Despues de ti, yo

Capítulo 17 – Cuando su historia empezó a sanar a otros

Una tarde, sin pensarlo mucho, publicó algo.

Una frase sencilla, algo que había escrito para ella misma en uno de sus días tristes:

“No me fui porque dejé de amar. Me fui porque empecé a amarme.” La subió sin intención de impresionar a nadie. Solo necesitaba soltarlo. Liberarlo del pecho. Hacerle espacio.

Minutos después, empezaron a llegar mensajes. “Gracias.” “Me sentí identificada.” “Yo también me fui así.” “Esto era justo lo que necesitaba leer.” Y ahí lo entendió. Su dolor no había sido en vano. Cada noche rota, cada silencio, cada lágrima que nadie vio, ahora tenía un propósito: acompañar a otros en su propio proceso. Empezó a escribir más.

No como terapeuta. No como experta. Solo como alguien que sobrevivió al amor que la rompió… y encontró el que la reconstruyó: el propio. Cada palabra era un hilo que conectaba con alguien al otro lado de la pantalla. Y sin saberlo, estaba construyendo un puente entre su historia… y cientos más.

La leían. La escuchaban. Le agradecían. Y aunque eso no curaba del todo, le daba algo que nunca pensó encontrar en el dolor: sentido.

Ella, que había callado tanto tiempo, ahora hablaba con una voz firme, tranquila, honesta. Y esa voz no pedía lástima. Pedía libertad. Pedía dignidad. Pedía que nadie más tuviera que romperse para ser escuchado.

No quería fama. No buscaba aplausos. Solo quería que alguien, en medio de su noche oscura, la leyera y supiera: “No estás solx. Yo también lo viví. Y salí.” Porque ahora lo sabía con certeza: su historia tenía cicatrices… pero también tenía alas.




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