Anthar había sido el que más había tardado en ser dado de alta, Silver y Abigail querían asegurarse tanto de que todo estuviese en orden, como de que la maldición no hubiese dejado ninguna secuela. De modo que no lo habían dejado marchar hasta el día anterior al cumpleaños de Rowena.
El último día del año, Grimauld Place hervía de actividad, ya que era el cumpleaños de la señorita Black. Como de costumbre y siendo que Rowena no se caracterizaba, ni se había caracterizado nunca por la paciencia, a primera hora incluso antes de que el sol se levantase, había irrumpido en la habitación de sus padres y se había lanzado sobre Sirius.
Luego de recibir sus obsequios, Rowena se había ido a la habitación de Anthar, pero cuando se lanzó sobre la cama, se encontró con que ésta estaba vacía. Después de superar la sorpresa, se levantó y fue hacia la puerta del baño.
Rowena sabía que aquello fastidiaba mucho a su hermano, porque en algunas ocasiones cuando ella había entrado a su habitación inopinadamente y él estaba bañándose, ella comenzaba a tocar la puerta y a decirle que se diera prisa, aunque no hubiese un motivo para ello, de modo que Anthar había optado por ignorarla hasta que ella amenazaba con echar la puerta abajo y entrar. Pero en esta ocasión no recibió la airada respuesta de su hermano, de manera que decidió que, si ese necio pensaba que no era capaz, le demostraría lo equivocado que estaba, y a continuación apuntó su varita y abrió la puerta con violencia, pero para su sorpresa Anthar tampoco estaba allí.
Rowena salió con cara de preocupación y se dirigió a la habitación de Tyler, recordando que una vez sus hermanos habían estado conversando hasta tarde y se habían quedado dormidos en los sillones. Sin embargo, la habitación de Tyler estaba tan vacía como la de Anthar.
Sirius y Grace asomaron inmediatamente las cabezas, y al ver la cara de consternación y disgusto de su hija, salieron.
Mientras Sirius y Grace se preguntaban dónde se habían metido los chicos, se escuchó un ruido procedente de la habitación de Rowena, de modo que se encaminaron hacia allí. La habitación seguía en penumbra, ya que seguía siendo extraordinariamente temprano, pero repentinamente estallaron varias luces de colores e inmediatamente después…
En cuanto se hizo la luz, vieron que sobre la cama de Rowena había una indecente cantidad de cajas envueltas en multicolores papeles de regalo.
De ese modo había dado inicio otro día típico en la casa de los Black. Cuando estaban tomando un extraño y madrugador desayuno, considerando las costumbres de ciertos miembros de la familia, la cabeza de Ginny apareció en la chimenea.