione, solo se había tratado de un leve resfriado que le pasó casi en seguida.
Al domingo siguiente de haber salido de vacaciones, se encontraban todos en La Madriguera, los niños jugaban en el patio mientras los mayores estaban en el Salón y esperaban a Sirius que estaba en el hospital con Tyler y con Anthar, cuando una ráfaga plateada entró posándose frente a Grace.
Grace se puso de pie de inmediato al igual que Bill. Los demás seguían conmocionados con la noticia cuando ya ellos caminaban hacia la chimenea. Pero antes de entrar, Grace miró a Remus.
Bill y Grace salieron al Caldero Chorreante y de allí se desaparecieron hacia el hospital muggle. Aparecieron a cierta distancia y luego caminaron a toda prisa hacia allá. Cuando llegaron, notaron que Alice estaba bastante serena, pero Tyler estaba deshecho. En cuanto el chico vio a Grace, se abrazó a ella y lloró con desconsuelo. Sirius le dijo a Alice que se quedara allí mientras él y Bill se encargaban de todos los trámites.
Mientras tanto en La Madriguera, Remus y Hermione habían reunido a los niños para darles la noticia. Ninguno de ellos había sufrido una pérdida cercana hasta esa fecha, de modo que, aunque los Lupin trataron de ser lo más delicados posible para decirles aquello, el impacto fue brutal. De ellos a los únicos que se les había permitido ir a visitar el hospital eran Lyra, James, Rowena y Victorie por su cercanía con Tyler, por lo que fueron los que peor reaccionaron. Victorie se había desmayado, James maldecía en todos los tonos, porque era su forma de drenar, mientras que Rowena había sufrido un ataque de nervios y pedía a gritos ser llevada al hospital.