Después de todo

Capítulo XXXVII

El avión aterrizó suavemente en la pista del aeropuerto JFK. La ciudad las recibía con su bullicio incesante, luces vibrantes y el ritmo frenético que siempre parecía absorberlas apenas ponían un pie en suelo neoyorquino. Ana miró por la ventana antes de que la azafata anunciara que podían desembarcar. Respiró hondo, este era su territorio, y estaba lista para reclamar lo que le pertenecía.

Al bajar del avión, Aysha la miró con una ceja en alto.

—Bien, ¿y ahora qué, jefa? —preguntó con tono divertido—. Faltan unas horas para la licitación, pero dudo que quieras descansar. —Ana sonrió con mientras caminaban hacia la salida del hangar.

—Me conoces bien. Vamos directo a las nuevas oficinas. Quiero que todo esté en orden antes de la reunión. Aysha, necesito que te reúnas con el abogado y gestiones la transferencia oficial de todo a ti y a Luly. —Aysha arqueó una ceja.

—¿El abogado de tu padre?

—Sí, ha sido leal y profesional, pero prefiero que sean ustedes quienes manejen mis asuntos de ahora en adelante. —Aysha sonrió con satisfacción.

—Sabes que me encanta cuando confías en mí para estos temas legales. Será un placer. —Ana asintió y luego se giró hacia Leslie.

—Tú te ocuparás de la parte administrativa. Mañana comenzamos con las entrevistas para contratar otros arquitectos para la firma. —Leslie chasqueó los dedos y sonrió.

—Por fin vamos a trabajar con un equipo competente, amo verte en plan de jefa. Con Kevin todo era mediocridad.

—Exacto —afirmó Ana con frialdad—. Vamos a asegurarnos de que ni su sombra quede en este negocio, que nadie recuerde que una vez existió. —Luly rio divertida—, y ustedes son el equipo que necesito.

—Ay, amiga, esto es justicia divina. En lo personal y en lo profesional, él nunca fue suficiente para ti.

—Ni como pareja ni como arquitecto —añadió Leslie con burla—. Todo lo que presentó como "suyo" en realidad era tuyo.

No respondió de inmediato. En su interior, sentía la certeza absoluta de que estaba haciendo lo correcto. No se trataba solo de venganza, sino de tomar el lugar que le correspondía sin que nadie más se lo arrebatara. Estaba harta de que Kevin presentara sus ideas siempre como suyas y que su padre no valorara lo capaz y profesional que era.

—Después de todo, ganaste en todos los aspectos —comentó Leslie con una sonrisa astuta—. Te desligaste de tu padre, comenzaste tu propia empresa… y, como extra, te llevaste a un príncipe árabe que hace que Kevin no le llegue ni a los talones.

—¡Y qué hombre!— exclamó con exageración—, no tendrá amigos o parientes que nos quiera presentar. Definitivamente —suspiró Aysha con dramatismo—. Kevin era un amateur en comparación. —Ana rodó los ojos, aunque no pudo evitar sonreír al pensar en Amir y todo lo que provocaba en ella.

—Por cierto… —intervino Luly—, todas pensábamos que tu príncipe vendría con nosotras. ¿Acaso no planea seguirte pronto?

—Lo hará pronto. Tenía algunos asuntos que resolver antes de viajar. —Ana esbozó una sonrisa más íntima, como si al pensar en él una calidez la envolviera.

—Deben ser muy importantes para no querer pegarse a ti como lapa —murmuró Aysha con picardía—. Mira como te iluminas de solo pensarlo-

—Tengan paciencia —les respondió Ana con una mirada misteriosa—. Lo que tiene que ser será, después de todo, me alegro de lo que sucedió con Kevin. Y le agradezco Amir por todo lo que hizo para desenmascararlo. Él tuvo todo que ver con lo que sucedió.

Las tres amigas intercambiaron miradas de complicidad, sabiendo que la relación entre Ana y Amir iba mucho más allá de un simple romance pasajero.

—Hablando de otras cosas serias… —intervino Aysha—. ¿Qué crees que hará tu padre cuando vea que realmente no regresarás a su empresa? —Se encogió los hombros con aparente despreocupación.

—No puede hacer nada. He invertido mi propio dinero, parte de la herencia de mi abuela. Esta empresa es completamente mía. No tiene derecho a detenerme.

—Esperemos que lo entienda y no ponga obstáculos —murmuró Aysha con tono precavido.

Ana suspiró y esbozó una sonrisa tranquila, aunque en su interior sabía que esta batalla apenas comenzaba.

—Por la armonía familiar, eso espero —dijo con ironía.

(***).

El auto negro se detuvo con elegancia frente a un majestuoso edificio en el corazón de Nueva York. La imponente estructura de cristal y acero reflejaba la visión de lo que sería AD. Arquitectura y Diseño: modernidad, innovación y excelencia. Ana, Aysha, Luly y Leslie descendieron con la seguridad que las caracterizaba, vestidas impecablemente, reflejando sofisticación y empoderamiento.

Al llegar a la entrada principal, sus miradas se encontraron con el moderno cartel de metal mate con letras en relieve:

«AD. Arquitectura y Diseño»

Damos vida a tus ideas.

Las luces perfectamente ubicadas realzaban cada detalle, dando la bienvenida a un espacio que exudaba elegancia y profesionalismo. Paredes en tonos neutros con detalles en mármol, iluminación cálida y mobiliario minimalista componían un ambiente de lujo discreto.




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