Cap. 38 Verdades y mentiras
Cuando Sirius caminaba a toda prisa por los pasillos del Castillo, una ráfaga plateada hizo que se detuviera.
- Sirius, necesito que vengas a la dirección, por favor
Reanudó la marcha ignorando a los alumnos que lo señalaban a su paso, o que intentaban llamar su atención. Unos minutos después subía al despacho y llamaba a la puerta. Al entrar se sorprendió, porque ya estaban allí Harry y los Lupin, pero no solo ellos, sino que estaban también los Slytherin a quienes los chicos habían apaleado, Kovacevic y una mujer a la que no conocía.
- Bien, ya están todos -- dijo Minerva -- lamento mucho esto, pero los señores Black y Potter, cometieron una grave falta al agredir sin justificación alguna a dos de sus compañeros de escuela.
Todos sabían que era absolutamente cierto, porque por mucho que estuviesen seguros que lo sucedido a Tyler era obra de aquellos chicos, no tenían modo de probarlo. Y lo que estuvo a punto de hacer explotar el genio Black, fue la sonrisa de satisfacción de los Slytherin.
- Es por esto -- continuó la directora -- que no me queda más alternativa que asegurarme que reciban el castigo apropiado.
- ¿Castigo? -- preguntó la mujer -- Después de lo que hicieron merecen ser expulsados.
- Disculpe señora Turel -- dijo McGonagall y Sirius miró a la mujer con atención al escuchar su nombre -- pero soy yo quien decide los castigos que se imponen en esta escuela.
- Veremos qué opinan los miembros del Consejo Escolar de eso -- dijo Kovacevic
- Son unos salvajes, y como dije, merecen ser expulsados -- repitió Irina
- Señora Turel… -- comenzó Hermione en tono conciliador
- ¡Tú no me hables asquerosa sangre suc…!
- ¡Señora Turel! -- intervino McGonagall
Y hay que decir que, con ello, quizá salvó a Irina de algo realmente mucho peor, porque Remus avanzó y en sus ojos había una mirada decididamente peligrosa, y por primera vez, desde que ninguno de los presentes podía recordar, era Sirius quien había aferrado el brazo de su amigo para detenerlo. Pero nadie se ocupó de detener a Lyra, quien atacó a Irina con una velocidad y precisión dignas de la sangre que corría por sus venas.
- ¡FLAGELLO! -- el latigazo restalló en el rostro de la mujer y ésta se llevó la mano a él y cuando la retiró y se la miró, se volvió hacia la niña con una mirada de supremo odio
- Vamos a calmarnos -- intervino Harry interponiéndose entre Lyra e Irina -- Ciertamente estoy de acuerdo en que los chicos merecen un castigo -- aceptó aunque no estaba en lo absoluto de acuerdo -- pero pedir la expulsión me parece excesivo.
- ¡Todos son una amenaza! -- gritó Irina -- Acaban de ver lo que me hizo esa pequeña salvaje.
- Le sugiero escoger con mucho cuidado las palabras que usa para dirigirse a mi sobrina, o podría descubrir de manera muy desagradable su error -- advirtió Harry con voz helada -- y si a ver vamos, usted señora fue la primera agresora al insultar a su madre.
- Veamos -- dijo Kovacevic -- soy un hombre razonable, de modo que me daré por satisfecho con una expulsión temporal y una disculpa formal.
- Como ya aclaré, soy yo quien toma esas decisiones señor Kovacevic -- repitió McGonagall
- Muy bien -- dijo él -- entonces lamentablemente nos obliga a elevar nuestra queja ante el Consejo Escolar
- ¿Profesora, me permite? -- preguntó Anthar. Ella lo miró un momento y asintió, con lo que Anthar se volvió hacia los Slytherin y sus padres -- Honestamente me trae sin cuidado si me expulsan, porque les advertí con suficiente claridad a sus hijos, que si algo le sucedía a mi hermano, iba a cobrárselos, y nunca dejó de cumplir con mi palabra. Y ahórrense el decir que no son responsables, porque eso no modificará lo que pienso. De modo que concluyamos esto, hablen con quien les parezca más conveniente, porque nada me moverá decir que no lo hice, ni a cambiar de opinión. Y usted no tiene derecho a pedir que me disculpe, soy lo suficientemente responsable de mis actos, y cuando considero que le debo una disculpa a alguien, pues actúo en consecuencia, pero ciertamente en este caso no hay argumentos para una disculpa de ninguna especie.
- Tendré que modificar mi petición de una disculpa, a la exigencia de una disculpa pública, porque está levantando un falso testimonio contra nuestros hijos -- dijo Kovacevic casi con satisfacción
- Escúcheme -- intervino James, y todos temblaron, porque si bien Anthar decía las verdades en forma educada, no había forma de esperar que James hiciese lo mismo -- quizá no podamos demostrar que ellos lo hicieron, pero eso no lo hace menos cierto. De modo que le sugiero no esperar una disculpa de ninguna clase, y por mí pueden irse ustedes y sus hijos al mismísimo infierno
- ¡Señor Potter! -- exclamó Minerva
- Irina tiene razón, son todos unos salvajes y groseros que se esconden tras sus apellidos, pero me aseguraré de que terminen como merecen, e incluiré la sugerencia de considerar a alguien más capaz para el cargo de Director de Hogwarts -- amenazó Kovacevic para la mayor indignación de todos los presentes
- Si me van a castigar, a expulsar, o lo que decidan hacer, que sea porque lo merezco, y decididamente no lo merezco por haberle dado al imbécil ese lo que estaba pidiendo a gritos, de modo que, aunque usted… ¿señor? -- dijo mirando con supremo desprecio a Kovacevic -- es un hombre mayor, eso no lo hace merecedor de mi respeto, porque para eso se necesita algo más que edad, así que nadie va a impedirme decir lo que pienso y si me expulsan por ello, pues habrá valido la pena. De tal manera que repito, usted y su hijo pueden irse al infierno porque son la misma clase de basura.