Despues de ti, yo

Capítulo 9 – Carta a la que se quedó cuando todos se fueron

Querida tú:

Sé que has llorado en silencio más veces de las que puedes contar.

Sé que fingiste estar bien mientras te desgarrabas por dentro. Sé que esperaste mensajes que nunca llegaron, y respuestas que se escondieron tras mentiras suaves.

Pero hoy, te miro… Y quiero decirte: gracias. Gracias por no rendirte, por seguir levantándote aun cuando lo fácil era quedarse en el suelo. Gracias por amarlo tanto, pero también por tener el valor de amarte más a ti cuando llegó el momento. No fue cobardía irte.

Fue coraje. Fue dignidad. Fue amor propio gritando desde el fondo: "Ya no más." Te fallaron. Te rompieron. Te hicieron sentir pequeña, invisible, insuficiente. Pero nada de eso define quién eres. Eres fuerza. Eres ternura que aprendió a ser espada.

Eres amor que, aunque herido, sigue limpio. Y si hoy te tiemblan las piernas, si aún hay noches en que lo sueñas, si alguna canción te quiebra por dentro… no pasa nada. Porque también estás sanando. Y aquí, en esta etapa donde nadie te aplaude, donde nadie lo ve, yo sí estoy. Yo te veo. Y te prometo algo: Nunca más vas a soltar tu propia mano.

Ya no te vas a poner en último lugar. Ya no vas a quedarte donde no hay reciprocidad. Ya no vas a aceptar mitades cuando tú entregas enteramente. Esta es tu nueva historia. Una donde no necesitas ser salvada, porque tú eres la que se está salvando.

Y sí… vendrán días en los que parezca que todo duele otra vez. Pero también vendrán días en los que vas a reír de nuevo y sabrás —por fin— que no te perdiste… te estabas buscando.

Con amor, Tú. La misma que se rompió… y aún así, está aprendiendo a volar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.