Despues de ti, yo

Capítulo 15 – Cuando todo desaparece, y aún así, tú sigues

Después del fuego… hubo silencio.

No el silencio incómodo del abandono, ni el silencio doloroso de una espera. Fue un silencio nuevo. Un silencio que no dolía. Las cenizas se habían llevado todo lo tangible.

No quedaban cartas escondidas. No quedaban excusas de “tal vez vuelva”.

No quedaban cosas con su olor. Solo quedaba ella. Vacía por fuera, pero ligera por dentro. Se sentó frente a la ventana esa noche. No lloró. Solo pensó. Pensó en todo lo que había vivido, en cómo se entregó entera sin guardarse nada, en cómo, aún rota, supo soltar. Y entonces sonrió.

No porque ya estuviera completamente bien. Sino porque, por primera vez, no tenía miedo de estar sola. Había soltado lo último que lo ataba a su espacio. Y con eso, también soltó la idea de que necesitaba a alguien para sentirse viva. Empezaba a disfrutarse. No como una venganza.

No como una pose. Sino como una verdad interna. Aún recordaba cosas. Claro que sí. Pero ya no eran anclas. Eran historia. Y ella no era pasado. Ella era presente.

Y sobre todo… futuro. Ese día se fue a dormir con una sensación distinta. Como si el alma, por fin, estuviera haciendo espacio. Para ella. Para su nueva vida. Para todo lo que vendría después de él. Y mientras cerraba los ojos, supo algo con certeza: estaba empezando a vivir sin él.

Y se sentía en paz.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.