Una vez que los chicos habían abandonado el despacho, Grace miró con conmiseración a la profesora. Ella sentía gran admiración por aquella incansable mujer que había dedicado su vida a la enseñanza, y pensaba que no se merecía el tener que lidiar con sus hijos, que definitivamente eran seres malignos, aunque estaba perfectamente consciente que al menos la mitad de lo que eran los condenados, se los debían a sus progenitores.
Sirius difería de principio a fin con lo dicho por su mujer, pero no tuvo ocasión de protestar.
Aunque era exactamente lo que quería escuchar, Sirius tenía cara de enorme sorpresa.
Y dicho esto se apartó muy de prisa mientras los demás reían y luego les fue permitido reunirse con los chicos un momento.
Después que los chicos les dieron todos los pormenores de lo sucedido, ocultando por caballerosidad lo obvio, Grace los reprendió como correspondía, pero no se les escapó que, por algún motivo, Sirius tenía un brillo de diversión en sus ojos, aunque estaba prudentemente callado. Sin embargo, cuando ya se marchaban se detuvo en la puerta.
Aquello le valió un doloroso golpe en las costillas, pero ver el brillo de alegría en los ojos de sus hijos, hizo que valiera la pena.
El incidente protagonizado por Tyler y Anthar, lejos de mermar su popularidad, pareció incrementarla, pero también les trajo el penoso inconveniente de que las chicas involucradas, por algún motivo que solo ellas conocían, porque los chicos no se lo explicaban, parecían creer que lo sucedido les daba más derecho sobre ellos de los que ellos estaban dispuestos a permitir. Y lo sucedido a las puertas del comedor, se repitió en dos oportunidades más, cuando aquellas dos tontas criaturas aseguraban tener todos los derechos sobre ellos. El segundo de aquellos incidentes involucró a Lyra, para desgracia de ellas.
Como era de esperarse, las dos chicas enfurecieron y se llevaron las manos a los bolsillos para extraer sus varitas, cosa que Lyra se dio el lujo de esperar a que sucediera, pero antes de que tuviesen tiempo ni siquiera de pensar en un hechizo, ya las varitas habían salido despedidas de sus manos. Después de lo cual, Lyra se las lanzó a los pies, se dio media vuelta y se marchó.
La última semana de clases fue una tortura, porque los miembros del equipo de Quidditch de Gryffindor, eran asediados por los Slytherin, ya que ese fin de semana jugaban los unos contra los otros. Para el jueves, ya James estaba harto, y a la hora del almuerzo se paró sobre la mesa llamando la atención de todos los comensales.
En la tarde Lyra iba por un pasillo con Victorie y Rowena, cuando escuchó a Demian.