Capítulo 2 – Así comenzó él

Al principio, no lo buscaba.

Él simplemente llegó.

Como llegan esas cosas que uno no sabe que necesita, pero que de pronto se instalan en el pecho sin pedir permiso. No hubo fuegos artificiales ni palabras ensayadas. Solo una mirada… Una de esas miradas que detienen el ruido del mundo y dejan todo en pausa por un instante.

Y entonces, sin darse cuenta, comenzó a escribirlo en su historia. Se sentía vista. No como alguien más… sino como si fuera la única.

Él tenía esa sonrisa fácil, esas palabras que sabían cuándo caer. Y ella, que siempre había sido fuerte, que nunca se dejaba enredar, se sorprendió a sí misma esperando cada mensaje, cada llamada, cada encuentro como si fuera un respiro.

Fue bonito al principio. Fue real. Era de esos amores que no nacen corriendo, pero cuando florecen, se agarran con raíces profundas. Con él, sintió por primera vez que tenía un hogar en alguien más. No un lugar físico, sino uno donde su alma se sentía segura.

Él parecía tener espacio para todo lo que ella era. Para sus días fuertes, para sus tormentas, para su forma intensa de amar. Y ella, ingenua, pensó que esta vez sí. Que por fin alguien se quedaría. Pero las historias que parecen eternas también pueden quebrarse en silencio.

Y aunque en ese momento no lo sabía, cada promesa que él construía con palabras suaves ya escondía una grieta. Grietas que, con el tiempo, la harían sangrar. Pero por ahora, no dolía. Por ahora, era amor. Y en sus ojos, él era la respuesta.